En medio del debate sobre la técnica de fracking, especialistas ambientales opinan que hay más de una razón para preocuparse por este procedimiento.
Ciudad de México.- La fracturación hidráulica, mejor conocida como fracking, es un procedimiento que consiste en la inyección a presión de agua y químicos en pozos perforados para agrandar las fracturas existentes en el terreno y facilitar así la extracción de gas y petróleo.
Especialistas ambientales explican por qué este procedimiento debe ser considerado como una amenaza, pues afirman que trae consigo impactos negativos tanto ambientales como sociales.
Claudia Campero, representante de la Alianza Mexicana contra el Fracking, mencionó que el impacto en el agua, la erosión del suelo, la contaminación ambiental y sus efectos en el cambio climático, así como el riesgo de provocar sismos, son algunas de las razones para preocuparse por el fracking.
Destacó que la razón más notoria es la que tiene que ver con el impacto en el agua, ya que son utilizadas altas cantidades de este recurso, pues un pozo puede consumir entre nueve y 29 millones de litros de agua.
Otro problema con el agua, señaló, es el mecanismo para deshacerse de las aguas residuales, que consiste en introducirlas en pozos de inyección. Estos pozos, precisó la integrante de la organización, “es otra razón para preocuparse por el fracking pues ya se tiene perfectamente documentado cómo los pozos de inyección de agua residual pueden lubricar fallas que estaban inactivas y volverlas a activar, ocasionando actividad sísmica incluso en regiones donde ésta es reducida o inexistente”.
En el tema del cambio climático, refirió que el fracking provoca mayores fugas de gas metano que la extracción convencional, el cual tiene 25 veces más potencia como gas de efecto invernadero que el dióxido de carbono.
Esto además trae problemas de contaminación en las regiones donde se practica, provocando afectaciones a la salud como problemas respiratorios, e incluso cáncer. Pero este no es el único problema al que se enfrentan estas poblaciones, de acuerdo con la especialista, pues las leyes secundarias de la reforma energética también permiten el despojo territorial para la exploración y extracción del petróleo.
El fracking es el capítulo número uno de todas las agendas energéticas de los países. Al respecto, Campero considera que “ha habido una política explícita de los gobiernos, el de Estados Unidos, de promover esta práctica fuera de su país… esto se debe a que se les está acabando el recurso en su país y esto es porque las tasas de declinación, cuando son rocas lutitas, son muy altas. En un año un pozo puede estar dando la mitad de lo que originalmente daba. Esto significa que tienes que ir a otro sitio a hacer una nueva inversión”.
Por su parte, Pedro Landa, especialista ambiental hondureño, sostiene que las fracturas en las rocas son muy peligrosas, y explica: “Si tu tienes un cuete o algo que te explota con la mano abierta, te genera un daño pero no tanto como si tuvieras la mano cerrada y apretada, es esa misma lógica”.
El fracking genera desgastes en los minerales de la tierra y en los sistemas acuáticos subterráneos, de acuerdo con el ambientalista. Sin embargo, opina que el debate debe centrarse en los principales afectados, las personas, y en este sentido se debe “avanzar en la investigación sobre los costos sociales y humanos, así como en el derecho al desarrollo de las sociedades en general”.
Por Andrea Jaramillo.