El síndrome Snowden

 

Que un joven de 30 años, en unas cuantas horas sea capaz de poner en jaque ante el mundo entero la honorabilidad de los Estados Unidos nos dice, entre otras cosas, que se trata de una honorabilidad frágil, cimentada quizá en la opacidad o en el abuso, pero en todo caso en la mentira.

Edward Joseph Snowden es un consultor tecnológico estadounidense, antiguo empleado de la  CIA y de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) que hace poco más de un mes hizo públicos, a través de los periódicos The Guardian de Inglaterra y The Washingon Post,  documentos clasificados como alto secretos, sobre varios programas de la NSA, incluyendo el programa de vigilancia PRISM.

Pero quién es este  personaje frágil de cabello corto, gafas cuadradas y  cara de inocencia que en pocas horas dio le vuelta el mundo.

Snowden viene de una familia ligada a la ley, al deber ser, enemiga de la trampa,: su papa fue oficial de la guardia costera; su mamá empleada del Tribunal Federal de Distrito y su hermana mayor abogada; quizá en eso debió haber reflexionado la NSA antes de invitarlo a realizar el trabajo que le encomendó, se hubiera ahorrado amargas sorpresas.

A los 20 años se alistó en el ejército y su carrera militar quedó truncada cuando a los pocos meses en un accidente durante un entrenamiento se fracturó ambas piernas.  Experto e informática  su último trabajo fue para el contratista de defensa Bozz Allen Hamilton  como administrador de sistemas dentro de la NSA, en Hawái donde vivía con su novio y percibía un salario de unos 200,000 dólares.

Sabemos que este ahora famoso “delator” es un apasionado por la privacidad, seguidor, por ejemplo, de la Electronic Frontier Foundation (EFE) conocido movimiento que apoya la libertad en internet. Es curioso que su información en las redes después del episodio sea muy pobre. Acerca de las elecciones presidenciales de 2008, Snowden dijo que creía en las promesas de Obama,  y meses después afirmó que Obama continuaba con las políticas de su predecesor.

Esta es la historia: en mayo de este año Snowden pidió un permiso temporal en su trabajo como consultor de la NSA en Hawái, con el pretexto de recibir tratamiento para su epilepsia y [voló  a Hong Kong donde filtró documentos y concedió su entrevista a The Guardian destapando el estado de vigilancia que existe en los Estados Unidos: “en conciencia, no puedo permitir al gobierno de EE. UU. Destruir la privacidad, la libertad en internet y las libertades básicas de la gente de todo el mundo con esta gigantesca máquina de vigilancia que están construyendo en secreto”.[

“No quiero vivir en una sociedad que hace este tipo de cosas… No quiero vivir en un mundo donde se registra todo lo que hago y digo. Es algo que no estoy dispuesto a apoyar o admitir, afirmó Snowden hace apenas pocos días”

En términos de manejo de la información los Estados Unidos tiene una vasta experiencia y no está dispuesto a hacer de este joven un mártir o un famoso, saben cómo actuar y poco a poco se irá perdiendo su presencia en los medios, poco a poco irá desapareciendo su imagen,  entre el silencio y la difamación se nublará la vida de este joven que aun no sabemos dónde terminará sus días.

Ahora la batalla no es por su vida sino por la vida de su osadía. Si del hecho de brinca al libro y del libro a la película, si se mantiene en la información y sobrevive en las redes sociales se podrá convertir en un promotor del rechazo de la juventud a la manipulación y a la mentira, mejor conocido como el síndrome Snowden. Bienvenida Snowden tu postura, un mundo como el que tú deseas se merecen las nuevas generaciones.

 

 

pablom@mieryteran

@pablomieryteran

 

 

 

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