A 70 años del lanzamiento de la primera bomba atómica contra Hiroshima, el primer ministro japonés Shinzo Abe pide abolir el armamento atómico y que se destruyan las casi 15 mil armas de este tipo que hay en el mundo.
Japón (elsemanario.com).- El 6 de agosto de hace setenta años fue, tal vez, el peor día en la historia de la humanidad. Para recordarlo, alrededor de 55 mil personas se dieron cita este jueves en Hiroshima para homenajear a las más de 140 mil personas que perdieron la vida aquel trágico día.
Al encabezar la ceremonia del 70 aniversario del lanzamiento de la bomba atómica contra Hiroshima, el primer ministro japonés Shinzo Abe hizo un llamado al mundo para que esta tragedia no se vuelva a repetir:
“Como único pueblo atacado por una bomba nuclear, tenemos la misión de conseguir un mundo sin armas nucleares”, dijo.
Abe anunció que su país presentará una nueva propuesta de resolución ante la Asamblea General de la ONU en los próximos meses sobre la abolición de las armas nucleares. “Es nuestra tarea dar a conocer la inhumanidad de las armas nucleares, sin barreras generacionales ni fronterizas”, afirmó.
El acto conmemorativo inició cuando las campanas repicaron en Hiroshima a las 08:15 horas de este jueves (hora local), exactamente 70 años después del lanzamiento de la bomba atómica por un bombardero estadounidense; acto que, a la postre derivaría en la rendición de Japón y al final de la Segunda Guerra Mundial.
Miles de personas se congregaron en el Parque Monumento de la Paz de esa ciudad, donde también estuvieron presentes decenas de hibakusha -supervivientes de la bomba-, algunos en sillas de ruedas, para recordar el peor día de su historia y rendir homenaje a sus padres, hermanos, familiares o amigos que perdieron la vida aquel 6 de agosto de 1945.
“Mi abuelo murió aquí entonces y me sigo preguntando qué sintió entonces. (…) Tenía solo 21 años y me duele pensar que murió tan joven”, dijo Tomiyo Sota, un hibakusha.
El alcalde de Hiroshima, Kazumi Matsui, describió las armas nucleares como “el mal absoluto y la inhumanidad definitiva” por ello también se sumó al llamado para la abolición de las armas nucleares y exigió la creación de sistemas de seguridad que no dependan del poder militar.
“Trabajar con paciencia y perseverancia para lograr estos sistemas será vital, y requerirá que promovamos a través del mundo el camino a la paz verdadera revelado por el pacifismo de la Constitución japonesa”, dijo.
Japón vive hoy dividido por una iniciativa impulsada por Abe, que busca expandir el papel internacional del ejército nipón al permitir el envío de tropas al extranjero –algo que no pasa desde la Segunda Guerra Mundial– argumentando que se debe fortalecer la seguridad nacional.
La oposición a la iniciativa del primer ministro japonés, que ya fue aprobada en la Cámara Baja del Parlamento y ahora se debate en la Cámara Alta, sigue fuerte, pero ha afectado considerablemente los índices de popularidad de Abe derribándolo por debajo del 40%.
Muchos de los que aún guardan recuerdos del conflicto y sus secuelas rechazan los esfuerzos de Abe por dejar atrás la Constitución pacifista de Japón, en busca de una posición más robusta en seguridad -un objetivo político clave- y su deseo de adoptar un tono menos apologético hacia la guerra en Asia.
La bomba “Little Boy” de Estados Unidos, que fue la primera bomba nuclear utilizada en una guerra, mató a 140 mil personas. Una segunda, “Fat Man“, cayó sobre Nagasaki tres días más tarde y mató a otras 70 mil, provocando la rendición de Japón en la Segunda Guerra Mundial.