Adaptarnos a la realidad

En 1954, una mujer de California afirmó que una legión de extraterrestres dejó una encomienda para ella: tenía que enviar un mensaje a todos los pobladores de la Tierra… En otro lado del tiempo, allá por los años setenta, un visionario se hizo millonario vendiendo lo impensable: mascotas inmortales.

1. “Nada te ata, excepto tus pensamientos […]”

En 1954, en la ciudad de California vivía Dorothy Martin, una mujer que despertó un día y de la nada les dijo a todos sus conocidos que el fin del mundo estaba cerca. Según contaba, ella recibió un mensaje desde lo que ella autonombraba “escritura automática”, una especie de alfabeto extraño que había descifrado. Afirmaba en ese entonces, que los seres se habían comunicado con ella para indicarle que la destrucción de la Tierra sería el 17 de diciembre de ese mismo año. Su misión era salvar a todas las personas que se reunieran con ella, en un punto apartado de la ciudad. Ahí, una nave alienígena llegaría por ellos, a las 12 de la noche.

El día llegó.

La señora Martin esperaba junto a su grupo de fieles seguidores. Algunos creyentes tuvieron que renunciar a sus trabajos para llegar al lugar citado. Así, entre el miedo y la incertidumbre, llegó la hora y no ocurrió nada. No se acababa el mundo, ni llegaba ninguna nave… Era una farsa.

Dorothy Martin
Dorothy Martin entra en su casa junto a Charles A. Laughead (izq.) (Fotografía: Factor L).

Todos los seguidores esperaban y nada ocurría. Entonces ella tuvo una nueva comunicación con los extraterrestres: En realidad ella había mal entendido el mensaje… No era el fin del mundo, era que ellos, los que renunciaron a sus trabajos, los que esperaron en medio de la incertidumbre y el miedo… ellos en realidad no serían los que se fueran en la nave. ¡Ellos habían salvado al planeta Tierra, al quedarse ahí!

Ellos adaptaron su realidad y se autonombraron los héroes de la verdad.

Dorothy murió en 1992, segura de que había salvado al planeta de una amenaza muy grande.

2. “[…] Nada te limita, excepto tus miedos […]”

En la década de los años setenta, Gary Dahl descubrió que el nicho de las mascotas era uno de los más prometedores. No es nada nuevo en sí; los niños pedían mascotas, luego los papás compraban todo lo necesario para el cuidado de las mismas, y después, al cabo de un tiempo, las mascotas enfermaban, se perdían o morían y, consecuentemente, los niños sufrían. 

Dahl se hizo millonario con una idea disruptiva (y muy inteligente): vendía mascotas que no comían, no era necesario limpiar sus travesuras y lo mejor de todo era que nunca iban a morir.

Las mascotas en cuestión eran piedras de río, las cuales venían en unas pequeñas cajas de cartón tipo lonchera, con tres agujeros en los costados (para que la piedra no se ahogara), también venía un manual diminuto con las instrucciones precisas sobre el cuidado y preservación de la mascota. Las primeras versiones traían una pequeña correa, paja para recostarla y una cinta para sacarla a pasear. Astuto, ¿no?

Gary Dahl
Gary Dahl (Fotografía: Associated Press).

Gary cambió el paradigma de las mascotas para niños. Adaptó la realidad y se hizo millonario.

En ambas historias, la realidad fue adaptada a los acontecimientos, en el caso de Dorothy, las personas que las siguieron prefirieron cambiar su realidad y modificarla de manera heroica. Ellos salvaron la Tierra con su sacrificio. No estaban mal sus creencias. Eran los héroes por haber creído.

En el caso de las piedras-mascota, pasaba exactamente lo mismo: todos sabían que las piedras no eran mascota, pero bajo la idea de que nunca moriría, la gente creyó la promesa de Gary: “no morirían”. No estaban mal sus creencias. Habían comprado una mascota inmortal y harían muy felices a sus hijos con ello.

3. “[…] Nada te controla, excepto tus creencias”[1]

¿Qué estamos haciendo en esta nueva normalidad? Nos enfrascamos en desarrollar ideas que ya existen y las adaptamos a nuestra realidad, o simplemente, creemos que todo volverá a ser como antes. Lo hemos escuchado hasta el cansancio: tenemos que cambiar la realidad. Lo que vivimos ya no es, o ya no puede ser.

adaptarnos realidad
Imagen: GettyImages.

Tenemos que enfocarnos en nuevos productos, nuevos servicios, nuevos canales de distribución, nuevas formas de hacer negocios por la vía digital.

Aquí algunos consejos para la nueva normalidad:

1. No tienes que inventar el hilo negro. Menos en estos tiempos.
2. Tienes que adaptar tu mente y dominarla. No dejes que ella te domine a ti.
3. Fluye con los tiempos, no intentes aferrarte a un mundo que ha cambiado.
4. Capacítate y aprende todo lo que puedas. Si es en línea mejor.
5. Aprovecha todos los recursos que aún tienes y adáptalos a lo que tus clientes viven.

Definir una estrategia disruptiva, con el mayor alcance que tengas para tus clientes o posibles clientes, puede ser la solución que estás buscando; simplemente necesitas adaptar tus productos o servicios a la realidad del mundo para bien. Recuerda: “siempre para bien”.


Notas:
[1] Marianne Williamson, escritora norteamericana.


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