Centros Públicos de Investigación en México

Cuando hablamos de investigación científica y tecnológica solemos pensar únicamente en las Universidades públicas del país. Efectivamente gran parte de la investigación se desarrolla en dichas instituciones, pero en el país contamos con el sistema de Centros Públicos de Investigación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología CONACYT.

Este sistema está compuesto por 27 instituciones de investigación en las áreas científicas, tecnológicas, sociales y humanidades. A su vez, éste se divide en tres subsistemas: Ciencias Exactas y Naturales (10 Centros); Ciencias Sociales y Humanidades (8 Centros); Desarrollo Tecnológico y servicios (8 Centros); y uno más especializado en el financiamiento de estudios de posgrado.

En esta ocasión me centraré en las áreas de ciencias exactas y naturales. Entre los que encontramos a los siguientes: Centro de Investigaciones en Óptica A.C., Centro de Investigación en Alimentos y Desarrollo A.C., Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, B.C., Centro de Investigación Científica de Yucatán, A.C., Centro de Investigación en Matemáticas, A.C., Centro de Investigación en Materiales Avanzados, S.C., Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica, Instituto de Ecología, A.C., Instituto Potosino de Investigación Científica y el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, S. C. Todos los centros se encuentran distribuidos a lo largo del país y algunos de ellos cuentan con diversas sedes.

Los objetivos son muy diversos, ya que dependen de su área de especialización, pero en términos generales todos buscan: A) Generar conocimiento científico y promover su aplicación a la solución de problemas nacionales. B) Formar recursos humanos de alta especialización, sobre todo a nivel de posgrado. C) Fomentar la vinculación entre la academia y los sectores público, privado y social. D) Promover la innovación científica, tecnológica y social para que el país avance en su integración a la economía del conocimiento. E) Promover la difusión y la divulgación de la ciencia y la tecnología en las áreas de competencia de cada uno de los Centros que integran el Sistema y F) Fomentar y promover la cultura científica, humanística y tecnológica de la sociedad mexicana.

No tengo la menor duda en decirle que todos y cada uno de ellos son centros de excelencia reconocidos a nivel nacional e internacional y su contribución va mucho más allá de lo que imaginamos. El año pasado, tuve la fortuna de visitar al Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, S. C. (CIBNOR) y me llevé una grata sorpresa, no sólo por la hospitalidad con que me trataron, sino porque me di cuenta de las potencialidades con las que contamos en el país.

El CIBNOR realiza investigación y desarrollo tecnológico en las ciencias biológicas y en el uso, manejo y preservación de los recursos naturales. Para ello, se subdividen en los departamentos de: acuicultura, agricultura en zonas áridas, ecología pesquera y planeación ambiental y conservación. Como mencioné previamente, además de hacer investigación cuentan con la formación de recursos humanos a nivel posgrado y ofrecen una serie de servicios especializados, asesoría y consultoría. Pero también tienen una oficina de transferencia tecnológica y por si fuese poco un parque de innovación tecnológica.

Durante mi visita me entrevisté con diversos investigadores para conocer algunos de sus proyectos y fue muy alentador encontrar una serie de experiencias exitosas y muy interesantes de las que ahora le hablaré.

El primero de ellos se denomina “Biorrefinería para la producción de biogas, biodiesel e hidrógeno a partir de microalgas y aguas residuales domésticas. (Proyecto INECOL con un módulo de participación del CIBNOR) en el cual participa la Dra. Lora Vilchis. Dicho proyecto se inserta en la preocupación sobre la crisis de los energéticos y precisamente, este proyecto busca contribuir con alternativas para la producción de energéticos basados en las microalgas. El objetivo general del proyecto es la generación de conocimiento de frontera a nivel laboratorio y de planta piloto, de un Sistema Integral de Biorefinería para la producción de biogas, biodiesel a partir de microalgas y de hidrógeno a partir de residuos algales, utilizando aguas residuales domésticas.[1] Para ello, han comenzado un proceso de selección de cepas, búsqueda de especies con alto potencial energético, aislamiento de especies, cultivo y evaluación de los contenidos de lípidos. Probablemente muchos de nosotros no entendemos las minucias del proyecto, pero lo que sí sabemos es que el desarrollo científico y tecnológico que de aquí se desprenda, contribuirá enormemente con un tema de interés para el país y para el mundo sobre cómo hacer frente a una posible crisis energética de recursos fósiles y las opciones de abastecimiento de energía por otros medios naturales y renovables.

Otro de los proyectos que tuve la fortuna de conocer está a cargo de la Dra. Gómez Anduro, quien ha desarrollado junto con su equipo un proceso de evaluación de metodologías para la detección de elementos transgénicos en campo y así compararlas con una herramienta colorimétrica de detección de ADN para seleccionar y validar una técnica sensible, específica y de bajo costo que pueda ser transferido como tecnología al personal de inspección y monitoreo de organismos genéticamente modificados (OGMs) en México. Puede ser que ahora mismo a usted esto le suene sumamente complicado, pero lo resumiré en lo siguiente.

Cuando hay una modificación genética en algún cultivo, es muy difícil identificar todos los OGMs presentes; usualmente suele hacerse prueba gen por gen, sin embargo, esto suele ser costoso y tardado, por lo que este grupo de investigación se ha planteado el objetivo de desarrollar un kit de bajo costo y que pueda ser usado fácilmente por productores o personal de inspección de las agencias nacionales encargadas de ello, lo cual significaría llevar un registro oportuno, rápido y barato sobre la presencia de OGMs en el campo mexicano. Hace un año, cuando los entrevisté, ya tenían una serie de resultados importantes y se encontraban en proceso de definición sobre la mejor ruta comercial y/o de transferencia para el desarrollo que a nivel mundial es algo innovador y altamente competitivo que solucionará grandes controversias en el tema.

Estos son sólo dos ejemplos de lo que se hace en el CIBNOR. Me gustaría hablarle de algunos más, pero por el espacio lo haré en otra ocasión, ahora me gustaría que nos quedáramos con la idea de que en México se cuenta con centros de investigación de excelencia, con desarrollos de primer nivel y que muchas veces lo que nos hace falta es mayor conocimiento sobre lo que está sucediendo en la ciencia y la tecnología en el país. Para mí ha sido muy motivante conocer estas experiencias y mi intención al compartirlas aquí es difundirlas y emocionarlos con lo que he ido descubriendo durante estos años y, de nuevo, hacerlos reflexionar que la investigación y el desarrollo tecnológico sólo cobra sentido cuando solucionamos problemas tangibles, presentes en nuestro día a día, aunque a veces no nos demos cuenta de ello. Hasta la próxima.

[1] Información recabada del sitio oficial del CIBNOR.

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Jesús Fuentes

Gracias por difundir información de los CPIs. Le invito a conocernos, la estructura aquí referida se actualizó recientemente y en CIATEJ trabajamos en temas de Salud pública muy relevantes.

Marcela Amaro

Estimado Jesus, muchas gracias por tu comentario. Espero podamos organizar algo pronto y así conocer más de lo que hacen en el CIATEJ.
Saludos cordiales
Marcela

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