EL RECLAMO A GRITO SILENCIOSO DE LA CIUDADANÍA:

A DIEZ AÑOS DE LA MARCHA BLANCA

Entrevista exclusiva a Fernando Schütte Elguero

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Fernando Schutte

El 27 de junio del 2004, cientos de miles de mexicanos salieron a las calles. Uniendo sus voces con una demanda única, en un evento sin precedentes en nuestro país: exigían a las autoridades una respuesta ante la creciente ola de inseguridad y violencia que se vivía en México. Secuestros, asaltos con violencia, inseguridad y una atmosfera permanente de tensión y angustia eran moneda corriente en ese entonces.

Hoy hace diez años se llevó a cabo la Marcha Blanca que congregó a la ciudadanía local y de otros estados, para RECLAMAR unidos, con un fin común: cambiar a México.

En entrevista exclusiva para El Semanario, el Maestro Fernando Schütte Elguero, reconocido empresario inmobiliario, catedrático y ferviente activista social, nos habla acerca de los orígenes, las consecuencias y el ambiente actual del país, en materia de seguridad pública y otros temas de interés social.

Corría el año de 1994 cuando, a raíz de un incidente personal, el Maestro Schütte se planteó la idea de promover una campaña en contra de la violencia. La iniciativa tuvo un impacto tal, que posteriormente se convertiría en el logotipo del programa México unido contra la delincuencia, presentada por el entonces Presidente Ernesto Zedillo, y que contemplaba un plan integral en contra de la inseguridad. Este fue el antecedente de lo que posteriormente sería una manifestación de proporciones inimaginables en nuestro país.

“Mis inquietudes y las de un grupo de organizadores con los cuales comparto el deseo de ver un cambio positivo en México fueron el motor principal para una iniciativa como la Marcha Blanca; surgió de la necesidad de tener un mejor país, y de contar con la posibilidad de influir en alguna forma para que eso sucediera. Ya antes habíamos tenido la oportunidad de organizar una serie de acciones enfocadas a erradicar la violencia en nuestro país.”

Para el 2004, Fernando Schütte ya había sido Presidente de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI), tenía una reconocida trayectoria académica en numerosas universidades de México, España y América Latina en materia de negocios inmobiliarios, Historia y Filosofía, además de contar con reconocimientos como la medalla Luis Barrios al mérito inmobiliario (2003), o la Legión de Honor Nacional (2000).

“A pesar de los esfuerzos con organismos y asociaciones civiles para que se sumaran a esta iniciativa, la intención de los que participamos en este movimiento siempre fue la de mantener un clima en el que no apareciera un grupo dirigente, sino de que se viera como lo que fue en realidad: una iniciativa realizada a partir de y a favor de los mismos ciudadanos al final pienso que ese objetivo sí se logró”.

Con respecto a las implicaciones en materia política, Schütte Elguero comenta que no fueron pocos los intentos de diversas facciones partidistas por desacreditar o trasgiversar el motivo original de la marcha, por lo que tomó una serie de medidas con el fin de despolitizar el movimiento, puesto que corría el riesgo de tomar un tinte completamente distinto al motivo original.

“Sucedió de todo; algunos tenían la intención de colgarse de esto para hacerse propaganda; hubo quienes sugirieron incluso que Martha Sahagún la presidiera, otros tantos pretendían emitir discursos de corte eminentemente político. Nosotros no estábamos en contra de que cualquier funcionario político, del partido que fuera, se uniera a la manifestación, pero no en su calidad de funcionario público, sino como ciudadano. Se propuso que marcháramos en silencio y que llegando al Zócalo cantáramos el himno nacional; en ese sentido creo que logramos despolitizarla, algo que me parece que se debe hacer siempre con aspectos como la seguridad pública, por ejemplo. Es un derecho, y como tal, no puede obedecer a ningún partido”.

Schütte Elguero, quien también fue presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública del Distrito Federal (CCSP) considera que los medios de comunicación siempre se mantuvieron a favor de la ciudadanía, manteniendo una postura abierta a recibir todo tipo de opiniones, convirtiéndose en un factor clave para su difusión, alejada de intereses particulares y cuyo destinatario era el gobierno en todos sus niveles: federal, distrital y estatal.

“Los medios no solo permitieron que se difundiera la convocatoria, sino que impulsaron el movimiento. En buena medida ellos (los medios) hicieron la marcha. De cierta forma la gente que dirige y trabaja en y para los medios de comunicación también exigía una solución a todo esto”.

Sobre la importancia que tuvo el movimiento en ese entonces, Schütte Elguero asevera que fue un evento sin precedentes en la historia del México actual, puesto que no se ha repetido una marcha de tal magnitud y con el poder de convocatoria que tuvo. Algunos medios de comunicación hablaron de más de medio millón de manifestantes; otros aseguran que rebasaban el millón. Algunas fuentes registraron una congregación de más de dos millones.

A pesar del impacto que tuvo en la participación ciudadana, la Marcha Blanca fue un acontecimiento que en su opinión no fue “entendido” por los organismos de seguridad, ya que NO se generó la respuesta que se esperaba de las autoridades.

“La gente tenía toda la esperanza en que esta marcha cambiara nuestra realidad. Los responsables de seguridad en ese momento, a nivel federal y en algunos estados no la entendieron, no la leyeron bien y no accionaron con la prontitud con la que debieron haberlo hecho”, asegura Schütte Elguero, con cierta desazón. “Hubo un sentimiento general de frustración en los ciudadanos al ver que no pasaba nada, al comprobar que las autoridades en ese momento estaban ocupadas en resolver otros asuntos”.

La Marcha Blanca, la marcha más grande que haya sido realizada en la Ciudad de México, y en todo el país, respetuosa, digna, organizada para representar la voz de toda una ciudadanía, ¡No había sido atendida! ¡No había sido comprendida! ¡No había sido escuchada!

 

A diez años…

En cuanto al panorama actual, el diplomado en Filosofía por la UIA nos comparte su visión en lo referente a la participación de los actores políticos y sociales:

“Aterrizando en el momento actual, observamos que recién se está dando una atmósfera de integralidad: hay una conjunción de esfuerzos de parte del gobierno dentro de sus propias dependencias en todos los niveles, algo que no se había visto durante las últimas administraciones; en su momento, cuando sucedió lo de la marcha, las organizaciones civiles estaban muy bien conformadas,   y aunado a eso, tenías al ciudadano abierto, dispuesto a poner de su parte para que realmente hubiera un cambio en lo que le correspondía… desafortunadamente las dependencias de gobierno no supieron aprovechar esa oportunidad. Esa indiferencia fue un golpe muy duro porque se atentó contra esta cultura de la legalidad, del ciudadano que recurre a las autoridades para hacer valer sus derechos. Esto ya no existe actualmente. Basta ver a la figura del policía, hacia la cual el ciudadano común ya no siente respeto alguno, sino que se cuida de él”.

 

Dentro del ámbito político, resaltó las acciones que el gobierno del actual Presidente, Enrique Peña Nieto, ha efectuado en materia de seguridad:

“En la administración presente se están haciendo esfuerzos realmente grandes para combatir este problema; se comenzó con la integración de las diferentes secretarías y organismos nacionales para crear un programa a pequeña y gran escala, en coordinación con todas ellas; tenemos estados como Nuevo León, Nayarit, Puebla, Campeche, Sonora, Sinaloa, Baja California Sur y Colima que han sido rescatados de la inseguridad; es cierto que aún falta mucho por hacer, pero ya se están tomando medidas al respecto, y los primeros resultados de esto ya son visibles; en ese sentido, creo que el Gobierno de la República está haciendo bien las cosas”.

Caso muy distinto de lo ocurrido hace diez años, cuando el gobierno hizo caso omiso de las peticiones de la ciudadanía. Esto trajo como consecuencia que la sociedad comenzara a entrar en una fase de apatía. Si las autoridades no eran capaces de responder efectivamente ante este reclamo organizado, justificado y sin intereses partidistas ni consecuencias desfavorables, lo que vino después fue un proceso progresivo de la indiferencia, a la abulia generalizada. Hoy en día, no es descabellado afirmar que el ciudadano común es el menos participativo, el menos interesado en reconstruir el tejido social. Hoy en día no se presenta como un factor activo para su propia reconfiguración.

“No solamente hablamos de la seguridad; dentro de esta iniciativa ciudadana, que poco a poco se fue apagando. Se han ido perdiendo otros valores, como la civilidad y otros principios igual de importantes; me parece fundamental que el tema de la educación se contemple desde la familia y en conjunción con la escuela para cambiar nuestra actitud; yo sigo viendo que la gente abre la ventanilla de su coche para tirar basura, que los peatones cruzan las avenidas en lugares que no están asignados para ello, que la filosofía de ‘el que no tranza no avanza’ prevalece hasta el día de hoy; desgraciadamente mientras siga siendo esa la cultura, la sociedad de nuestro país no se va a transformar”.

En lo referente a convocar a una segunda marcha, hoy, a diez años de lo sucedido en la capital del país, el Maestro Schütte considera que, por un lado, no tendría el mismo impacto que la primera, por los motivos antes expresados; por otro, en el contexto actual sería necesario retomar el interés por generar un cambio, pero desde otro enfoque:

“Ante este panorama, la propuesta sería rescatar a México desde una conciencia individual. Creo que ya no se trata de convocar a marchas multitudinarias, ni de aferrarse a querer cambiar la mentalidad del otro; yo creo que a estas alturas lo que podría funcionar en materia de civilidad, y educación, sería justamente hacer lo que me corresponde como individuo, manejarme desde un punto de vista personal, por tratar de definirlo de alguna forma; creo que a partir del cambio individual y del ejemplo, se puede contagiar ese deseo de transformación como ciudadanos, y entonces sí hacer un frente común para rescatar al país”.

En contraste con la visión que Fernando Schütte contempla como estrategia de cambio y organización social, cabe destacar que hay ciertos casos en los que la unión ha representado la fuerza: uno de ellos es la configuración de grupos de autodefensa en varios territorios del país, ante la falta de respuesta de las autoridades.

“Yo creo que todos somos autodefensas en cierto sentido; el que no tiene su casa en una privada, le puso una reja a su calle, o una alarma en su casa, o un candado al coche; es interesante como cada quien se cuida a sí mismo, pero rara vez cuidamos al otro; el tema de los grupos de autodefensa representa una cohesión en ese sentido, y surgió por circunstancias en las que el Estado mexicano dejo un hueco en materia de seguridad, pero no creo que los ciudadanos debamos de tener facultades o comportamientos de policías, y menos con armas de uso exclusivo de las fuerzas armadas, que además son armas de muy alto calibre y de procedencia desconocida. Yo diría que fue un fenómeno que surge de manera natural, como una necesidad, pero que con el gobierno actual, no tiene razón de ser; por ese lado, los organismos de seguridad ya tienen una presencia, mediante la intervención de un comisionado especial en esas agrupaciones. No tienen razón de ser y es favorable que hoy en día se hayan pasado del lado de la legalidad. Hoy son fuerzas rurales”.

Considerando que hay un elevado porcentaje de ciudadanos que están en edades de entre los 15 y los 25 años, el tema de la juventud fue uno de los temas abordados como manera de cierre a esta entrevista.

Ante el panorama actual de desempleo, de falta de oportunidades de desarrollo académico y económico, el desinterés y la falta de credibilidad en las instituciones por parte del sector joven, el Maestro Schütte Elguero declara:

“Tendríamos que analizar de qué jóvenes estamos hablando. Si se trata del grupo de jóvenes que sí se organizan, que participan activamente y opinan, hablamos de un grupo muy pequeño. Hoy existe una subsecretaría de prevención en la cual se están rescatando áreas deportivas, de cultura, recreación, etc. Esto me parece fundamental para accionar y generar un cambio. Tenemos muchos ‘ninis’ y es necesario ponerlos a hacer algo para que dejen de serlo. Es necesario motivarlos. Los jóvenes no son el futuro, sino el presente de nuestro país. Me encantaría ver que hubiera muchos movimientos, no importa de qué facción o religión, pero que consideraran el factor de autoformación en todos los sentidos. Pienso que los jóvenes conservan algo que es maravilloso, que tiene que ver con ser estóico, el decir ‘yo me fajo por mi país’; retomar valores cívicos bien entendidos. El mensaje para los jóvenes sería ‘¿No les gusta su realidad? CÁMBIENLA’; es una suerte de egoísmo bien entendido, bien encausado”.

Otro de los factores que el Maestro Schütte Elguero considera indispensable para fortalecer nuestra sociedad, es el que se relaciona con nuestra identidad como país, como nación:

“Hay que contemplar las cosas buenas de este país. Es increíble como existen fenómenos como el futbol que son capaces de detonar y hacer emerger nuestro nacionalismo de los lugares más profundos. En ese sentido, concluyo diciendo que lo único que espero es que nos vaya bien en el partido del próximo domingo; creo que rescatar ese sentimiento nacionalista es fundamental para sacar adelante a México, por lo menos en una primera instancia, ya nos encargaremos de encausarlo después”.

 

Cuánta riqueza y pasión de este gran mexicano, que nos unió con sus compañeros organizadores en el reclamo más asistido en la historia del país México: la Marcha Blanca

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