El aire está en la creatividad

¿Cuándo terminó el siglo XX?, ¿el 31 de diciembre de 2000?, ¿y cuándo comenzó el nuevo milenio, al día siguiente? No sabemos bien qué dirá la historia más adelante, pero sin duda el COVID-19 marcará un antes y un después de nuestra noción de temporalidad, de seguridad y, sobre todo, de normalidad.

En estos días es tan fácil confundir estados de ánimo con ideas; si se está agobiado o triste, el futuro se transforma en una incertidumbre amenazante; si es la rabia lo que se instala en nosotros, la fantasía destructiva y refundacional se apropia de toda capacidad interpretativa. La alegría, la pena, el miedo, el optimismo, el enojo, el cansancio, como las sensaciones y las emociones pasajeras que siempre han sido, no deben confundirse con herramientas reflexivas. Y, sin embargo, lo hacemos. Tal vez sea porque la creatividad artística se nutre de la experiencia sensorial y psíquica que nuestros sentidos le otorgan a nuestra imaginación y, de ese modo, nuestra mente se potencia con nuestra afectividad y transforma en un obra plástica, literaria, musical, cinematográfica o kinestésica a nuestras pulsiones.

ascenso en la creatividad
Imagen: iStock.

Desde siempre el arte ha hablado por nosotros. De un modo u otro todo aquello que nos cuesta tanto definir o que se nos hace casi imposible delimitar o explicar, de pronto se “hace carne” con un lápiz, un pincel, una cámara, un cincel o un piano. En tiempos de agobio o éxtasis, la cultura aparece indistintamente como un refugio o como un camino para nuestro registro emocional.

Entonces, en estos días en que nos ahogamos en nuestra claustrofobia pandémica, en nuestro distanciamiento forzoso de la naturaleza; en que nos falta el aire del rostro cercano de nuestros amigos y seres queridos; en que extrañamos al desconocido que se sentaba a tomar un café junto a nosotros, días en que soñamos caminar por una calle en medio de la gente, vagar por el mundo, transitar entre los otros y poder mirar sus rostros sin mascarillas, la creatividad nos extiende su mano y nos invita a lanzar al universo todo aquello que hoy nos tiene estupefactos y atemorizados.

era de cambios
Ilustración: DNAnet.

Todo lo que necesitamos saber en estos días de incertidumbre está en la cultura. Todas las respuestas están en lo que hemos pintado, compuesto, filmado, esculpido, construido o escrito a lo largo de miles de años. Nuestro devenir evolutivo está en nuestras bibliotecas y museos, está en nuestras cinetecas y en nuestra arquitectura, está en nuestros ritos funerarios y en nuestras celebraciones. 

El camino, por lo tanto, hacia la normalidad del siglo XXI no es otro que el regreso a la creación, a seguir el camino de la imaginación y el asombro. Crear y aprender, no hay nada que haga más sentido hoy. En definitiva, todo lo que somos es lenguaje y cultura, no es poco lo que hemos logrado, siendo simples seres vivos bajo el sol y las estrellas.


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