2018: retos y oportunidades

Como país, en el 2018 afrontamos pruebas de gran complejidad, tanto internas como provenientes del exterior. Es innegable. Sin embargo, aunque sea lugar común, siempre que se presentan desafíos es oportuno recordar que, cada uno, a contracara, puede significar oportunidades. Más aún cuando se cuenta con alternativas para enfrentarlos, como las que hoy tenemos en México.

El desafío electoral

La cita que todos tenemos con la democracia, ante las elecciones federales del 1º de julio es crucial. Todos los procesos electorales son decisivos para una comunidad, pero éste lo es de forma muy especial, por la coyuntura que vive el país, las circunstancias internacionales y las definiciones que hay que concertar en varios temas.

Además de Presidente de la República, elegiremos a 128 senadores y 500 diputados federales, 9 gobernadores, 972 diputados locales,  1,598 ayuntamientos, así como 16 alcaldías y 160 concejales en la Ciudad de México.  Pero más allá de candidatos y partidos, es crucial pensar en términos de visión de país, de proyectos nacionales, al igual que en el caso de estados y municipios.

Los candidatos y los partidos están preparando sus plataformas electorales. La ciudadanía tiene que hacer lo propio. Poner en la palestra agendas de las prioridades, exigencias y propuestas de los distintos sectores de la sociedad. Esa es justamente la oportunidad.

Desde tal óptica, pudiera trabajarse desde ejes torales básicos, que nos interesan a todos y que requieren precisiones, como los siguientes cinco:

  1. Cómo lograr y mantener la paz y la seguridad pública, en especial en las zonas más aquejadas por la delincuencia y la violencia, con estrategias y responsabilidades claras.
  2. Cómo afianzar las bases institucionales y operativas para consolidar un Estado de derecho efectivo, un sistema de justicia imparcial y eficiente y un combate a fondo a la corrupción y la impunidad, con muestras que den certeza de compromisos serios y comprobables al respecto.
  3. Cómo hacer que nuestra economía pase de la estabilidad macro, con bajo crecimiento, al crecimiento de 4% o más anual que requerimos, y con mayor fortaleza macroeconómica. Temas como mercado interno, desarrollo de sectores prioritarios, competitividad y productividad para generar los empleos que se necesitan en cantidad y calidad, desarrollo de las regiones con rezagos, combate a la pobreza y crecimiento y multiplicación de las empresas.
  4. Posición clara sobre la continuidad o fortalecimiento de las reformas que se han realizado y las que hacen falta para enfrentar retos tan importantes como el hacendario y las pensiones.
  5. Cómo consolidar la gobernabilidad democrática en México, con un sistema que propicie la eficiencia en la gestión pública, la cohesión social, una distribución y balance de poderes adecuadas y confluencia de los mexicanos en lo esencial, más allá de diferencias partidarias.

Otros frentes

Como adelantamos, el proceso electoral se torna aún más complejo y determinante por la suma de circunstancias en la coyuntura.

Destaca la relación con Estados Unidos y los impactos de lo que está ocurriendo en ese país en varios asuntos. Por una parte, está la renegociación del TLCAN, pero también la reforma fiscal que acaban de aprobar en su Congreso, y que no puede ser tomada con indiferencia por el reto que implica para la competitividad de nuestro régimen fiscal y su capacidad para atraer y retener inversiones y capitales.

Vienen plazos que se vencen en problemáticas tan complejas como el estatus migratorio de cientos de miles de compatriotas, además de las elecciones intermedias, que serán un termómetro para la posición del Presidente Trump. Asimismo, una más que anunciada política de restricción en materia monetaria, con una tasa de interés de referencia que la Reserva Federal podría elevar hasta el 2%, como no se veía desde la crisis del 2008. Todo esto puede fortalecer aún más al dólar y complicar la necesaria reducción de la inflación en México, por la vía del tipo de cambio.

Además, se dan procesos que también pueden generar volatilidad en los mercados, como la negociación del BREXIT y elecciones en varios países. Igualmente, hay analistas que llevan la estimación del precio del petróleo hasta 60 dólares hacia fin de año.

Se estima que el crecimiento económico nacional se mantendrá, con un rango de entre 1.8 y 2.7% de acuerdo con distintos pronósticos, con estabilidad macroeconómica, pero, como hemos señalado, con varios retos y riesgos.

Hay que resaltar el enorme desafío en seguridad pública, tras uno de los años más violentos en la historia reciente del país, y la prioridad del Estado de derecho. Está en juego la viabilidad del Sistema Nacional Anticorrupción y reformas como la judicial y la nueva fiscalía de la República.

ZEE: oportunidades concretas

Lo menos que necesitamos en ese escenario es una competencia electoral que aumente la incertidumbre y frene inversiones y proyectos. 2018 es un año clave para de reformas fundamentales como la energética, la de telecomunicaciones y la educativa. No sólo para afianzar su continuidad de largo plazo, transexenal, sino en su implementación y en relación con los proyectos de inversión en marcha. Es el mismo caso de las Zonas Económicas Especiales (ZEE), que entran a la fase decisiva de consolidación.

El 2017 fue el año de cimentación de las bases institucionales. Con los dos decretos presidenciales emitidos el 18 de diciembre se ha dado el banderazo de salida oficial de las primeras cinco zonas. Las cuatro comprometidas en el lanzamiento inicial del proyecto, cada una con sus respectivos polígonos –Coatzacoalcos, Lázaro Cárdenas-La Unión y Puerto Chiapas– y una adicional, en Puerto Progreso.

El 2018 será el año del despegue para las inversiones privadas que estamos esperando, en paralelo a los proyectos de infraestructura y programas de gobierno contemplados en cada caso. Lo necesario tanto para la competitividad de cada Zona, como para asegurar los efectos que buscamos en el desarrollo regional y del Sur Sureste en general.

Así, cerramos la primera etapa con intenciones formales de inversión por 6 mil 260 millones de dólares en las zonas con declaratoria, las cuales involucran la creación de alrededor de 20 mil 300 empleos en dos años. La siguiente fase es determinante.

Este año hay que suscribir los dos Convenios de Coordinación restantes, que formalizan, con los estados y municipios correspondientes, la conformación del Área de Influencia para las Zonas de Salina Cruz y Puerto Progreso.

En el primer semestre tenemos que publicar los Lineamientos para el Otorgamiento de Permisos, Asignaciones y Autorizaciones. En ellos se introducen los criterios para que las inversiones detonen todo su potencial productivo, salvaguardando la sostenibilidad fiscal.

De esta forma daremos pie a la solicitud de los primeros permisos para Administradores Integrales. 2018, así, es el año de los primeros concursos públicos y, en paralelo, viene la creación de la Ventanilla Única, caso por caso, en conjunto con la COFEMER, las dependencias competentes, y los estados y municipios.

De igual manera, hay que completar los Programas de Desarrollo, con los programas y compromisos para el impulso industrial en cada Área de Influencia, a través de infraestructura, ordenamiento territorial y políticas públicas.

Muy importante: buscamos que en el primer trimestre quede listo todo lo necesario para las declaratorias de dos ZEE fundamentales, en Tabasco y Campeche. Ésta es una prioridad que requiere de la mayor diligencia, tras comprobarse, con datos del INEGI, cómo en el 2016 se desplomó el PIB de estados eminentemente petroleros.

Como puede verse con este rápido repaso, es mucho el trabajo por delante, en medio de un año complejo por la coyuntura electoral y de otras circunstancias nacionales e internacionales. No obstante, confiamos en que saldremos avante. Ese es el compromiso, porque, además, las ZEE deben ser una fortaleza emergente ante ese escenario.

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