El gobernador del Banco de México (Banxico) Alejandro Díaz de León, estimó que el abatimiento de la inflación no es un dogma ni un fin en sí mismo, sino un medio para conseguir un objetivo más elevado, como es el crecimiento y el desarrollo en una economía.
México .- Durante la ceremonia de entrega del Premio Contacto Banxico, destacó que la estabilidad de precios es una condición que ha costado mucho tiempo y esfuerzo arraigar, y que conviene preservar como un preciado bien social.
Además, es el mejor uso probado que se puede dar a la facultad de los bancos centrales de proveer al país de moneda nacional, añadió en el evento que convoca a estudiantes de bachillerato, celebrado esta noche en el Museo Interactivo de Economía (MIDE).
El banquero central señaló que una de las causas habituales de la inflación tiende a ser la emisión excesiva de dinero primario para subsanar otros desequilibrios. Por eso, la facultad exclusiva de emitir dinero de los bancos centrales debe ejercer con una enorme responsabilidad y prudencia.
“Cuando un banco central no cuenta con mandatos y objetivos claros y verificables para su accionar, sus facultades pueden llegar a ser mal utilizadas”, advirtió Díaz de León.
Refirió que en distintos momentos del siglo pasado, se pensó que mediante la política monetaria era posible estimular la actividad económica y diversos gobiernos emprendieron una política monetaria injustificadamente expansiva.
“La dolorosa experiencia, así como la evidencia de la política económica dio lugar en las últimas décadas del siglo pasado a un amplio consenso respecto a la conveniencia de que la facultad de emisión de dinero primario se aislara de los ciclos políticos”, anotó.
Además, mencionó, que los bancos centrales como instituciones del Estado se concentran en tratar de mantener una inflación baja y estable, con un horizonte de largo plazo
Afirmó además que México también experimentó en diversas etapas el fenómeno de la inflación, en particular en los años 70 y 80 del siglo pasado se aplicaron políticas de gasto público excesivo y se impuso al banco central la obligación de extender crédito para financiar los consecuentes déficits fiscales.
Díaz de León apuntó que esto propició inflaciones profundamente dañinas para la sociedad que redundaron en recesión económica y deterioro de los niveles de bienestar.