El hecho de compartir un espacio con otras personas se ha convertido en una práctica común, sobre todo en las nuevas generaciones, que han visto esto como la oportunidad de independizarse, vivir en colonias que para un solo inquilino son inaccesibles y que ofrece un modelo muy dinámico para comenzar una nueva etapa, pero antes de ser roomie revisa que el contrato de arrendamiento sea el correcto.
Ciudad de México.- Pareciera que solo basta con encontrar a las personas ideales que busquen las mismas condiciones para habitar una departamento, que acepten los montos que tendrán que pagar cada mes por los gastos generados y que en la práctica, se lleven bien entre todos, pero hay un aspecto legal al que muy pocos ponen atención.
Según José Antonio Manzanero Escutia, presidente del Colegio del Notariado de México, esta forma de ocupación múltiple de un inmueble necesita de un contrato de arrendamiento especial que se denomina de subarriendo.
En declaraciones para El Economista, el especialista asegura que “si alguien va a rentar un inmueble y compartirlo con alguien más, hay que tener presente que esta práctica, conocida legalmente como subarriendo, también tiene un contrato de por medio”.
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Establecer responsabilidades y derechos
Sobre todo en la Ciudad de México, en donde no se puede subarrendar un inmueble, “si no se cuenta con el consentimiento del arrendador primigenio” y esto es una situación tan grave, que “puede constituirse como una causa de vencimiento anticipado del contrato original”.
En ese sentido, para las personas que piensan vivir bajo el modelo de roomies, es necesario conocer las condiciones en que se firmó el contrato original, las áreas a las que tienen acceso, “quiénes quedan como parte de esta relación jurídica, quién es responsable y sobre todo, los derechos y obligaciones del arrendador, arrendatario y subarrendatario”, dice Manzanero.
En esto último radica la legalidad de los roomies, ya que el contrato original debe especificar quién es el arrendatario original y quién se convierte en subarrendador y en qué casos se les concede el derecho de arrendar, lo que le da certeza jurídica a las personas que habitan un mismo espacio.
Así, para evitarse molestias e incluso problemas legales, lo mejor antes de ser un roomie, es revisar que el contrato de arrendamiento sea el correcto y que reconozca y proteja a las personas que cohabitarán un inmueble determinado.