Fermín Rivera, imprimiendo hondura y empaque a una faena de bella factura, ha logrado conmover a los pocos que lo vimos en la plaza pero a los muchos que le vieron por televisión y lo verán en las repeticiones de los espacios taurinos que nos desharemos en elogios para una gran faena.
Olé por los pases cambiados caminándole con gracia a Gavioto de San Mateo que era débil pero que tenía una gran nobleza al embestir a la muleta sabia de Fermín que con la izquierda y la derecha dictó cátedra de bien torear para embelesarnos. Como remate una estocada ejemplar en la suerte suprema con el primor de ver como vaciaba la suerte cruzando perfectamente la muleta para ejecutar el volapié.
A hombros se fue de la plaza Fermín, bien merecido lo tiene.
Pedro Gutiérrez Lorenzo por su parte con Fresnillo le latía el corazón con prisa pero tuvo el reposo y el valor sereno para imponerse a la lluvia, al viento y a la codicia de un toro maduro que si bien metía con claridad la cabeza al embestir por el lado derecho no era un toro de embestida fácil y algo conservaba de brusquedad.
Mayor mérito para Pedro que dio muestra de claridad de ideas y de pundonor a mi modo de entender ha sido su mejor tarde en La México, con un estocada entera si bien un poco trasera pero dando el pecho consiguió merecido trofeo.
Christian Ortega puso voluntad pero no fue suficiente para remontar a toros que le oponían dificultades que no pudo domeñar. Así es de duro el toreo unos a esperar noticias de más contratos otro a pensar cómo hacerle para levantarse de la debacle.