Julio Cortázar y París son inseparables. Rayuela, la obra emblemática de este escritor, se desarrolla un sinfín de cafés, edificios y calles de la metrópoli francesa. En el contexto de la conmemoración del centenario de su nacimiento, los homenajes abundaron, uno de los más interesantes es el de Hugo Passarello, fotoperiodista y compatriota del escritor argentino.
Ciudad de México (elsemanario.com).- Ese grande cronopio que fue Julio Cortázar nació hace 100 años, bueno, hace poco más de cien años, el 26 de agosto de 1914. Con motivo de su centenario, varios países dedicaron el año al generoso autor que sigue cautivando a sus lectores con las historias de famas y esperanzas, la de Horacio y la Maga, las de personajes que se ven impelidos a jugar una partida que han perdido desde siempre.
Entre los homenajes que se realizaron, destaca el de Hugo Passarello, fotoperiodista argentino que vive en París desde hace cinco años.
“El trabajo es visual, lúdico y participativo”
Tal como sucede al comenzar a leer Rayuela, el voluntario que acudió a este proyecto debió tomar decisiones, muy simples en realidad, leer la obra y escoger un fragmento que hablara de una calle, un río o un café para poder ser retratado en ese sitio.
Passarello lanzó esta convocatoria en las redes sociales, al inicio pensaba que sería una serie de nueve u once retratos, emulando a las casillas de la rayuela o avioncito mexicano; sin embargo, pronto se dio cuenta de que los interesados eran más de los que esperaba. Cerca de cien personas, entre artistas, escritores, músicos, bailarines, periodistas, académicos y un amplio abanico de personas se involucraron en el proyecto con sus fragmentos de novela, sus cuerpos, su vida en la ciudad francesa y sus comentarios sobre la obra cortazariana.
Se realizó entre septiembre de 2013 y agosto de 2014, cerca de 70 personas participaron. Los resultados se pueden ver en su versión en línea, en un “libro-objeto” con el que se puede jugar, y en las exposiciones que se continúan organizando para mostrar el trabajo con que los lectores le rinden tributo a uno de los autores más representativos de América Latina.
También los amigos del escritor accedieron a ser fotografiados, tal es el caso del escultor Julio Silva, que marcó la excepción a la regla del proyecto, ya que eligió ser fotografiado de espaldas en la tumba de Julio, que se encuentra en Montparnasse.
El trabajo de este fotoperiodista ya ha sido mostrado en la biblioteca Georges Brassens, en la Biblioteca Louise Michel, en París; en la Casa de Cultura de Neuilly-Sur-Seine, en el Centro Audiovisual de Rosario y en el Café el Sur.
Su proyecto intentó marcar la diferencia del resto de homenajes, artículos y entrevistas que ponderan siempre la obra del escritor y no los lugares y a los lectores. Por ello decidió que entablaría un diálogo entre imágenes y textos, donde los lectores tendrían que jugar con sus lecturas y con el proyecto para encontrar su lugar favorito de Rayuela, lo que hace cómplice a todos los actores, tanto al fotógrafo como al lector, y por supuesto a Cortázar.
Cabe destacar que no hay una secuencia narrativa planeada en esta serie, sino que se tomaron según las preferencias de los participantes. Algunos de éstos fueron el pintor Antonio Seguí, los escritores Martín Kohan, Alberto Manguel, Pablo De Santis, Ana María Shua, Tununa Mercado y el dibujante Rep.
Queremos tanto a Julio, el hombre de corazón generoso que le regaló a la literatura española algunas de las palabras más grandes de su historia.