Cuidado con los análisis superficiales en temas de salud y economía

He seguido con particular interés el debate entre las personas, cuya postura es que la parálisis económica es más grave que los decesos que pueda causar la pandemia provocada por el COVID-19, ambas situaciones requieren análisis por parte de las personas e instituciones encargadas de orientarnos en esta grave situación, algo más sólido e informado que las opiniones que escuchamos en las redes sociales y los medios de comunicación. Es muy grave opinar sin conocimiento. 

Reflexionemos lo siguiente.

11 de marzo de 2020. El director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom, anuncia que han evaluado que el COVID-19 puede caracterizarse como una pandemia.

27 de marzo de 2020. La directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, anuncia que la economía mundial entró en una recesión debido a los efectos de la pandemia del COVID-19.

La pandemia se define por eventos impredecibles, pero recurrentes, que pueden tener consecuencias graves para la salud humana y el bienestar económico mundial. Sin embargo, no menciona la falta de servicios de atención médica y la imposibilidad de atender a los enfermos, la desesperación, el dolor, el sufrimiento por familiares enfermos y los decesos de seres queridos.

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Ilustración: El Economista.

En el caso del COVID-19, el FMI menciona que éste ha sido el detonante que provoca la recesión en la que estamos, aun cuando varios especialistas insisten en que la economía del mundo se encontraba en una situación muy frágil y que una recesión mundial era inminente.

Una recesión se caracteriza por el empeoramiento de la economía durante al menos dos trimestres consecutivos, suele acompañarse de disminución del consumo, de la inversión, de la producción de bienes y servicios. Lo cual provoca, a su vez, que se despidan trabajadores. No se ve en esta definición el dolor, la desesperación de las cabezas de familia que no pueden llevar comida a sus hogares, las pérdidas de vivienda, del sacrificio de bienes y ahorros, la pérdida de oportunidades de estudio de los jóvenes, de patrimonios esfumados, de sueños sin cumplir, y más situaciones terribles.

Algunos líderes dicen que unos miles de muertos son mejoresque enfrentar una recesión, para ello sostienen que 21,000 muertos entre 450,000 infectados (4.7%) –cifras al 27 de marzo de 2020 a nivel mundial– es un daño menor al impacto de las consecuencias por los problemas en la disminución del ritmo económico mundial, además hay otras enfermedades que provocan muchas más muertes.

Según la OMS, las cuatro principales causas de fallecimiento por temas de salud en el mundo son:

1. Cardiopatía Isquémica y el Accidente Cerebrovascular: 15.2 millones de personas (2016).
2. Enfermedad Pulmonar Obstructiva: 3 millones de personas (2016).
3. Cáncer de Pulmón, Tráquea y Bronquios: 1.7 millones de personas (2016).
4. Diabetes: 1.6 millones de personas (2016).

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Imagen: Cuba Hora.

Bajo este argumento, 21,000 (4.7%) muertos sobre 450,000 infectados parecen cifras pequeñas. Insensible, pero contundente. Sin embargo, veamos más a detalle.

Se estima que el porcentaje de la población mundial que puede resultar infectada por COVID-19 es del 70%; sobre una población mundial actual de 7,625 millones de personas, el 70% de la población infectada sería de 5,337 millones y con un factor de deceso de 4.7%, estamos hablando de 250,086,250 muertos, ¡son cifras alarmantes! No podemos permitir la muerte de tantos seres humanos. No existe evento en la historia de la humanidad que sume tal cantidad de muertos.

Además, no conocemos el impacto futuro del COVID-19 o de sus posibles curas, no tenemos suficiente información de una enfermedad que se detectó por primera vez el 1º de diciembre del 2019, ¡nos falta conocimiento! Por ejemplo:

· Aún no nace la primera generación gestada bajo los efectos del COVID-19 y no sabemos qué pueda pasar.
· Desconocemos si las personas infectadas asintomáticas en el futuro puedan desarrollar síntomas o secuelas.
· Tampoco conocemos el comportamiento del virus en menores de edad y qué consecuenciasfuturas tendrán.
· No sabemos los efectos que puedan tener las ulteriores vacunas en el largo plazo al ser desarrolladas a toda velocidad y sin ser probadas en forma exhaustiva.

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Ilustración: El Colombiano.

Podría mencionar muchas más variables que no podemos predecir, ¡sabemos muy poco de este enemigo!

No es sensato e inteligente hacer menos la pandemia por COVID-19, ¡las consecuencias pueden ser catastróficas!

Lo que enfrentamos es diferente, festejo las buenas intenciones y ocurrencias por los señalamientos de remedios y soluciones a base de platillos gastronómicos, limpias, imágenes religiosas, curas en los medicamentos genéricos o anuncios de que por tener dinero o no en el banco se es inmune, así como tampoco creo que la recesión se solucione saliendo a la calle a comprar todo lo que podamos en abonos.

Los problemas complejos no tienen soluciones únicas, los problemas complejos requieren análisis, conocimiento y múltiples soluciones; se requiere la participación y compromiso de todos, por supuesto que habrá dolor y sacrificio, se necesita liderazgo e innovación ante un mundo que es diferente a partir de ya. 

Aunque no queramos, todo cambió y debemos enfrentarlo.


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