Dando una bocanada de oxígeno a la presidenta de Brasil, la jornada del martes cerró con la noticia de que el Congreso postergó la decisión de aceptar o rechazar la solicitud de juicio político contra la mandataria. Además, un Tribunal emitió una medida cautelar que impide que se inicie ese proceso.
Brasil (elsemanario.com).- Una medida cautelar dictada por un juez y el rechazo desde el Congreso, dieron un giro de 180 grados -al menos momentáneo- a la solicitud de juicio político contra la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, suspendiendo los trámites por el momento.
Todo inició el martes cuando el presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, resolvió aplazar hasta la próxima semana el dictamen de aceptar o rechazar la petición para iniciar un juicio político con fines de destitución contra Rousseff.
Tras reunirse por más cinco horas con los diputados de oposición y al dar a conocer la decisión, Cunha argumentó que las solicitudes no cumplen las exigencias técnicas necesarias para que pueda abrirse un proceso político contra la mandataria.
[box type=”shadow” align=”aligncenter” ]El presidente de la Cámara Baja, dijo:
“Los opositores me contactaron y pidieron que no analizara el pedido de Hélio Bicudo para aguardar el añadido. Entonces, voy a esperar”.[/box]
En otra ‘ayuda’ para la defensa de la presidenta brasleña provino del Supremo Tribunal Federal de Brasil que ordenó, a pedido de legisladores del Partido de los Trabajadores (PT), suspender los trámites para el de impeachment contra Rousseff.
Según reportes de medios brasileños, el Tribunal Supremo emitió un mandato que impide iniciar el proceso de destitución contra la presidenta si la Cámara no cuenta con una mayoría especial (tres quintos de los parlamentarios) y no mayoría simple como pretendía la oposición.
La decisión del Tribunal da algo de tiempo y oxígeno al presionado gobierno, ya que el mandato únicamente suspende el proceso para tramitar el impeachment.
Este respiro servirá para que Roussef, que había organizado a todo su gabinete y a la parte del Congreso que está de su lado para organizar una fuerte defensa con la intención de bloquear la iniciativa.
Al argumentar su postura, la presidenta brasileña, denunció que sus opositores buscan derrocar a su gobierno, electo democráticamente y de intentar destituirla sin pruebas contundentes, además, los acusó de propagar el odio y la intolerancia entre los brasileños.
Durante una reunión con líderes sindicales, Rousseff dijo que la oposición política está practicando un “golpismo abierto” contra un “proyecto que ha sacado con éxito a millones de brasileños de la pobreza”.
La defensa de la presidenta brasileña también tiene frentes en el extranjero. Proviene de dos de sus más grandes aliados, los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y de Venezuela, Nicolás Maduro, quienes anunciaron este martes que impulsarán consultas regionales en respaldo a la presidenta de Brasil ante la posibilidad de un “golpe de Estado” en ese país.
[box type=”shadow” align=”aligncenter” ]Ambos mandatarios expresaron en conjunto:
“Estamos viendo con preocupación y alarma lo que ocurre en Brasil. (…) vamos a hacer un conjunto de consultas porque parece anunciarse en Brasil una nueva modalidad de golpe de Estado contra la presidenta Dilma Rousseff”.[/box]