El desacuerdo

La semana pasada en España se especuló que la corrida de reaparición de José Tomás en Aguascalientes se caía por los honorarios libres de impuestos que pretendía su administración (en ese momento manejada por Joaquín Ramos y su hermano Andrés).

La empresa envió un comunicado respetuoso sin mencionar cifras y al mismo, con un boletín firmado por un periodista español de la administración de José contestó tachando de desinterés, falta de voluntad e informalidad a Espectáculos Taurinos de México.

 La respuesta al último boletín de Tomás por la empresa fue rotunda, explicando las cifras pedidas por el torero que son muy lejanas a las que pretendía cubrir la empresa  y que por eso se cayó la negociación.

Para la empresa, que tiene casi 50 años de ofrecer espectáculos taurinos le representa desquiciar el equilibrio entre honorarios y asistencia y precio de las localidades taurinas en el coso que alberga 16,200 personas en Aguascalientes.

Al torero declinar sobre una cifra que considera justa por lo que ofrece su concepto único del toreo. Ningún otro tiene fuerza para exigir cifras tan descomunales.

A mí me parece absurdo ponerse de un lado o del otro, pues la empresa y el torero en el ruedo -su administración es aparte- son incuestionables.

Creo es que corresponde a la administración del torero, disculparse de una afirmación absurda y muy majadera sobre una empresa de gran prestigio en el mundo taurino y dejar que el cauce del tiempo traiga de regreso la mesura y con ella la posibilidad de ver en México a un torero de época al que mucho le queremos.

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