Mi anterior nota sobre el CONACEM (Comité Normativo Nacional de Consejos de Especialidades Médicas) desató algunas respuestas de diferente índole, algunas a favor del CONACEM y los Consejos de certificación, y otras, en cambio, haciendo muchas críticas, y una particularmente muy intensa.
El pasado lunes 25 de febrero se llevó a cabo la ceremonia de entrega de certificados del Consejo Mexicano de Medicina Interna en la Academia Nacional de Medicina con la presencia de los Presidentes de las Academias Nacional de Medicina y Mexicana de Cirugía, el responsable del CONACEM, el Dr. Onofre Muñoz y, por supuesto, el Dr. Carlos Lijtszain, Presidente del Consejo, y los miembros de la Mesa Directiva y los Consejeros Titulares, así como los Consejeros Eméritos que somos invitados anualmente a la ceremonia. Realmente fue un gusto haber presenciado la recepción entusiasta de los diplomas que acreditan la certificación como internistas de un grupo tan contrastado, un grupo de jóvenes que lo recibían por primera vez, la mayoría mujeres, y un grupo numeroso de internistas maduros y mayores que se recertificaban. Todos habían aceptado el reto y se mostraban muy satisfechos por haberlo superado.
En 1975 se fundó la Asociación de Medicina Interna de México (AMIM), a instancias del Dr. José Laguna, entonces Director de la Facultad de Medicina. La AMIM nació con mucho ánimo, conformada en su primera fase, como miembros fundadores, por un grupo entusiasta en el que destacaban los entonces profesores de los cursos de especialidad, otros distinguidos internistas y algunos jóvenes que acabamos de egresar de los cursos. Muchos residíamos en el entonces Distrito Federal, pero había una notable representación de internistas de otras ciudades de la República. La agrupación se propuso conjuntar a los internistas, desarrollar sistemas de educación continua específicamente dirigidos a los especialistas en Medicina Interna, además se planteó algunos objetivos y uno fundamental: dar a conocer entre los médicos y la sociedad en general las capacidades y virtudes de la Medicina Interna, la cual era una especialidad prácticamente desconocida aún entre algunos grupos médicos, y establecer el Consejo de Medicina Interna como un organismo independiente.
Las metas de la AMIM se han ido cumpliendo exitosamente, ahora reúne a varios miles de internistas. El concepto de Medicina Interna se ha ido estableciendo; ahora existen cursos de especialización en varias ciudades, todos avalados por diversas universidades. Quizá lo más importante es que los internistas atienden prácticamente a todos los pacientes adultos en el segundo nivel de atención de todas las instituciones públicas y también participan exitosamente en el sector privado. Se ha ido estableciendo un sistema de auxilio a la educación médica continua, con el desarrollo de cursos en todo el país y dos eventos nacionales un Curso Internacional y un Congreso Nacional a los que asisten cada año varios miles de miembros. Todos estos permiten acercar los avances del conocimiento a los internistas.
La AMIM tiene una labor editorial importante que también constituye un auxiliar para los internistas. La revista Medicina Interna de México tiene más de 30 años de publicarse ininterrumpidamente, publica los trabajos de los internistas y de otros especialistas, y los difunde entre los internistas, ha ido alcanzando mejoras en sus índices de impacto y en su difusión. A lo largo de los años se han publicado muchos libros que han sido fundamentales para el aprendizaje y la actualización en la Medicina Interna.
El Consejo Mexicano de Medicina Interna se fundó en 1977, los miembros fundadores fueron otra vez los profesores de los cursos que entonces existían y un muy reducido número de distinguidos internistas. Todos los demás presentamos, en el mismo año de 1977, un examen de certificación. Afortunadamente el poder de convocatoria del Consejo fue muy grande desde el principio y la participación de sustentantes fue copiosa, desde entonces se realiza un examen de certificación cuando menos una vez al año.
La organización del Consejo fue planeada cuidadosamente, de tal manera que se garantizara la continuidad de las acciones sin la perpetuidad de los consejeros. El Dr. Juan Cruz Krohn fue el primer presidente y su labor ha sido fundamental; desde el principio se buscó un examen que explorara el conocimiento que el internista requiere para ser útil y seguro en la atención de los pacientes a su cargo. Continuamente se ha ido haciendo un esfuerzo de tal manera que el examen revise los conocimientos fundamentales por medio de la metodología cada vez más moderna, evaluable desde el punto vista estadístico y comparable.
La renovación de los Consejeros está asegurada en la organización, no existe posibilidad de reelección ni de extensión en su permanencia, por supuesto, incluidos los Consejeros que ocupan cargos de responsabilidad, Presidente, Secretario, Vocal de Exámenes, etc. Después de que fueron responsables miembros del grupo original de profesores, lo hemos sido varios que al principio éramos muy jóvenes, y ahora son ya internistas quienes fueron residentes de los cursos que nosotros impartíamos como profesores, y así, pronto empezarán aquellos a tener sus alumnos, es decir, una cuarta generación de internistas.
Es clara, desde el principio, la participación de internistas de diferentes instituciones gubernamentales y privadas, y de diferentes ciudades del país, la actual conformación de los Consejeros así lo destaca. El Consejo ha funcionado ya por más de 40 años, organizadamente, cada vez mejor, sin nunca un escándalo, y ha ido obteniendo el reconocimiento público y privado. Cada vez más se van extendiendo los internistas que optan por el diploma de recertificación porque hemos ido aceptando el reto.
Al salir de la ceremonia tuve la oportunidad de platicar con el Dr. Onofre Muñoz y algunos de los expresidentes del Consejo Mexicano de Medicina Interna, y se podría concluir que las críticas, en ocasiones oposición franca al CONACEM, surgen no sólo de los motivos que expuse en mi nota anterior. La soberbia y el temor o inseguridad para ser examinado. Pareciera ser que algún grupo piensa que los Consejos no son los organismos ideales para que el Estado supervise el conocimiento de los médicos. Otro grupo se queja de los costos que tienen los exámenes, y otras organizaciones piensan que deben participar. Habría que pensar que sostener una organización que se dedique a la exploración del avance del conocimiento, su pertinencia o su obsolescencia, la realización de exámenes periódicos tiene un gasto que puede resultar elevado, todos los Consejos tienen empleados que perciben salarios, pero los directivos no perciben dinero por su trabajo en ninguno de los casos, tampoco lo hacen los Directivos de la Academia Nacional de Medicina ni de la Academia Mexicana de Cirugía, ni el responsable de CONACEM.
En el caso de Medicina Interna, en no pocas ocasiones se ha requerido del apoyo financiero de la AMIM, lo que se ha realizado sin comprometer su independencia. Existen algunas organizaciones educativas que se inconforman ante la imposibilidad de ser reconocidas por los Consejos y el CONACEM, pero resulta que al parecer no se reúnen los requisitos de un curso de especialización, a pesar de cumplir con obligaciones desde el punto de vista educativo. Algunos Colegios quieren suplir a los Consejos como certificadores, pero no ofrecen ni la solvencia de evaluación por pares ni la experiencia acumulada a lo largo de varios años, aunque se comprometen a hacerlo a un costo menor.
Creo que los Consejos y el CONACEM deben hacer un esfuerzo de transparencia que muestre que no existe mayor ganancia económica por la práctica de las evaluaciones y, mucho menos, ésta se dirige hacia sus directivos. Habrá que buscar un acercamiento con algunos Colegios, los sólidamente establecidos, para encontrar puntos de coincidencia y su participación en la evaluación. Desde luego, no se puede ceder para reconocer cursos de especialización que no reúnan los requisitos mínimos. No habría que confundir que las agrupaciones médicas tienden a poderse a agrupar en cuatro tipos. Unas tendientes a buscar la educación continua de sus agremiados, como las asociaciones, que ahora muchas de ellas se llaman también colegios; otras muy específicas que buscan desarrollar y difundir la investigación; otras que tienden a ser o intentar ser asociaciones gremiales (me parece que en México hace particularmente falta que tengan una labor destacada); y un cuarto grupo que buscan la evaluación del conocimiento a través del mecanismo de reconocimiento por pares.
El ejercicio de la Medicina es muy difícil, tiene muy altas responsabilidades, el conocimiento tiende a ser obsolescente y la vigilancia de la preparación en los médicos sólo puede realizarse por sus pares en agrupaciones bien intencionadas; sólo comprometidas con ese objetivo.
Lectura recomendada:
Roberto López Espinosa. Consejo Mexicano de Medicina Interna. Antología. Editorial FT. 2016.
Doctor Ramiro, su artículo me parece útil para los que son pacientes de un doctor internista, tengo gran admiración por ellos, como para mi o representa Usted.
Debido como paciente me surgen preguntas al respecto cómo:
– Es obligatorio certificarse? Ya entendí que en especial en el Consejo Mexicano de Medicina Interna.
– Llevan control al respecto de la certificación de todos los médicos?
– Cuánto cuesta el examen?
– Los pacientes debemos de saber si el médico al que acudimos está certificado?
– Esto cómo pacientes en que nos beneficia?