El linchamiento de Rousseau

Lectura: 4 minutos

Estimado lector, como usted sabe, estamos a menos de dos meses del relevo en el Ejecutivo Federal y, como consecuencia, en toda la Administración Pública Federal Centralizada; impactando colateralmente a todos los organismos y empresas dependientes de ésta, y en algún grado, incluso a las designaciones futuras en los órganos autónomos del Estado mexicano.

Por primera vez en la historia llega al gobierno federal mexicano un líder y partido de izquierda en alternancia por la vía democrática. Y lo hace con una aplastante mayoría de más de 30 puntos, controlando el Congreso Federal y diversos estados de la federación.

La promesa, la amenaza o el compromiso de una “Cuarta Transformación” es real en la medida que se cuenta con el control institucional, de aquellas mismas que en su momento fueron mandadas al diablo, para jurídicamente implementar un verdadero golpe de timón en el curso de la República.

mayoría de Morena
Congreso federal (Foto: Cuartoscuro).

Diversos medios de comunicación han dado signo de un vergonzoso sometimiento que trae a la memoria la restauración del viejo régimen semi-autoritario del Partido Revolucionario Institucional. La cargada no se ha hecho esperar y está vaciando partidos de todos los signos que se suman al ganador en espera de obtener algún espacio, alguna cuota o alguna prerrogativa.

Lo anterior nos debe llevar a la reflexión de, como dijera Jean-Jacques Rousseau, qué tipo de “Contrato Social” tenemos y queremos. Un documento que pese a su antigüedad sigue siendo un pilar del pensamiento político universal.

La realidad es que lo dicho hasta ahora por el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, parece ser la punta del iceberg. Ha mencionado un cambio de régimen, pero no ha quedado claro la dirección o perfil que este régimen tendrá. Hasta hace muy poco, cuando se hablaba entre los especialistas de un posible cambio de régimen, se consideraba fundamentalmente el tránsito hacia un sistema semi-presidencialista, con el acotamiento del Poder Ejecutivo y el fortalecimiento del Poder Legislativo y el federalismo. En algún grado la creación de los órganos autónomos son signos de esa ruta en la transformación del régimen.

Sin embargo, lo que parece avecinarse es exactamente lo contrario, un nuevo fortalecimiento del Poder Ejecutivo Federal en detrimento de los otros dos poderes federales, e incluso una mayor centralización que anule en la práctica el pacto federal de por sí siempre débil.

próximo presidente
Andrés Manuel López Obrador (Foto: AM de Querétaro).

Retomando a Rousseau, ante este panorama deben preocuparnos la preservación de lo que él llamaba los “derechos políticos del hombre”, los que hoy llamamos derechos humanos: la libertad, en todas sus formas; la justicia, pronta y expedita; y el sentido humano, ante la realidad de un cambio de régimen cuya forma última desconocemos.

Rousseau opina que la democracia es una forma tan perfecta de gobierno que no se da nunca en su forma pura, “un gobierno tan perfecto no es propio de hombres”. Afirma que, para lograr una institución duradera, no se debe pensar en hacerla eterna. Aquí cabe reflexionar, si la insistencia del presidente electo por transitar de una democracia representativa a una participativa será el vehículo para legitimar vía referéndum, plebiscito e iniciativas populares, aquellos proyectos cuya responsabilidad es del Poder Ejecutivo, pero convenga responsabilizar al pueblo como el “Gran Soberano” y decisor final.

No obstante, recordemos que en la democracia las decisiones se toman por mayoría, simple o calificada, según el caso en las leyes vigentes. Y observando el bajo perfil del comportamiento de nuestros legisladores, no puedo más que preocuparme al vislumbrar a nuestro próximo presidente electo escudado en su mayoría legislativa leal o en el “Gran Soberano” para la toma de las difíciles decisiones futuras.

Soy parte de ese pueblo que en los últimos 26 años ha realizado 366 linchamientos en diferentes estados, principalmente en la zona centro-sur del país. Lo que nos lleva a una tasa anual de 16 linchamientos por año. Esto es, nuestro presidente electo habrá de impedir tendencialmente 96 asesinatos colectivos durante su mandato. ¿Cuán sofisticada es la cultura política de una ciudadanía capaz del linchamiento como para asumir tales responsabilidades?

¿Por qué ocurren estos fenómenos de máxima barbarie? Según el Observatorio Nacional Ciudadano, los linchamientos sobrevienen porque la gente no tiene confianza en las autoridades y deciden tomar la justicia por propia mano. ¿Podrá nuestro presidente electo lograr estos profundos cambios? ¿Acaso la Gran “Cuarta Transformación” modelará a ese ciudadano ejemplar, responsable e informado apto para cargar en sus espaldas con tan graves decisiones?

Les he de ser honesto, tengo miedo. No sólo por las malas decisiones que puedan venir, sino por el mecanismo de impunidad que parece estarse construyendo para evadir las correspondientes responsabilidades.

filósofo francés
Jean-Jacques Rousseau (1712 – 1778).

En estos días, revisando los textos de Jean-Jacques Rousseau, estoy seguro que de presentarse hoy en la plaza pública y compartiera con franqueza sus ideas como:

“el gobierno (…) y las leyes extienden guirnaldas (…) sobre las cadenas que los atan, anulan en los hombres el sentimiento de libertad original, para el que parecían haber nacido, y les hacen amar su esclavitud”.

Finalmente, EN PERSPECTIVA, asistiríamos a “El linchamiento de Rousseau”, por “El Gran Soberano”. Espero equivocarme. Hasta la próxima.

0 0 votos
Calificación del artículo
Subscribir
Notificar a
guest
4 Comentarios
Más viejo
Nuevo Más Votado
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios

Muy buena nota mi estimado Roberto.
Al igual que tu me ocupó de muchas horas analizando algunos planteamientos al parecer ligeros del futuro gobierno. Sin embargo, quizá la fe en que el futuro gobierno haya encontrado la fórmula para encaminar al país a un ambiente de seguridad, y sobre todo que brinde oportunidades para combatir las causas y propiciar el desarrollo me anima como ciudadano a depositarle fe…Pero también tengo miedo!!…

Mario Chavez

Gracias Roberto, abonando mi punto de vista a tu disertación, solo te comentaré que:

El descontento es tal, que llega a la apatía acumulada, y de ahí al auto-deshause moral de ser actor e instrumentar un cambio real, es más fácil tomar el control de uno mismo, asumiendo las fatales consecuencias de ser “el lobo del hombre” y rifársela con lo que ello eventualmente traerá, que auto-engañarse creyendo en una maquillada cuarta ruta, que no es otra que la ruta del deshause institucional.

José Ignacio Arellano

Excelente análisis Roberto pero prefiero el miedo a lo desconocido que la zona de confort en desgracia en donde nos encontramos desde hace más de 3 sexenios, en donde depositamos nuestra esperanza en el cambio con Vicente Fox, luego con Felipe Calderón y regresamos al antiguo PRI al ver que no sólo seguíamos igual, sino peor en términos de seguridad personal. Con el PAN nada cambió y todo siguió en el status quo. Seguimos con los Deschamps, las Gordillo, los Beltrones y los Gamboa Patrón, y nada se movía sin la bendición de los grandes capos de siempre.
Siendo muy optimistas y suponiendo que no se consiga lo que mi esperanza añora, creo que ya es más que bueno el que AMLO nos haga una sociedad más participativa y no sólo expectante y mediocre políticamente hablando. Ojalá el cambio sea para bien.

Como siempre una excelente aportación, que nos hace reflexionar sobre la responsabilidad que como soberanos tenemos, sobre todo en la forma en que se ha educado al pueblo, un pueblo incapaz de responsabilizarse de sus actos y solamente culpando al gobierno olvidando que nuestro voto y nuestro silencio complice han permitido los niveles de corrupción e impunidad que prevalecen. Es el momento de no callar más, y participar como nos sea posible para evitar más daños a nuestro país. Te mando un abrazo!

4
0
Danos tu opinión.x