La profesión de Abogado requiere ser actualizada aunque sin olvidar uno de sus compromisos básicos, la promoción y defensa de las libertades y los derechos fundamentales.
Ciudad de México.- Tuve el gusto de participar en la presentación del libro del Dr. Omar Guerrero, distinguido profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, titulado: El Abogado en el Bufete, el Foro y la Administración Pública. En el acto, que fue moderado por Carlos Reta Martínez, Presidente del Instituto Nacional de Administración Pública, participamos como comentaristas Sergio García Ramírez, Diego Valadés y el autor de estas líneas.
Se trata de un texto muy bien escrito, en el que su autor analiza el papel del Abogado en México desde una perspectiva sociológica y con una descripción de los antecedentes históricos de esta profesión. El autor del libro no es jurista. Se trata de un investigador de las ciencias sociales que se ha dedicado principalmente al estudio de la Administración Pública. Esto hace particularmente interesante el libro porque se trata de una visión externa a la de los propios abogados. El libro fue editado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
En esta obra se analizan los diversos roles del Abogado, partiendo de tres de sus funciones más características, su actividad en el Foro, esto es principalmente como postulante, su papel en la Administración Pública y su función en relación con la judicatura y en la implementación de las políticas parlamentarias, si bien en realidad, en cada uno de estos apartados el autor se queda corto en los títulos porque desarrolla otros papeles que ha ido asumiendo el Abogado a lo largo de la historia. Añade Omar Guerrero una última parte en la que describe la visión del Abogado visto por sí mismo, en el que recoge tres testimonios: el de Louis–Marie de Cormenin (TIMON) de 1850, en Francia; un artículo de 1851 de Luis de la Rosa, jurista y político liberal mexicano, y el de Rafael Bielsa, jurista argentino, de 1965.
En las tres primeras partes del libro, el autor efectúa un análisis histórico de la evolución de la profesión de Abogado. Comienza con la referencia al Derecho Romano, revisa el desenvolvimiento del mismo en el Imperio Bizantino, con especial referencia al Corpus iuris civilis y describe la recepción de esta tradición jurídica en la España medieval. En cuanto a su recepción y desarrollo en la Nueva España refiere los periodos de la Casa de Austria y más tarde de la Dinastía de los Borbones. Señala posteriormente la evolución de estos capítulos en el México independiente, y la transformación del Derecho y del papel del Abogado a partir de la Reforma y después de la Constitución de 1917.
Un aspecto fundamental del libro es la relativa a la enseñanza del Derecho, contenida en la primera parte del mismo. En él, se le da la misma visión histórica y con mayor detalle en el caso de México, en la cual señala dos periodos claramente definidos: la etapa virreinal y la primera parte del siglo XIX; la segunda arranca con la creación de la Escuela de Jurisprudencia de 1867, en la que se refieren como fases importantes la irrupción del positivismo, la creación de la Escuela Libre de Derecho en 1912 y más tarde la etapa de la autonomía universitaria en 1929, basándose en la libertad de cátedra para la formación del Abogado.
Quiero destacar algunos de los comentarios que formulé. En primer lugar, la formación del Abogado en los países de tradición anglosajona, en particular en el caso de los Estados Unidos, que si bien no es objeto de este estudio, tiene rasgos convenientes a ser tomados en cuenta, desde al menos dos perspectivas. En ese país la carrera de Derecho se estudia después de haber cursado la formación universitaria, esto es el College, un equivalente aproximado de la Licenciatura. En tal virtud, el aspirante a Abogado estudia ya con una carrera universitaria previa, lo cual facilita la interdisciplinariedad. El otro aspecto, es que después de egresar de una Escuela de Derecho, tiene que presentar un examen ante la Barra de Abogados del Estado respectivo para ejercer la profesión. Este es un tema oportuno porque en México se discute la colegiación del Abogado para garantizar la capacidad técnica de este profesional y así asegurar la mejor defensa de los intereses de la sociedad.
En la actualidad, la formación del Abogado hace conveniente impulsar los estudios interdisciplinarios para que sin perder el rigor lógico del razonamiento jurídico, este profesional pueda abordar la complejidad económica del mundo actual, así como entender el dinámico proceso de innovación científica y tecnológica, que exige creciente regulación, en un contexto demográfico sin precedentes y en la sociedad contemporánea que se caracteriza por la acelerada destrucción de la naturaleza y el deterioro del medio ambiente.
La profesión de Abogado requiere ser actualizada aunque sin olvidar uno de sus compromisos básicos, la promoción y defensa de las libertades y los derechos fundamentales.
Twitter: @GerardoGilV