El recuerdo

En Camas, Andalucía, España, nació el 1 de diciembre de 1933, uno de los toreros evaluados por un jurado compuesto por cronistas y aficionados dentro de la lista de los 10 toreros más importantes del siglo XX en 2001. Curro Romero toreó por primera vez con caballos en Utrera el 8 de septiembre de 1954, con Juan Gálvez y Francisco Corpas, con novillos de Ruperto de los Reyes.

Con alrededor de 900 corridas toreadas en su carrera, se despidió de los ruedos en un festival realizado en La Algaba (Sevilla), el 22 de octubre de 2000, donde cortó dos orejas. Sin embargo, la última vez que se vistió con traje de luces fue en Murcia, el 10 de septiembre de 2000, corrida en la que alternó junto a Julián López El Juli y Pepín Jiménez, y donde se torearon toros de la ganadería de Luis Algarra.

Máximo exponente de la escuela sevillana en la segunda mitad del XX, fue fiel a un estilo que suscitó tanto romeristas como detractores. Todo lo que rodea a Curro Romero es misterio y leyenda. Y quizá algo tenga que ver en ello lo bien que el torero se ha hecho acompañar siempre. Por ejemplo, de Camarón de la Isla, que un día le cantó aquello de: “Curro Romero, Curro Romero, eres la esencia de los toreros”. Y desde entonces ya no hubo quien discutiera tal dogma de fe.

Como ahora le sucede a Morante de la Puebla, los números nunca fueron su mejor credencial. Porque si bien estuvo en activo 46 temporadas (1954-1999), lo cierto es que nunca pasó de las 40 actuaciones en un año (1973). Tampoco se puede decir que su toreo se caracterizara por la facilidad para conseguir trofeos. Lo de Curro era diferente y sus aficionados, mejor dicho, incondicionales, lo sabían. Ser currista significaba aguardar con paciencia infinita –a veces toda una temporada– a que tuviera una tarde cumbre para verle unos lances o unos muletazos algunos decían que para verle había que andar como cuadrilla.

A México vino pocas veces, en nuestra monumental actuó una sola tarde la de la confirmación el 24 de febrero de 1963, teniendo como padrino a Humberto Moro y de testigo a Joselito Huerta, recuerdo en los ochenta sus actuaciones en la plaza Vicente Segura de Pachuca al lado de Antoñete, Jesús Solórzano y Armillita.

A Querétaro vino a otorgar la alternativa el 5 de diciembre de 1992 a Rodrigo Galguera con toros de Lebrija y de testigo de cartel a otro de la cuerda artística Miguel Espinosa Armillita, de ahí resaltan unas verónicas inolvidables. Así, pensando en el toreo de arte de Romero llegué a La México dónde,  con un encierro deslucido de Valparaíso y uno de regalo de Xajay, Fermín Spínola y Daniel Luque, recibieron una oreja por espuerta producto de dos estocadas efectivas y la benevolencia del juez de plaza Gilberto Ruiz Torres.

Los tres espadas El Zapata, Spínola y Luque pusieron de su parte que se estrelló con astados bien presentados pero que se desinflaron en el tercio final salvó el tercero en el que lució el toreo del andaluz. Así las cosas ¡Feliz cumpleaños Curro Romero y que vivas muchos más con la gracia que Dios te otorgó, para lidiar a los toros y a la vida misma!

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