Entre el rostro de Herrera y las chanclas de Mariana

Una expresión en el rostro sí dice mucho y hay expertos para comprobarlo, pero ¿estamos atendiendo lo importante?

Nuestro México inconsciente disfruta de los chascarrillos y las burlas. Somos los mejores creativos para ello y, con la tecnología al alcance, cualquier mexicano con un smartphone puede editar y jugar con videos e imágenes de lo que estamos viviendo en este momento y hacerlos virales. Muchos son graciosos, pero ¿de qué nos reímos? Nada más ni nada menos que de nosotros mismos. Sin darnos cuenta, este proceso crea una emoción social alrededor de un tema y nos perdemos en cosas sin importancia.

La reacción al rostro del nuevo Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, en su nombramiento, nos puede decir muchas cosas, inclusive si hubiera sonreído se hubiera generado otra línea de auto-distracción con nuevas formas de hacer de esto lo importante.

¿Cómo queremos tener líderes que nos representen si nosotros mismos no podemos tomar las cosas en serio? Más bien podría decirse que los líderes políticos que hemos tenido representan todo lo que somos.

Ayer mismo nace también la viralización del tema de “las chanclas de Mariana”, la prometida del Senador por Nuevo León, Samuel García. Un video cortado que generó una burla por la forma en que ella comunica que ha tenido obstáculos en su vida y en ello antes menciona una experiencia en la que perdió su celular, la imagen de San Benito y sus chanclas. Miles se le fueron al cuello, burlándose de un video que no estaba completo y con ello enjuiciándola a que sus problemas eran más grandes que los que tiene México.

En este sentido, ni el rostro de Herrera ni las chanclas de Mariana es lo que importa, sino cómo estamos actuando como sociedad. Enjuiciar al de enfrente es muy sencillo y esto es lo que nos mantiene ciclados viviendo lo mismo una y otra vez. Son dos ejemplos tan sencillos y chuscos por su forma de atender, que pasan desapercibidos, y sólo muestran el enojo y la falta de voluntad que tenemos para salir de este sistema que nos atrapa desde nuestro inconsciente colectivo.

No significa que no podamos distraernos un poco creando situaciones que nos permitan reír. La risa es una gran compañera de la vida y muy saludable. Lo que sí es importante es observarnos en autoreferencia y darnos cuenta de cómo es que estamos creando nosotros mismos las situaciones por las cuales nos burlamos, para escondernos de la realidad o en otros casos, que alguien crea para distraernos.

No hay formas perfectas de actuar en la vida, pero la forma más coherente es hacerlo de forma consciente sabiendo que vamos juntos en el viaje y que no vale la pena desatender lo importante, que es resolver lo que sí nos afecta, en vez de acabar con nosotros mismos. Caer en el juego de la distorsión nos lleva a crear más de lo mismo, tenemos mucho por hacer y estamos frente a un futuro donde México nos necesita a todos.

¿Estamos dispuestos a enfrentar conscientemente el rostro de un México que nos necesita o lanzaremos la chancla para atacar al primero que se nos ponga enfrente?

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Susana Corcuera

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