Tras haber recibido durante semanas a miles de refugiados y en medio de duras críticas al interior del país, el gobierno alemán restableció los controles fronterizos.
Alemania (elsemanario.com).- Tras la abrumadora llegada de más de 60 mil refugiados en las últimas dos semanas, parece que Alemania llega a su límite. Presionado por los gobiernos de los Estados Federados, el gobierno alemán determinó el cierre de su frontera con Austria, una medida que tiene como objeto frenar el arribo de inmigrantes.
La decisión, anunciada la víspera de que los ministros del Interior y Justicia europeos debatan este lunes el reparto por cuotas para aliviar Grecia, Italia y Hungría, implica la reintroducción de controles en sus puestos fronterizos, algo que sugiere la revocación –al menos por ahora– de su política de puertas abiertas a todos los migrantes.
Sin embargo, el ministro del Interior, Thomas de Maiziére, dijo el domingo que esto no quiere decir que Alemania incumplirá con el compromiso acordado con la Comunidad Europea de recibir a refugiados, por el contrario, llamó a los países miembros a que respeten la letra del convenio, que obliga a los refugiados a tramitar su solicitud de asilo en el primer país al que llegan.
Este paso es una señal para Europa y significa que Alemania sigue haciendo frente a sus responsabilidades, pero las cargas de los refugiados deben ser repartidas en forma solidaria”.
La decisión también pone fin a la medida impulsada por la canciller Angela Merkel, quien acordó el pasado 4 de septiembre con su homólogo austriaco, Werner Faymann, abrir las fronteras de Alemania a los refugiados atrapados en Hungría, una medida que provocó la llegada masiva de más de 60 mil personas, sobrepasando completamente la capacidad de los gobiernos locales, en especial el de Baviera.
El gobierno alemán y los mismos alemanes pusieron un ejemplo de solidaridad accediendo a abrir la puerta para el paso migratorio de miles de refugiados que buscan asilo, lejos de sus países en conflicto y, a su llegada a las terminales de trenes de ciudades como Múnich, Berlín, Dortmund o Dusseldorf fueron recibidos con muestras de apoyo.

¿Qué pasó?
Sin embargo, hasta la primera potencia económica europea tiene limitaciones, tan sólo en la región fronteriza de Baviera arribaron durante el fin de semana más de 12 mil refugiados que se asentaron en Múnich, según las autoridades. El flujo sólo se detuvo cuando el Gobierno Alemán ordenó la suspensión del tráfico ferroviario con Austria.
La solidaria iniciativa de la canciller alemana estaba cosechando críticas al interior de su propio partido, los aliados a su gobierno y en todas las capitales de los 16 estados federados.
El jefe del Gobierno bávaro, Horst Seehofer, es uno de los críticos más duros de la política de fontra abierta, calificó esa decisión de Merkel como un “grave error”, postura que fue suscrita por el resto de ministros del Interior regionales, quienes en conjunto advirtieron que la llegada masiva de refugiados podía causar caos.
La presión fue demasiada, y no porque sea una postura injusta por parte de los gobiernos locales al interior de Alemania, de alguna manera mantienen firme su postura de ayudar, pero piden que sea una cuestión compartida por toda Europa y que sea de acuerdo a las posibilidades de cada región.
Reacción, satisfacción y críticas
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, principal crítico y opositor al recibimiento de refugiados, fue el primero en mostrarse congratulado por la decisión de Berlín, reafirmando su postura al calificar como “necesaria” la reimplantación de controles fronterizos.
Igual de dura fue la crítica en Francia donde Henri Guaino, que fue asesor del expresidente Nicolas Sarkozy, y que este lunes ironizó sobre la intención de Alemania de “acoger a 800 mil refugiados”, pero que hoy se ha visto obligada a rectificar.
Alemania quería recibir un millón de refugiados
Las autoridades alemanas estimaban que podrían llegar al país cerca de un millón de refugiados. Sin embargo, tras acoger a más de 60 mil personas en las últimas dos semanas, tuvieron que tomar la decisión de restaurar los controles para frenar la llegada de miles de inmigrantes, debido a que la capacidad de los municipios prácticamente está agotada.
En la frontera entre Alemania y Austria, largas filas de autos se formaron este lunes. Según diversas agencias, cerca de tres kilómetros de cola se registraban las inmediaciones de la localidad alemana de Bad Reichenhall. En otros puntos se identificaron filas de hasta 6 kilómetros de vehículos.