La protesta convocada por la activista Ana Ríos, llamada “toplessazo” en las redes sociales, tenía previsto contar con la participación de 8,000 mujeres que acudirían sin la parte de arriba del traje de baño a la playa de Ipanema, en Río de Janeiro; sin embargo, sólo llegó un puñado de ellas, que aún así causaron gran revuelo en los medios de comunicación.
Río de Janeiro, Brasil.- El objetivo de la protesta convocada por la productora cultural Ana Ríos y la actriz Cristina Flores es exigir la legalización del topless, que actualmente es considerado por las leyes brasileñas como un “atentado al pudor”.
La convocatoria generó gran expectativa y decenas de curiosos y fotógrafos de medios de comunicación concurrieron en el lugar. “Un verano sin marcas y sin hipocresía”, había pedido Ana Rios, quien se resistió a hacer topless al considerar que se había convertido en un “circo.
Muchas mujeres informaron que decidieron no ir ante la gran expectativa generada: “Tuve miedo del asedio (…) viendo la repercusión y los comentarios, veo que nuestra cultura aún no está preparada para eso, es una pena”, dijo Julia Barros, una internauta.
Aun con la escasa participación femenina, la protesta generó un debate que se extendió por internet, la prensa y la televisión, en el que hasta numerosos juristas exigieron una modernización del Código Penal brasileño.
“El Código Penal fue hecho para otro mundo y mucho de lo que era obsceno en aquella época ya ha dejado de serlo”, declaró el abogado Leonardo Ribeiro da Luz, especialista en derechos civiles.
La discusión generada ya tuvo un primer efecto en la política, pues el concejal Elton Babú propuso un proyecto de ley que permita la práctica del topless en las playas cariocas.
Sin embargo, la presidenta de la Comisión de Defensa de la Mujer de la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro Tania Bastos, consideró que “para eso existen las playas nudistas”, que en la ciudad son pocas y están en sitios alejados.
Las organizadoras pretendían aprovechar el primer día del verano carioca para protestar contra la “arbitrariedad” que supone esa prohibición. Aún cuando eran pocas las mujeres sin sujetador, fueron respaldadas por cientos de personas de ambos sexos, que aplaudieron la iniciativa y se sumaron para exigir “igualdad de derechos”.
Hubo hombres que, para manifestar su apoyo, optaron por usar los sostenes de sus mujeres a fin de “dejar claro ese absurdo legal”, como lo calificó Rennan Carmo, un joven que exigió la abolición de leyes que “criminalizan el cuerpo femenino”.
La iniciativa del “toplessazo” fue lanzada después de que la actriz Cristina Flores fuera detenida por la policía por “atentados al pudor” al posar para unas fotos promocionales en la playa sin la parte de arriba del traje de baño.
“En Rio hacer topless es visto como un delito. Siempre me pareció extraña esta actitud puritana en Brasil, donde en un momento del año (el famoso Carnaval de Río de Janeiro) se ven mujeres desnudas por todas partes, en las portadas de las revistas, en los quioscos de periódicos”, explicó la organizadora al diario O Dia esta semana.
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