China y Estados Unidos: tensiones in crescendo

Hemos insistido en esta columna que es fundamental comprender que las tensiones entre Estados Unidos y China se mantendrán en el largo plazo, y mucho más allá de las comerciales. Un par de aspectos son relevantes al respecto.

Primero. Todo indica que las tensiones irán en aumento entre ambos países y por lo menos hasta las elecciones en noviembre de 2020 en Estados Unidos. Los frentes en estas tensiones son múltiples: de la Organización Mundial de la Salud en plena crisis global del COVID-19 –con la seria amenaza de la Administración Trump de retirar su financiamiento a la OMS–, al cierre de Institutos Confucio en Estados Unidos ante presiones por parte del Departamento de Estado, así como el retiro de visas a periodistas, tensiones con respecto a Taiwán y el apoyo militar de Estados Unidos y ni hablar del comercio y el caso emblemático de Huawei. Las acusaciones por parte de la Administración Trump del “virus chino” y de su creación en laboratorios chinos –con la explícita amenaza de solicitar reparaciones– también es de la mayor relevancia ante la pandemia global.

Donald Trump y Xi Jinping
Donald Trump y Xi Jinping (Imagen: Financial Times).

Segundo. Ya habíamos analizado a detalle que “la tregua comercial” acordada entre Estados Unidos y China, el 15 de enero de 2020, era “ilusa”: China se comprometía a incrementar sus compras estadounidenses hasta en un 400% en un grupo de rubros agrícolas durante 2019-2021; ante la crisis del COVID-19 y el desplome del comercio internacional y particularmente entre Estados Unidos y China, los acuerdos de enero son absolutamente imposibles. Sería entonces completamente comprensible (sic) que la Administración Trump no esperara hasta 2022 para llegar a esta conclusión, sino que utilizara el argumento desde ya en el ámbito de la campaña electoral.

Tercero. Desde inicios de 2020 ambos países vienen restringiendo e imposibilitando que periodistas chinos en Estados Unidos y estadounidenses en China ejerzan sus labores bajo la calidad migratoria específica: el Departamento de Estado en marzo de 2020 exigió que un máximo de 100 periodistas chinos obtuvieran visas con tal fin –con lo que alrededor de 60 periodistas chinos perdieron esta calidad migratoria–; China canceló la visa de prácticamente todos los periodistas del New York Times, Washington Post y Wall Street Journal y el 9 de mayo de 2020 la Administración Trump volvió a escalar el tema:  periodistas chinos que trabajaran para empresas no-estadounidenses (sic) obtendrían una visa de trabajo de máximo 90 días. El tema es muy significativo, ya que el conocimiento directo entre ambos países se restringe signficativamente y dependerá crecientemente de terceras fuentes informativas.

Cuarto. El caso de Huawei, desgraciadamente, sigue haciendo olas y estando en el centro de las tensiones EEUU-China. Si bien las tensiones entre Huawei y Estados Unidos iniciaron formalmente al menos el 1º de diciembre de 2018 con la detención de Meng Wanzhou, alta funcionaria de Huawei e hija del dueño de Huawei, Ren Zhengfei, éstas han continuado al día de hoy: apenas el viernes 15 de mayo de 2020 el Departamento de Comercio de Estados Unidos exigió una licencia de exportación para cualquier empresa proveedora de semiconductores de Huawei, cuyos productos contaran con software o diseño estadounidense y/o de origen estadounidense.

Ren Zhengfei y Meng Wanzhou
Ren Zhengfei y Meng Wanzhou (Fotografías: CNN).

Esta nueva ley, a ser implementada desde el 29 de junio de 2020, es mucho más restrictiva que medidas anteriores –orientadas a fabricantes de semiconductores estadounidenses– y afecta a buena parte de la red de proveeduría de Huawei, incluyendo a empresas de Taiwán (TSMC) y de otras nacionalidades, con repercusiones para otras potenciales empresas en el futuro bajo el argumento de la “seguridad nacional” (estadounidense). El objetivo es explícito: impedir el éxito de Huawei con su tecnología 5G como baje global de las telecomunicaciones en el corto y mediano plazo.

Quinto. Apenas el 11 de mayo de 2020 la Administración Trump ordenó a un fondo de inversión de trabajadores del gobierno federal (TSP) de Estados Unidos no invertir en acciones chinas: las implicaciones para los flujos financieros –también de China en Estados Unidos– pudieran ser dramáticos en el corto plazo.

china y estados unidos
Ilustración: El Finaciero.

Todo lo anterior invita a examinar la relación EEUU-China como una relación entre dos grandes economías en plena competencia y con implicaciones mucho más allá del comercio. Es también de la mayor relevancia contrarrestar las “ilusas” opiniones de medios, funcionarios y organismos empresariales que insisten que México “automáticamente” se verá inundado por inversiones chinas ante estas tensiones. No existirán tales inundaciones y no se verifica empíricamente al día de hoy y hasta que las autoridades mexicanas –SHCP, SRE y Secretaría de Economía– no se tomen en serio la relación con China y consideren e implementen las ya existentes y propuestas agendas estratégicas México-China.


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