Esta es una de las situaciones más complicadas y si tienes una empresa familiar ¿ya sabes a quién dejar al frente del negocio cuando te retires? Y si no, sabes ¿cuándo es el momento ideal para pensar en posibles candidatos? En la práctica todo se resuelve de manera desordenada ante la falta del líder o por una emergencia que lo aleja de su puesto, pero algunos expertos recomiendan pensar en estas situaciones con mucha anticipación.
Ciudad de México.- Sin duda todo depende del tamaño de la empresa y de los años que tenga de vida en el mercado, pero considerando que sea una compañía bien establecida, que ya superó los momentos críticos de sobrevivencia y ahora está en una etapa que le permitirá operar muchos años hacia adelante, entonces es buen momento para visualizar a largo plazo lo que pueda suceder.
Lo primero es valorar en los hijos quién tiene capacidades, habilidades y gustos para continuar con el negocio, orientarlos a prepararse para que laboren dentro de la empresa familiar y que esto les permita conocer la estructura operacional, financiera y de trabajadores con que cuentan y su desempeño puede ser el parámetro para evaluar a los candidatos que pelean por ser la cabeza de la compañía.
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Pero tal como lo señala el sitio Entrepreneur, esto es un trabajo muy largo que lleva años de trabajo, ya que “una buena estrategia de sucesión lleva, como mínimo, 10 años. ¿La razón? Debes preparar con tiempo a los posibles candidatos y estudiar a fondo quién es el que más le conviene a la empresa, no a la familia”.
Incluso en este proceso ya entran nuevas generaciones y no solo a los hijos directos, lo que hace aún más complicado el proceso de selección, pero con un plan bien definido que sea parte de los procesos de la propia empresa, se evitan confusiones y favoritismos.
A pesar de lo complicado que puede ser tomar decisiones frías, objetivas y racionales, ya que en estos casos siempre pesa demasiado el corazón, “elige al más capaz y sobre todo, salvaguarda los intereses de la empresa y la unidad familiar”, ya que una mala decisión no solamente pone en riesgo la viabilidad del negocio, sino incluso expone a todo los miembros de la dinastía a peleas internas por lo que creen les corresponde.