Centroamérica se escribe en el espacio

Honduras, Guatemala y Costa Rica buscan dar un paso al frente en el posicionamiento aeroespacial a través de la puesta en órbita en 2021 del satélite estándar ‘Proyecto Morazán’ –el nombre electo fue en honor a José Francisco Morazán Quezada, independentista centroamericano del siglo XIX–, con el impulso de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), la Universidad de San Carlos (USAC), y el binomio “tico”: Universidad de Costa Rica (UCR) y el Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos de la nación “josefina”. La meta es instalar para el año 2021, en los radares de la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) éste instrumento geo-tecnológico que contribuirá a “generar alertas tempranas para la prevención de desastres provocados por fenómenos naturales”. De acuerdo con datos proporcionados por la especializada revista centroamericana Estrategia y Negocios, la metodología implementada consistirá “en la colocación de sensores en cuencas hidrográficas de los tres países involucrados, para monitorearlas y dar seguimiento en tiempo real a eventos extremos”.

Proyecto Morazán.
Imagen del satélite ‘Proyecto Morazán’ (Fotografía: La Tribuna).

En un principio, antes de cavilar en el propósito alcanzado, me remito a pensar que ya es un triunfo el hecho de que tres países centroamericanos conjuguen esfuerzos, conjunten experiencias y diseñen mecanismos para alcanzar objetivos –que ciertamente se antojan más “complejos” –, en tanto que, al parecer, en nuestra generación global el imperativo es el generar alianzas para “vencer”.

En mi opinión, me parece que ésta es una apertura oportuna para la ciencia joven de la región y mediante el trabajo de forma mancomunada y multidisciplinaria se logrará alcanzar la materialización de proyectos ambiciosos como estos (en tanto se tendrá –al fin y al cabo– una “lectura” construida con códigos técnico-científicos propios de la zona), y así evadir la imposición de métodos tecno-científicos extraterritoriales, los cuales –quiérase o no–, contribuyen de manera permanente a una especie de “colonización científica”, producto del monopolio del conocimiento dictado desde el Norte desarrollado.

Proyecto Morazán.

Por otra parte, creo que en tiempos de degradación medioambiental, incendios de relevancia global (como el acaecido este jueves en la amazonia brasileira), y la hipocresía con que se gestionan los cambios en el planeta, todo conduce a potenciar una dialéctica tóxica (el señalamiento de “el otro”, antes de asumir propias responsabilidades), lo cual invariablemente hace pensar que nuestro universo, pero sobre todo el Homo sapiens (como identifica al “humano”, el profesor judío de Historia Yuval Noah Harari), hace que la carrera por el control y desciframiento de los misterios del cosmos, desde una plataforma no común al humano, se torne en una carrera de “vida o muerte”.

No cabe duda que la imaginación y, en consecuencia, la intangible creatividad –transformada ulteriormente en proyectos, productos, e invenciones– son nuevas formas de desarrollo, por una parte se buscar el bienestar de territorios nacionales; pero, por otra, pretende encontrarse una “suerte de fórmulas”, para mantener activos y latentes los principios de dominación neocapitalistas (producto, creo yo, de una crisis de credibilidad e innovación en los circuitos circundantes en el capitalismo contemporáneo); lo cual requiere un impulso urgente de lo que el destacado colega, Andrés Oppenheimer, repite como un mantra: “innovar o morir”.

Andrés Oppenheimer.
Andrés Oppenheimer, periodista, escritor y conferencista argentino (Fotografía: Semana.com).

En conclusión, creo que esta iniciativa del “triángulo norte” (pero no en la pobreza y exclusión), sino de la inventiva e integración, amerita que reciba un sostenido respaldo de los diversos actores de la región y el reconocimiento e impulso a “subirse al barco” por parte de potencias en la materia, a fin de posibilitar a países dependientes, nuevas formas de incorporarse a una exigente y competitiva lectura del cosmos, para encontrar soluciones locales a problemas globales.

P.D. Representantes del proyecto han dejado entrever que la actividad “busca desarrollar capacidades técnicas, científicas y tecnológicas en materia espacial”.

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