Salvador Dalí: extravagancia y vanidad

Salvador Dalí fue un artista prolífero pues además de prodicir alrededor de 1,500 pinturas, elaboró ilustraciones para libros, litografías, escenografías, vestuario, esculturas y dibujos. Sin embargo, para algunos la extravagancia y vanidad de este personaje rebasó por mucho su talento artístico.

Un 11 de mayo pero de 1904 nace Salvador Dalí y si bien es cierto que sus obras son un ícono del movimiento surrealista, Dalí también pasó a la historia por ciertas peculiaridades que no sólo se ciñen al medio artístico ya que encarnaba su porpio personaje hasta en los actos más insignificantes de su vida cotidiana.

“A los seis años quería ser cocinero, a los siete quería ser Napoleón. Mi ambición no ha hecho más que crecer; ahora sólo quiero ser Salvador Dalí y nada más. Por otra parte, esto es muy difícil, ya que, a medida que me acerco a Salvador Dalí, él se aleja de mí”, declaró alguna vez Dalí, la persona vuelta un eterno personaje.

A continuación te dejamos tres citas de Salvador Dalí que ejemplifican la vanidad y extravagancia del artista.

“Nunca estoy solo. Tengo la costumbre de estar siempre con Salvador Dalí. Créame, eso es una fiesta permanente”

A no ser que se tratara de hablar de su importancia y reconocimiento, Salvador Dalí simpre hablaba en tercera persona de sí mismo. Es probable que el desdoblamiento de su persona en personaje tuviera origen en su obsesión temprana por diferenciarse de su hermano muerto con quien compartía el mismo nombre. Los padres del pintor hablaban constantemente del otro Salvador y por ello, el artista se empeño en cometer todo tipo de excentricidades para diferenciarse de su hermano mayor, para afirmarse como el Dalí vivo.

Exposición "Dalí en el Centro Histórico
Exposición “Dalí en el Centro Histórico”, febrero 2018

“¡Yo soy el surrealismo!”

Esta fue la declaración de Dalí al ser expulsado del círculo de artistas surrealistas pues no empataba con la dimensión política y moral a la que se vinculaba este movimiento. Aunque se declaraba a sí mismo apolítico, en cierta ocasión dijo que dentro de la monarquía cabían todos los partidos políticos aunque estos fuesen antagónicos. A su salida, los miembros del movimiento surrealista empezaron a hablar de Dalí en pasado, como si el artista ya hubiese muerto.

“No hay nadie en el mundo que no reconozca que tengo una verdadera importancia”

La vandiad de Salvador Dalí se vislumbró desde que estudiaba en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid, pues fue expulsado de la institución tras afirmar que no había nadie en la academia en condiciones de examinarlo porque él sabía más que ellos. Durante su residencia en Nueva York elaboró un periódico, Dalí News, que solo hablaba de él y su vida. El artista creía que su persona albergaba algo de divino y profético, pues su mismo nombre, Salvador, lo destinaba a salvar la pintura moderna del caos así como a anticiparse a las nuevas vanguardias.

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