El Capitolio. La segunda lectura

En recientes fechas hemos puesto especial énfasis en los acontecimientos relacionados con las relaciones entre México y Estados Unidos, el papel de Canadá en esta fórmula política-comercial tripartita y en las declaraciones que el Presidente Trump receta a diestra y siniestra.

Sin embargo, muchas cosas subyacen en las historias que emanan de estos encuentros. Las estrategias, la experiencia, el conocimiento, la mística política, la congruencia de los elementos que conforman las delegaciones nacionales de los tres países, la repercusión en la permanencia política de sus respectivos partidos, las razones para revisar acuciosamente nuestros acuerdos y la importancia de su continuidad.

Pareciera haber una especie de patrón seguido por el señor Trump y los integrantes de su equipo para generar una reacción en su contraparte y, como secuela, establecer una actitud determinada frente a ellos, principalmente rampante; declaraciones que pretenden denostar y minusvalorar el status quo, y suplantarlo por escenarios y condiciones de mayor ventaja, para negociar desde una posición empoderada.

En consecuencia, la contraparte puede tomar decisiones con márgenes reducidos, donde las opciones se agotan rápidamente y los reveces o respuestas podrían desencadenar situaciones insostenibles. Definitivamente, visto desde una óptica política exenta de ideología, la respuesta que el gobierno de Estados Unidos ha recibido, ha sido contundente y clara: “México no pagará ni hoy ni nunca ningún muro”. ¿Esperaban esa respuesta? Opino que sí. Sin embargo, los agarramos “mal parados” como para buscar una salida legal y ágil para cristalizar su voluntad. Así que serán los contribuyentes de nuestro vecino país los que inicien pagando su construcción, y, con seguridad, no habrá reembolso alguno.

En el discurso en el Capitolio, ante la representación popular de su país, el señor Trump se enfundó en un traje que no le quedaba, una especie de corsé poco cómodo. Fue una especie de discurso mediante el cual se disciplinaba a determinados lineamientos del Partido Republicano que lo llevó al poder, y como premio a su buen comportamiento, un derroche de aplausos provenientes de la bancada de la derecha. Por su parte, los demócratas contemplaron la escena sentados y conscientes de que ese “maridazgo” aún debía pasar pruebas muy ácidas.

Por momentos, el semblante del joven Senador Republicano Paul Ryan, se tornaba algo conmovido por la escena, la estaba disfrutando, sin duda; pero en el fondo se advertía que había una carcajada estridente contenida entre pecho y espalda. Sólo podemos imaginar lo que pasaba por su mente. El impeachment sigue paseando por la cabeza de los políticos de Estados Unidos. “En política, los puestos no son tuyos, ni cuando son tuyos…”, decía el adagio de un viejo político de mi pueblo.

Pero, ¿cuánto durará esta actitud pactada? Quizá en un par de semanas veamos al Presidente de Estados Unidos con síntomas de asfixia política cuando ya no soporte el corsé en el que se ha metido, y vuelva a ser el caballo bronco que no aguanta la doma republicana. Estaremos pendientes de los mensajes de Twitter del Presidente, ése será el termómetro.

Decir que Trump conectó home run en su discurso frente a senadores y diputados es muy aventurado. Las encuestas son indicadores pasajeros, y lo veremos en las próximas semanas. En política, nada es permanente. Todo se mueve. Y en muchas ocasiones, inadvertidamente.

Ya han sido acusados dos de sus colaboradores más cercanos de haber hecho contacto con el embajador ruso sin autorización alguna, lo cual tendrá un desenlace predecible dado los antecedentes del Consejero de Seguridad Michael Flynn, quien tuvo que renunciar a su cargo por las mismas acusaciones. En el caso específico del Fiscal General Jeff Sessions, éste habría negado cualquier tipo de contacto, sin embargo, ayer mismo aceptó que sí había tenido relación con el embajador ruso, pero que no se trató nada relacionado con la campaña del señor Trump.

Habrá que reconocer que el hecho de haber omitido a México en su discurso, cuando sí se refirió a Canadá como un buen socio, es una exclusión en toda la extensión de la palabra. Espero que nadie haya llorado por tan hondo desprecio. Tendremos que salir a buscarnos la vida por otra parte, quizá en Europa y con nuestros socios latinoamericanos. De estas vías alternas, esperamos noticias impacientemente. Por lo pronto, el Canciller Videgaray ya se encuentra en Costa Rica reunido con sus homólogos de los países pertenecientes al Sistema de Integración de Centro América (SICA), una fórmula de cooperación de intercambio político muy interesante, misma que pudiera crecer si se cuida y cultiva con positiva ambición.

México no puede esperar a que el Presidente Trump baje del lado derecho de su cama para que ese buen día de surte su actitud cambie. La experiencia del equipo mexicano, su formación, su visión y su compromiso son claros y poseen un altísimo nivel. Eso debemos reconocerlo. Deberán hacer bien la tarea y traer buenas notas a casa.

El Senado los estará esperando. Algunos de sus ilustres miembros intervendrán para lucirse en sus diez minutos de fama en la tribuna, erigiéndose en expertos en todos los temas que se abundan sobre la faz de la tierra. Otros, un poco más comedidos, procurarán debatir basados en información global y formularán sus preguntas para extraer la mayor información posible.

Seguimos en el filo de la butaca, pendientes de la información que emana diariamente de estos acontecimientos. Buen fin de semana.

 

ENRIQUE ESCALANTE ARCEO

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