En algún momento pocos creyeron en ellas pero muchos que lo hicieron, en uno de esos giros radicales que da la vida, ganaron millones de dólares con sus inversiones virtuales luego de que aumentaron su valor a límites insospechados, pero las crioptomonedas también se han convertido en una poderosa arma para el crimen organizado debido a la dificultad para rastrear sus operaciones e incluso, se han registrado casos de secuestros y asaltos a mano armada para conseguir estos activos.
Ciudad de México.- Los criminales utilizan todos los medios que tienen a su alcance para obtener lo que desean y las criptomonedas se han convertido en un botín muy valioso para ellos, ya sea con ataques cibernéticos, hackeos de smartphones y dispositivos móviles o incluso a la usanza tradicional de asaltos y secuestros, se han hecho de millones de dólares a través de estas activos digitales.
Según una investigación periodística realizada por The New York Times, en países como Rusia, Ucrania, Turquía, Canadá, Estados Unidos, Tailandia y el Reino Unido, se han presentado estos casos, en donde las víctimas son secuestradas a punta de pistolas para obligarlos a transferir sus recursos a cuentas anónimas que no están asociadas a ninguna identidad real que pueda ser rastreable.
“El problema es que, a medida que se ha ido elevando el precio el descaro de los delincuentes también ha ido en aumento”, asegura la publicación y agrega que quienes tienen grandes cantidades de bitcoines y otras monedas similares, se han convertido en blanco de delincuentes”, esto debido a que los precios de estas monedas virtuales “se dispararon hasta la estratósfera el año pasado”.
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Y más allá de estos casos en donde suceden literalmente robos y secuestros físicos, los activos virtuales tienen muchos frentes desde donde las víctimas pueden ser atacadas, pero el principal problema radica en que el diseño de las redes digitales por donde se hacen las transacciones y transferencias son difíciles de rastrear, incluso para los expertos de las instituciones policíacas más importantes del mundo.
De acuerdo a Fernando Ruiz jefe de Operaciones del Centro contra el Cibercrimen de Europol, el crimen organizado utiliza estos activos virtuales ya que existen ciertas “marañas de transacciones” que impiden ver con “claridad el origen y el destino de éstas”, ya que intercambian y compran criptomonedas de manera continua perdiéndose todo rastro.
En declaraciones que retoma El Economista, Ruiz aseguró que “los delincuentes dividen los pagos en mil cuentas, los vuelven a juntar y los cambian varias veces de bitcoin a otras criptomonedas, lo que dificulta la labor policía”.
Pero incluso hay grupos que intercambian estos activos virtuales por todo tipo de objetos, desde armas, drogas, medicamentos y hasta programas informáticos para introducir virus en ordenadores y los pagos son en criptomonedas como bitcoins, monero o Ethereum.
Ahora, las autoridades apuntan sus investigaciones a las casas de cambio de estas criptomonedas o empresas de intercambios de estos monederos virtuales, que es el destino final a donde los criminales intentan conseguir divisas tradicionales, principalmente euros o el dólares, y por ellos esperan mayor regulación para que proporcionen información sobre quién realiza esas transacciones.