Enfermos, insanos, bestias y criminales

Honor, lealtad, valentía y disciplina, son la esencia de un militar mexicano que, desde pequeño al ingresar en las filas del H. Colegio Militar o al Ejército como soldado, decidieron por un modelo de vida exigente, estricto y de incontables sacrificios. Lo anterior, para transformar no sólo su realidad (muchas veces dada en el contexto de las dificultades familiares, sociales, económicas y culturales), sino también, y cuando así sea necesario, las circunstancias adversas y de vulnerabilidad en las que pueda volcarse nuestro país.
Ellos, hijos de la Patria, optaron por la dura y complicada, pero no menos honrosa, vida en la milicia; situación ésta que implicó alejarse de sus padres, esposas e hijos para velar por la seguridad de todos nosotros; inclusive, a costa de su propia vida. Esa vida que al transcurrir los años de quienes persistieron en ella, se convierte imperceptiblemente en un ejemplo de irrestricto respeto a las leyes y a las autoridades, así como de las propias normas de la sociedad, siempre y cuando no contravengan las anteriores.
El éxito de un militar lo es exclusivamente de sus inagotables esfuerzos y abnegada disciplina tanto en su formación, como en el servicio. Su recompensa será ser hijo predilecto de la Patria mexicana y el orgullo de su familia por tener de entre sus miembros a un hombre valioso por sus sentimientos y acciones en favor de México.
A diferencia, el delincuente prefirió la vida fácil y vergonzosa en la que sus actos repercutirán en la salud, el patrimonio o la vida misma de otros muchos inocentes; acciones que ponen en grave riesgo la paz y tranquilidad de todos. Lamentablemente, niños y jóvenes que no pudieron o no quisieron dar más de sí, muchas veces, es cierto, sumergidos en el contexto de la pobreza y todo lo que ello conlleva, ven en el narcotráfico y la delincuencia una alternativa de vida para cambiar sus circunstancias. Modelo que, sin duda, al final tendrá consecuencias negativas, principalmente para quien optó por esta falsa salida.
Quienes viven de la apología del narcotráfico, el crimen y la violencia a través de la música o las series televisivas, pareciera que proponen admiremos como sociedad a narcotraficantes; éstos que tanto daño le han hecho a México; que los admiremos por su capacidad económica (desde luego mal habida); su vida en la parranda colmada de drogas, alcohol, mujeres y valentonería, henchida también de extrema violencia. No puedo asegurar si lo hacen de manera consciente o inconsciente, de lo que sí estoy seguro es que nada bueno le está dejando a nuestro país y precisamente, sobre todo, niños y jóvenes son presas cautivas de esta cultura que por supuesto ¡No es la cultura de los mexicanos!
La labor realizada por el Ejército y la Marina en las calles, aún y en contra de la naturaleza jurídica de su función y de su voluntad propia (pues no fueron formados para realizar labores de seguridad pública), deja al descubierto, en primer lugar, la incapacidad de las policías para responsabilizarse de la prevención y combate de los delitos, pero también, pone en tela de juicio a nuestro régimen jurídico, pues por un lado la Constitución Federal es clara al señalar que las policías (responsables de la seguridad pública) serán de carácter civil y en contra de esta disposición la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública atribuye esta función a las Fuerzas Armadas como coadyuvantes. Esta situación tiene que ser corregida a efecto de que no sigamos cayendo en lagunas, antinomias y ambigüedades jurídicas respecto de las atribuciones de cada institución.
Sin embargo, los mexicanos hemos de sentirnos orgullosos por la labor que realizan tanto el Ejército como la Marina, pues contamos con ellos para la defensa de nuestras vidas. Lamentablemente, hay quienes se regocijan cuando un policía, militar o marino cae abatido por el crimen. Inclusive hay quienes apoyan a los propios delincuentes, como lo fue en el caso del Chapo; hubo quienes en las redes sociales aprobaron su fuga y, peor aún, sus actos en general. ¡Esto no puede ser! Independiente de las razones por las que en un país como el nuestro pueda surgir un personaje de este tipo, una cosa es darnos cuenta de la corrupción e impunidad de las autoridades y de los políticos, y por supuesto no estar de acuerdo, y otra cosa es ponerse del lado de quienes violan la ley, la vida y la seguridad de todos.
Con estas insuficientes pero muy sentidas palabras, quiero hacer un reconocimiento a la labor de los soldados vilmente asesinados en Sinaloa el pasado viernes 7 de octubre a manos del crimen organizado. A sus familiares les deseo pronta resignación y me uno en su dolor, coraje y tristeza, pero también en el orgullo de saber que México cuenta con hijos leales y defensores de su patria.
cruzvazquezmanuel@gmail.com
@marcialmanuel3

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