Con China superando a EU como el mayor emisor de gases de efecto invernadero, ambos países se han dado cuenta de que sus intereses se han traslapado gradualmente, afirmaron expertos en cambio climático y altos funcionarios en la COP19 de la ONU.
Varsovia, Polonia.- La rivalidad entre China y EU se ha intensificado desde que el acuerdo de cambio climático de Naciones Unidas se estableció en 1992, contribuyendo al hundimiento de las discusiones de Copenhage, que tuvieron lugar en 2009.
Sin embargo, la relación productiva que podría resultar de una unión entre EU y China, eleva las esperanzas de que las fricciones entre ambos gobiernos se reduzcan, facilitando el modo de llegar a un nuevo acuerdo sobre cambio climático en 2015.
Delegados internacionales se encuentran reunidos en Varsovia para negociar las provisiones de ese acuerdo. Hoy es el último día de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP19).
Zhang Haibin, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Pekín que ha servido como consejero en el Ministerio de Comercio de China, señaló que mientras la cooperación sobre cambio climático con EU ha permanecido difícil, ha aparecido al menos un acuerdo tácito, lo cual representa un gran progreso.
A nivel gobierno, el profesor Zhang considera “que existe cierta convergencia, pues pueden hablar un lenguaje común a este respecto”.
Los países se han manejado bajo el deseo de no ser vistos por las otras naciones como “sobrecontaminadores”, que están hundiendo un tratado internacional.
China sufre una gran contaminación producto de sus cientos de plantas de carbón, por lo que ha invertido millones de dólares en fuentes alternativas de energía que alimenten a sus grandes ciudades.
Por su parte, la administración de Obama, que ha enfrentado órdenes judiciales y presiones de grupos medioambientalistas, se encuentra redactando leyes para eliminar las plantas de combustión de carbón, y esencialmente, prohibir la construcción de nuevas.
Este espíritu cooperativista se mostrará este año con el acuerdo del presidente Barack Obama con el presidente Xi Jinping para trabajar juntos en la reducción del uso de hidrocarburos.
En abril, el secretario de Estado John Kerry anunció la creación de un grupo de trabajo contra el cambio climático China – EU.
La secretaria ejecutiva de Naciones Unidas Christiana Figueres, recalcó que “los EU y China son absolutamente esenciales en este acuerdo. Ningún acuerdo se logrará sin su participación”.
Aún así, permanecen impedimentos formidables para alcanzar un acuerdo en 2015 en París, donde los negociadores tratarán de diseñar un nuevo tratado que reemplace al moribundo Protocolo de Kyoto.
Esto depende del compromiso que los países están haciendo para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, aún temiendo que al hacerlo repercutirá en su crecimiento económico.
También está en medio el asunto denominado “justicia climática”, que determinará quién debe pagar por los daños causados al cambio climático, y cuánto deberá desviarse de los países más ricos a los más pobres para protegerlos de las inevitables pérdidas que acarrea el aumento del nivel del mar y las violentas tormentas.
Y es justo la confluencia de estos dos temas –reducción de emisiones y financiamiento para la adaptación climática- lo que ha frustrado las intenciones de EU y otros países desarrollados de negociar con China.
A pesar de que China se ha convertido en la segunda economía mundial y el mayor emisor de gases invernadero, sigue recibiendo el tratamiento que tuvo al instaurarse la primera convención sobre Cambio Climático de la ONU, cuando aún era un país pobre y subdesarrollado.
China se ha aliado actualmente con los países más pobres de África y los estados más vulnerables ubicados en islas para demandar una serie de reglas y obligaciones que distingan su tratamiento del otorgado a países como EU, Japón, Australia, Canadá y la Unión Europea.
EU argumenta que esas categorías no corresponden a la situación actual, en la cual las naciones desarrolladas pronto alcanzarán los objetivos en la reducción de sus emisiones, y China se convertirá en el mayor emisor en términos acumulativos históricos.
Viendo el asunto prácticamente, las distinciones sugeridas por China tornan al Senado de EU cauteloso de los impactos económicos que podrían tener los acuerdos, por lo que se mostrarían renuentes a ratificarlo por considerar que no existen condiciones de igualdad entre las naciones.
El negociador en jefe del cambio climático por China Xie Zhenhua, admitió en conferencia de prensa que China es ahora el mayor emisor de carbono, lo cual es resultado de la fuerte industrialización de su país.
“Sin embargo, China está tratando de reducir dichas emisiones, sin esperar a que la contaminación alcance los niveles que exigen tomar medidas medioambientales más estrictas”.
Zhenhua reafirmó el principio de separar las responsabilidades de los países ricos y los países pobres, pero que China trabajará a fin de que el trato brinde beneficios a todos los involucrados, “castigando” a algunas naciones para recompensar a otras.
“Esperamos que en las negociaciones no haya países que ganen y países que pierdan”, agregó Xie. “Queremos que todos ganen”.
El director del proyecto Harvard sobre Acuerdos Climáticos Robert N. Stavins dijo que un aproximamiento cooperativo con China sería un gran avance en el tratado, especialmente si ayuda a convencer a otras economías emergentes como Brasil, India y Sudáfrica a unirse.
“Si el siglo XX fue el ‘Siglo Estadounidense’, mucha gente espera que el XXI sea el ‘Siglo Chino’. Y si es tu siglo, no lo obstruyes: lo lidereas”, concluyó Stavins.
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