A todos mis lectores quiero agradecerles inmensamente sus valiosas opiniones; da gusto ver que tenemos libertad de expresión y aunque no pensemos igual, hay respeto.
En esta ocasión tocaré un punto que para mí es clave, dado que repetidas veces he dicho que nosotros mismos podemos poner nuestro granito de arena para mejorar “nuestra sociedad”.
Estoy completamente seguro que en cualquier viaje que hayamos hecho, ya sea de negocio, placer, vacacional, solos, con la pareja, con la familia, etc., nos hemos encontrado con algunos de nuestros compatriotas que hacen “maravillas” con sus pocos recursos; pienso en mucha de nuestra artesanía y particularmente, por citar un ejemplo, en tejidos y bordados hermosos hechos totalmente a mano, con colores vivos y contrastantes que, cuando vienen a ofrecérnoslos, ¿cuál es nuestra típica reacción?… ignorarlos porque nos molesta que interrumpan una conversación (y que para nosotros puede ser muy importante). He visto a muchas personas enojarse tanto, corriéndolas de mal modo, cuando lo único que desean es llevar el alimento a su mesa. ¿Les ha pasado algo similar?… ¿suena la campana?… no dudo de que sea así, pero aparte de este punto que es relevante a mi parecer, se encuentra “otro”, verdaderamente, imperdonable (y ofrezco una disculpa a quien se sienta aludido): ¿por qué en lugar de pagar el “precio que nos piden”, siempre queremos ¡regatear¡? (lo triste es que quizás el dinero que establecen para su trabajo artesanal, sólo les sirva, si bien les va, para unos tacos de frijoles, pues desconocemos si podrán volver a comprar los insumos para hacer una vez más el tejido o el bordado).

Como expuse, no sabemos sus costos, pero nos gusta regatear y hasta en ocasiones alardeamos de lo bueno que somos para “saber negociar”… ¿es en serio?, ¿eso mismo hacemos en las tiendas de conveniencia?, ¿almacenes?, o ¿departamentales? Claro que no. Entonces, si no lo hacemos con empresas que tienen buenos márgenes de utilidad (con sus promociones constantes, últimamente más frecuentes, por cierto; o en sus “noches” especiales en las que bajan algunos de sus precios; lo cual indica que hay tela de dónde cortar, ¿o no? ), por qué seguimos teniendo este tipo de prácticas con nuestra gente que probablemente habita en una humilde vivienda de cartón, duerma en piso de tierra, no tenga agua ni luz, ni servicios necesarios (obligación, por cierto, de los gobernantes que se hacen ciegos al problema). ¿La verdad? No lo entiendo, queremos cambiar “la desigualdad” y, en lugar de eso, la promovemos, claro que sin justificar la acción, nos salga el comprador o vendedor que llevamos adentro y con ello justificamos impulsar la artesanía, pero insisto, ¿es correcto? Por qué en lugar de eso, ¿no le damos un poco más?, estoy completamente seguro que $10.00 o $15.00 no nos harán ni más pobres ni más ricos, pero cuando lo haces, créanme que te sientes bien, no se los puedo describir, hay alegría por dentro, pero lo más importante no eres tú, sino ver la cara de alegría del otro, sí, alegría. ¿Sabemos cuánto tiempo les llevó la hechura de la prenda? Claro que no, pero les aseguro que ellos (as) no están pensando que te ganaron; no, probablemente te den las gracias de una forma tan especial que seguramente “nunca” olvidarás.
Desde luego que no somos Robin Hood y no puedes ni estás en condiciones de hacerlo con “todos”, es imposible, pero espero que después de leer esto, a través de nuestros medios de comunicación llamadas “redes sociales”, lo promovamos, pues considero que podría ser un cambio positivo para estas personas, serían varios granitos de arena para nivelar el margen de vida de ellos.

Estoy de acuerdo en que algunos dirán, “bueno, y entonces para qué pago impuestos”; siento la misma rabia, impotencia, lo dije en mi artículo anterior, es una desgracia ver cómo pasan presidentes de diferentes partidos y no hay un cambio claro. Creo de manera firme que eso simplemente “NO” pasará, el sistema está tan corrompido, que es imposible limpiar la casa en seis años; hay una enorme miopía en no percatarse de que aunque las cabezas cambien, el mal está metido hasta las entrañas. Desde luego que tenemos personas con buenas intenciones, que desean acabar con ese monstruo llamado CORRUPCIÓN, pero ¿qué puedes hacer cuando logras llegar a algún puesto de la dependencia y te dicen, “o te adaptas o te vas”?, todo se encuentra, repito, tan amañado que no lo acabarás en tan poco tiempo.
Y les pregunto ahora, ¿creen que ya se acabó el HUACHICOLEO? Desde luego que no; ya no se habla tanto del mismo, fue un disparo al aire, pero imaginen el tamaño de negocio que es, ¿cómo lo paran?, ¡por favor! No quiero decir que ya nada hay por hacer, desde luego que sí.
Confieso que sin ser partidario del jefe de Estado, deseo que le vaya bien, porque de ser así, nos irá bien a todos. Hago hincapié en lo que apunté más arriba, tenemos libertad de expresión, pero también debe haber respeto pese a no coincidir en las mismas ideas, por el bien de nuestro querido México.
Ustedes, ¿qué piensan?, seguimos en contacto, ¿les parece?
Indiscutiblemente,esta es una triste realidad en nuestro país como es posible que en cualquier centro comercial y supermercados en los que nos dan el precio que quieren(por tanto bombardeo publicitario)paguemos sin regatear y hasta los centavos dejamos para el redondeo,mientras que a nuestros paisanos quienes están bajo el rayo de sol,bajo la lluvia,expuestos al frió y demás cambios climáticos y quienes con sus manos realizan un trabajo digno para llevar de comer a sus familias;a ellos si les regateamos??es inaceptable,pero haciendo conciencia de ello, es como cada uno podremos poner nuestro granito de arena para un verdadero cambio.Por tanto mi granito de arena ha sido y será comprarles a esas personas necesitadas con la finalidad de ver su “cara de gratitud cuando uno les compra”,definitivamente es la mejor satisfacción de un acto de buena fe,ya que con esto los motivamos a darse cuenta que su trabajo y esfuerzo vale la pena ya que reciben una remuneración a cambio y no solo estirando la mano como mucha gente lo hace.
Efectivamente es una verdadera lástima que así seamos con nuestra propia gente, siempre he admirado a las personas que con sus manos desarrolla unas verdaderas obras maestras con materiales que nos da la naturaleza y ellos tienen la inteligencia para transformarlas.
Veo con tristeza que mucha gente del exterior valora más el trabajo que nosotros mismos; deberíamos sentirnos orgullosos de que en Mexico exista gente “honesta, trabajadora, humilde e inteligente” que busca ganarse un pan con el sudor de su frente, a veces los miramos con desprecio y los menospreciamos pero cuantos de nosotros quisiéramos tener la habilidad que ellos tienen y parecernos aunque fuera un poquito a ellos, pues siempre he pensado que la característica principal de una persona exitosa es la ” Humildad”.
Pensar en nuestras raíces, es grandioso, gente que viene quien sabe desde donde, con las inclemencias del tiempo… el costo de lo que hacen con sus propias manos se va en la mano de obra por el tiempo que le dedican, el amor con que hacen las cosas, y seguramente sacrifican eso, la mano de obra para poder vender, realmente no le ganan nada pues para ganarle la hechura debe ser parte del costo y a este sumarle su ganancia, es una pena que haya quien todavía les regatee, sin embargo así es. Es noble y padre tomarlos en cuenta en su tema de hoy Arqui, ojala explotemos nuestras tradiciones, pues vaya que nuestras artesanías son únicas, que esto sirva para generar un cambio de consciencia en aquellos que acostumbran regatear a nuestra gente.
Coincido en que deberíamos apoyar más comprando productos elaborados en México, a nuestro artesanos que sin lugar a dudas realizan un trabajo manual asombroso y poco remunerado. Muchas de las veces preferimos comprar en esas grandes tiendas y sin darnos cuenta enriquecemos a empresarios extranjeros. Deberíamos optar por comprar en la tiendita de la esquina o en los comercios que se encuentran conformados por capital nacional.
Muy buen tema, Ing. Ricardi. La realidad es que hay que hacer algo y hacerlo ya, vivimos en un mundo tan globalizado que nos ínsita a tener “gustos predeterminado, querer comprar ciertas marcas, ir a ciertos lugares, etc.,” ¿Quién hace publicidad a nuestros artesanos mexicanos? ¿Qué va pasar cuando nuestra generación de adultos ya no pueda hacer artesanías? Me pregunto si las nuevas generaciones se inclinarán por estos oficios, muchas veces la sociedad se niega si quiera a escucharlos, miran a las personas con vestimenta de sus regiones como si fueran bichos raros, no somos empáticos, se nos hace “exagerado” el precio que designan a su trabajo, es más sencillo para la mayoría ir al centro comercial a comprar una artesanía el doble de cara, pero de marca. Y aquí es donde nos damos cuenta por qué hay tantas personas que nacieron en pueblos de nuestro bello México que hoy están en el extranjero buscando mejor economía para su familia, ¿Era necesario irse? Tristemente muchas veces la respuesta es: Si. Nosotros mismos estamos empujando el cambio que no queremos, no estamos valorando nuestro México, sólo me queda esperar que no llegue una empresa extranjera (China) a comercializar y malbaratar a nuestra gente.
Sigamos apoyando a nuestros pueblos mágicos y no hablo de los 121 oficiales (que por cierto ya no tienen apoyo ni promoción del gobierno) hablo de todos los pueblitos a los que podamos ir.
Lo seguimos leyendo, se agradece un buen texto como este para cambiar el chip y concientizar del tema.
Saludos
Como siempre un excelente artículo, me puso ha reflexionar para generar un cambio conmigo misma y a mis amistades cercanas.