E-reading y lectura tradicional, ¿se complementan o se excluyen?

Ya sea que prefieras pasar las páginas de un libro con el movimiento de un solo dedo en tu tablet o sintiendo la textura de la hoja de papel impresa, las controversias entre leer un eBook o un libro impreso no dejan de estar presentes entre los amantes de la lectura.

El lenguaje es quizá la más grande invención del ser humano. A lo largo de la historia de nuestra especie, los códigos de comunicación evolucionaron de tal forma que nos han llevado a explorar áreas del conocimiento que no hubiésemos podido alcanzar sin esta compleja capacidad de comunicación.

“La comunicación oral, la que caracteriza a nuestra especie, se vio ampliada por la comunicación escrita desde que precisamente se desarrolla la escritura y se usa para transmitir mensajes, y no sólo para dejar registro de normas y tradiciones. Así pues, la lectura cumple la importante función de complementar nuestro modo de comunicación”, señala Alejandro Ramírez Flores para la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (CANIEM).

Hasta hace algunos años, leer era una actividad en la que predominaba la estimulación no sólo intelectual sino física del individuo, ya que los libros impresos siempre han propiciado la activación de la mayoría de los sentidos del cuerpo: visión, audición, tacto y olfato.

Sin embargo, la lectura en las plataformas digitales ha cambiado el paradigma de la lectura tradicional, pues ofrece al lector otro tipo de interacción con el texto. Imágenes, videos, audio, vinculaciones inmediatas a otros textos, ediciones in situ, entre otros cientos de posibilidades, son algunas herramientas de las que el lector hace uso con el movimiento de un solo dedo.

A pesar del beneficio que ofrece internet al facilitar el acceso a diversos materiales de lectura, es importante destacar que la lectura electrónica, e-reading o ciberlectura, nombres con los que ha sido bautizada la lectura en plataformas digitales, requiere desarrollar una serie de habilidades que no se adquieren de la misma forma que en la lectura tradicional.

En un mar de información inmediata, el lector de plataformas digitales debe aprender a jerarquizar, ordenar y delimitar información; elegir fuentes confiables; relacionar el uso de diferentes lenguajes; manejar distintos programas y plataformas; y por supuesto, concentrarse mucho más en entender y abstraer lo que está leyendo.

La lectura digital y la lectura impresa deben ser complementarias antes que exclusivas, pues amabas ofrecen al lector la oportunidad de enriquecer ya sea la veracidad y calidad de información o bien, la experiencia estética de la lectura.

Algunos datos sobre la producción de libros en México

De acuerdo a las últimas estadísticas arrojadas por la CANIEM, en 2015 se produjeron 145.2 millones de libros en el país, de los cuales, el 32 por cierto fueron para programas gubernamentales.

Producción editorial en México. Foto: CANIEM

En este mismo año, la facturación por libros electrónicos fue de aproximadamente 97 millones de pesos, lo que representa un incremento del 127 por ciento respecto al año anterior.

Por otro lado, el 92 por ciento de la facturación, se generó principalmente en gobierno, librerías, escuelas, tiendas departamentales y de autoservicio, exportaciones y ferias del libro. Tanto en escuela, gobierno y librerías, las ventas mayores provienen de ediciones de educación básica. En contraste, las tiendas departamentales y de autoservicio que reportan la mayoría de sus ventas en los géneros de ficción, salud y desarrollo personal.

Venta de canales por distribución temática. Foto: CANIEM

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