Docencia digital: incentivar pensamiento, el compromiso básico

Ha iniciado el irrevocable proceso de la generalización de la docencia digital. De aquí en adelante, nunca más se volverá a enseñar de la manera como se hacía.

Figura tutelar en la formación y transmisión de valores, visiones del mundo, ideas, tradiciones, y un amplio repertorio de todo aquello que nos constituye como sujetos, el educador ha ocupado un lugar central en todas las sociedades.

Cuesta trabajo pensar en una figura que pudiera tener un mayor reconocimiento y aprecio social, que la de quien educa.

La remuneración es otro tema y otra cosa. No se dice aquí que no importe. Sólo se subraya que la valoración social tiene innumerables formas y expresiones.

Los docentes han sido a lo largo de las historia de las sociedades de todos los tiempos, protagonistas de la hazaña que ha sido enseñar a leer y escribir a un porcentaje muy alto de la población mundial.

Por razones que competen a la propia lógica de las herramientas y tecnologías de la información, los docentes no han jugado ese mismo papel respecto a las herramientas y plataformas digitales.

docencia digital
Ilustración: Working Solutions.

La irrupción de la Era Digital ha traído consigo a los usuarios multipantalla y multitarea. Mas no sólo eso. Ha traído también aparatos en los que de manera cada vez más acentuada predomina para su uso lo intuitivo.

No es que niñas y niños “nazcan sabiendo de computadoras y celulares”, como suele decirse coloquialmente.

Lo que ocurre, más bien, es que esos artefactos están diseñados de acuerdo con los procesos simples de exploración, prueba y error, y rutas marcadas por la intuición. Esa misma de la que, con todo arrojo y alegría, la niñez es el reino.

Si hubiera que trasladar, pues, la lógica de la primera alfabetización, la que enseñó a leer y escribir, ¿qué tocaría entonces enseñar a los docentes de nuestro tiempo, dado que pareciera que los aparatos se aprenden a usar solos?

La pregunta es simple, la respuesta no. Es simple porque el lugar que la Era Digital tiene deparado para los docentes, podría decirse, es el mismo: ayudar a comprender el mundo, acompañar en el tramo de la vida que corresponda.

Sin embargo, la respuesta al nuevo sitio que toca a ocupar a educadoras y educadores, no es sencilla, ya que el cambio de época implica nuevas formas de configuración del pensamiento.

No estamos solamente frente al cambio de ciertas tecnologías por otras. Lo que hoy se vive es la traslación de todo un sistema de valores, representaciones, ideas y prácticas sociales y culturales, desde un sitio a otro.

Era digital
Ilustración: Whashington Post.

Lo digital que la nueva época implica, no reside en los objetos y sus usos, lo hemos dicho una y otra vez.

Lo digital, el arribo personal a la nueva Era supone la asunción vital y puesta en práctica desde lo propio, de las nuevas experiencias que suponen un mundo en Red.

Pensar y relacionarse en RED va mucho más allá, entonces, de conectarse o no a Internet o de la habilidad que se tenga, por ejemplo, para usar Zoom.

La configuración de un horizonte cognitivo y representacional en RED trae aparejado el desplazamiento de las nociones de liderazgo típicas del autoritarismo vertical, por sólo poner un ejemplo.

La autoridad tendrá que ser construida, en este marco de lo digital, no por la acumulación y dosificación de la información, sino por la capacidad para acompañar al otro a valorarla y organizarla, por citar otro aspecto de fondo que aparece en la agenda de retos de los docentes de nueva época.

La pandemia, sin duda, ha sido la coyuntura que ha venido a acelerar la adopción masiva de tecnologías digitales de uso educativo.

Habrá que considerar, empero, que no ha sido el confinamiento social el punto de partida de la enseñanza digital, sino más bien un catalizador que ha marcado un punto de no retorno.

ensenanza digital
Ilustración: Ioewenberg.

Valores como la empatía, que ya estaban ahí, en la tarea docente cotidiana, ha tomado nuevas formas y se han adaptado a una situación de emergencia planetaria, valiéndose de plataformas digitales que pasaron de ser auxiliares a ser la base de la posibilidad de mantener el contacto con los educandos.      

Quien esté pensando que el regreso a las aulas físicas será un punto y seguido del mundo que quedó suspendido con la pandemia, se equivoca rotundamente.

No hay nueva ni vieja normalidad. La normalidad es y ocurre en el presente continuo. Es un río en cauce que, desde Heráclito hasta nuestros días no ha dejado de cambiar y permanecer.

La normalidad de los días por venir supondrá, por eso, sin duda, nuevos compromisos básicos de los docentes.

Facilitar el desarrollo de competencias, tal y como demanda el presente, y demandará con aún más ahínco el futuro cercano, implicará para los docentes reafirmar su papel como incentivadores del pensamiento.

Convocar a elaborar procesos de comprensión y resolución de situaciones desde y hacia el orden de lo complejo, es hoy, más que nunca, la tarea.

El compromiso básico.


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Sara Gerson

El río en cauce que es la normalidad, y que a lo largo de la historia no ha dejado de cambiar y permanecer es la más elocuente metáfora del tema que he leído, gracias querido Toño

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