El secuestro en México

Sin duda alguna, el secuestro es uno de los delitos que más lesiona a las sociedades por todo lo que en él se correlaciona. Desde la crueldad y desesperanza que genera, hasta el terror y dolor del secuestrado como de sus familiares. El secuestro es una realidad en nuestro país de la que no podemos mostrar soslayo alguno. Superar la etapa de echar culpas a quienes generaron y permitieron estas circunstancias por la de asumir la responsabilidad para superar esta problemática es la labor de la presente administración del gobierno federal.

Para enfrentar el secuestro con éxito este Gobierno ha determinado cuatro aspectos fundamentales: coordinación, capacitación, inclusión de tecnologías y, por supuesto, la evaluación constante. Es claro que este lacerante delito no puede enfrentarse de manera aislada, por el contrario, debe hacerse con la participación de los tres órdenes de gobierno e, inclusive, de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial y, por supuesto, con la participación de la sociedad civil.

Romper banderas partidistas para izar solamente la de un México en paz y mejor es la única por la que todos debemos luchar y, de paso, lo que ha permitido que la coordinación sea hoy una realidad. La capacitación de las autoridades implicadas, desde aquellas que actúan en la remisión del probable responsable, pasando por la investigación y procuración, así como la de impartición de justicia es una constante de la administración pública, para tener policías, ministerios públicos y juzgadores cada día mejores y que estén siempre apegados a la legalidad y con absoluto respeto a los derechos humanos. Asimismo, dotar a estas autoridades de todo el equipo necesario para que estén en posibilidades de desarrollar mejor sus funciones en cada ámbito de responsabilidad. Y, finalmente, establecer evaluaciones periódicas para garantizar que lo que se está haciendo es lo debido o, si fuera necesario, replantear las medidas.

Como sociedad civil, nuestra participación será fundamental para erradicar este y otros males, lo cual implica desde el conocimiento y respeto de los ordenamientos legales y de nuestras autoridades, hasta adoptar las medidas necesarias que se nos vayan indicando, y sobre todo, con esto, evitar pasar de espectadores a víctimas. La denuncia es un instrumento poderoso para ir ganándole terreno al secuestro, además de ser no sólo un derecho, sino también una obligación. Recordemos que tenemos la posibilidad de efectuarla anónimamente al número de emergencias 088 a nivel nacional.

La creación de la Coordinación Nacional Antisecuestro fue un compromiso que hoy es palpable en los hechos, y no sólo eso, también los resultados positivos que se han empezado a gestar. Se ha logrado ir a la baja en los índices, tal y como lo demuestran las cifras que, por vez primera, se hacen públicos con toda la responsabilidad y transparencia que de un gobierno democrático se espera. El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública indica que en el segundo trimestre de 2014 las cifras van a la baja, teniendo que de abril a junio de 172 hemos pasado a 138 averiguaciones previas por el delito de secuestro. Es cierto, aparentemente es poco pero son enormes los esfuerzos que se están realizando. Falta mucho por hacer, pero se ha empezado con el pie derecho. Ejemplo de lo anterior son los logros que las entidades en conjunto con la federación han alcanzado. Tales son los casos de Morelos, Michoacán y el Estado de México que comenzaron el año con 19, 22 y 21 secuestros por mes y ahora están en 7, 12 y 18 respectivamente; o los de Aguascalientes, Baja California Sur, Querétaro y Yucatán que en el primer semestre del año se mantuvieron con cero secuestros; así también los casos de Campeche, Chihuahua, Colima, Nayarit, Quintana Roo, San Luis Potosí y Tlaxcala quienes no rebasaron la cifra de 5 secuestros en el mismo periodo por mes.

Para un gobierno, de lo que se trata es dar resultados a la población y hoy podemos percibir que este delito se está atendiendo en todo el país, inclusive de manera focalizada prioritariamente en las entidades en las que se da mayor incidencia.

Falta mucho que hacer, pero se ha comenzado. Estemos seguros que con la participación de todos, pronto veremos mayores y mejores resultados.

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