El Presidente de la República; Enrique Peña Nieto (EPN), en la reunión “La banca de desarrollo: avances y perspectivas” dio a conocer que la Banca de Desarrollo (BD) en 2013 “otorgará financiamiento a los sectores productivos por casi un billón de pesos”.
Así, se publicó que “El `saldo´ de crédito directo e impulsado -que incluye las garantías a créditos con bancos comerciales- llegará a 939 mil 600 millones de pesos […]” (Cartera, El Universal, 12 de junio, de 2013).
Tal anuncio constituye una gran noticia, ante la situación de desaceleramiento que vive la economía nacional, tal como fue reconocida por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), y las perspectivas económicas adversas que enfrenta el país; hechas públicamente por el Banco de México (Banxico). En su substancia, el anuncio presidencial señala un nuevo rumbo para la BD y un posible derrotero diferente de crecimiento de la economía nacional. ¿Esta apreciación es válida o simplemente es parte del wishful thinking colectivo que vive México?
Independientemente de la cifra anunciada, EPN reconoció con objetividad que la BD ha actuado en los últimos años más en mantener y preservar su capital, cumpliendo así parte de su mandato de ley “pero olvidando su razón de ser, que es precisamente apoyar a los sectores productivos […]” (Economía, La Jornada, miércoles 12 de junio de 2013). Este hecho es incontrastable, ha prolongado el racionamiento del crédito al aparato productivo nacional que generó la crisis bancaria de 1995-1998. Racionamiento que ha significado que México enfrente uno de los niveles más bajos de penetración del crédito a la economía.
De esta manera, la BD no ha logrado recuperar la proporción del crédito al Producto Interno Bruto (PIB) que logró en el año 2000 de casi 6%, en tanto a fines de 2011 apenas financiaba el equivalente de 2.7%. Porcentaje muy lejano al alcanzado en 2004, previo a la crisis. Dentro del crédito al sector privado, el crédito de la banca de desarrollo al sector industrial en 2011 fue apenas el 0.55% del PIB. Pero, el sector adversamente más emblemático en 2011 fue el agropecuario, silvícola y de pesca, con un porcentaje de atención por la BD menor a un centésimo del PIB. Resalta el hecho que tales porcentajes están referidos a saldos de cartera, por lo que es crédito acumulado y vigente de diferentes años.
En el afán de conservar su capital, a la BD se le ha permitido que realice operaciones con instrumentos sintéticos, relativamente para fines especulativos, como derivados, futuros, forwards, divisas, relegando la importancia y peso de los créditos a menos del 50% dentro de su activo. Dicho de otra manera, si el mandato de la BD es prestar para fines productivos y de crecimiento, los créditos deberían ser el rubro de más peso dentro de su balance.
Por otra parte, la reorientación de la BD anunciada evidencia, tal como se expresó, que no es necesario esperar la reforma financiera para hacer que promueva el desarrollo del país y que, en todo caso, complemente con garantías los esfuerzos crediticios de la banca comercial. De esta forma, se reconoce que buena parte del problema de la BD radica en su gobernanza y en la capacidad gerencial de sus directivos. Aspectos estratégicos en toda entidad de gestión económica y financiera.
Con el anuncio presidencial, habría que airear las razones de prácticas crediticias de la BD que distorsionan sus objetivos y enmascaran su baja operación, como ha sido el factoraje de NAFIN para el crédito pagadero en abonos que otorgan ciertas cadenas comerciales. Lo mismo acontece en materia de ciertas prácticas de la Financiera Rural, que exige la exhibición de un alto porcentaje de garantías líquidas en relación al crédito solicitado, lo que enuncia casi el absurdo principio de que se le debe prestar a quién no lo necesita.
Agregadamente, valdría la pena se revisara los puntos de intermediación que impone la banca de desarrollo para el otorgamiento de crédito, que en su costo o tasa de interés lo hace sumamente oneroso. De esta manera, por ejemplo el caso de FIRA, se imponen elevadas tasas de interese a créditos cuyo costo de fondeo internacional proporcionado a México es mucho menor que CETES, pero que terminan siendo pagados a tasas tres o cuatro veces más altas.
Para el cumplimiento irrestricto del compromiso presidencial, es urgente y necesario, por lo que se ha señalado, que la BD modifique rápida y urgentemente sus reglas de operación. De otra manera, el objetivo ofrecido puede ser vano y en el muy corto plazo crear un ambiente adverso para la BD y los compromisos financieros futuros de EPN.
El monto anunciado de la meta de este año de la BD, no se antoja sumamente elevado, fuera de su alcance de operación y logro, como Moody´s lo dio a conocer. El financiamiento otorgado por la banca de desarrollo al Sector No Bancario, sin incluir al otorgado a otros bancos o instituciones financieras, en saldos nominales ha rondado arriba de los 400 mil millones de pesos en los últimos años, habiéndose dinamizado a partir de 2010, con la recuperación o rebote de la economía, después de la contracción de 2009.
De esta forma, si a la operación de la banca de desarrollo se le sumaran las garantías o inducciones al crédito para la banca comercial se tendría una cifra de financiamiento mucho más elevado a la históricamente observada. Tal situación se aprecia en el saldo reportado por la SHCP, al incluir las llamadas garantías, por lo que la meta planteada significaría un incremento de más de 50%, al pasar en 2012 del orden de 600 mil pesos a casi un billón de pesos en 2013.
De acuerdo a lo anterior, el crédito que directamente se otorgaría por la BD en éste año sería del orden de 700 mil millones, lo que implicaría un aumento sustancial de la operación crediticia directa. De diciembre a mayo del presente el crédito directo y las garantías ha alcanzado una cifra un poco superior a los 500 mil millones, por lo que de mantenerse casi inercialmente esta tendencia se podría llegar a la meta prometida.
Dos aspectos llaman la atención sobre la cifra global de financiamiento anunciada y el desglose de la meta para las entidades de la BD. En el primer caso, queda excluido el financiamiento de INFONAVIT, cuyo peso en relación al PIB es significativamente alto, como lo reporta el Banxico; mismo que casi equivale al 50% del financiamiento de la banca comercial a todo tipo de actividad y estadísticamente casi cinco veces al de la BD. En este sentido, aún como simple referencia, bien vale tener en consideración el financiamiento a la vivienda, que al final significa un indicador de desarrollo social y repercute favorablemente en la construcción. Aún más, en ese sentido Nafin tiene un programa especial para los desarrolladores de vivienda de INFONAVIT.
Por lo que hace a la composición por institución de la meta anunciada, la inclusión de Banobras podría distorsionar la visión del esfuerzo de la BD, dado que buena parte de sus créditos son para estados y municipios, y últimamente se han constituido en muchos casos para el saneamiento financiero de los gobiernos sub-nacionales. En este contexto, el peso de Banobras dentro de la BD nominalmente casi equivale a la operación esperada por Nafin.
La BD mexicana en los 1960´s – 1970´s llegó a ser ejemplo mundial, en particular para América Latina. Esto se debió especialmente a los grandes logros productivos y de resultados de Nafin. Por ello, los funcionarios del Bandes (Banco de Desarrollo Económico y Social de Brasil) en 2008 señalaron que su escuela había sido Nafin. En este sentido, Nafin puede rápidamente recuperar su carácter de buque insignia de la banca de desarrollo, tanto en su carácter de agente financiero internacional del gobierno mexicano, como por que puede irradiar buenas prácticas y experiencias a los otros bancos de desarrollo del país. Nafin puede trabajar en tándem con Bancomext en los proyectos de industrialización y exportaciones y puede agregar valor a la producción primaria, especialmente con Financiera Rural y FIRA.
Nafin tiene la experiencia histórica y cuenta, sin duda, con el expertise humano para desatar el motor productivo nacional ante la oportunidad que significa el nuevo rumbo de la BD. Obviamente, la BD, en su conjunto, requiere una gobernanza, administración y reglas de operación ad-hoc a las nuevas circunstancias nacionales y al nuevo rumbo que se desea crear para México. Más allá de los eventos y sus buenos anuncios, esos son los retos de la BD. Esperemos que la BD de los resultados que la gran mayoría deseamos y no sólo acreciente nuestros buenos pensamientos y deseos.