Señalé hace unos días -en la Maison de l’Amérique Latine, comentando las ponencias de Alberto Ruisanchez, Jorge Castañeda, Jean Noël Jeanenay, Philippe Faure y el propio Alan Rouquier, Presidente de ese enclave de cultura y encuentro que es precisamente la MAL-, que Francia y México faltan de Imaginario.
La imagen de Francia ante los países europeos que le han históricamente reconocido y cedido cierto protagonismo en el armado de esa región, se ha visto en los últimos años resuelta en una desilusión.
La France -esa república de la que con orgullo el poeta, Anatole France, decía que los hombres libres del mundo tienen su segunda patria, hoy no representa ese espíritu. Y es que el aprecio de sus recientes gobiernos se percibe disminuido.
México por su parte adolece de un déficit de imagen producto de esos 12 años de lo que algunos estudiosos han llamado la Transición fallida. El tiempo de gracia después de los 100 días tradicionales, concedido al Presidente Peña Nieto, goza aún de cierto espacio gracias al anuncio de las reformas fundamentales esperadas por la comunidad internacional y varios sectores de la economía nacional.
La contestación, gracias al Pacto, mas que a las negociaciones con la “política sin partido” se ha logrado frenar muy circunstancialmente. Sin embargo, el proceso para el armado de las leyes secundarias es oxigeno para la anarquía animada por el populismo y marginada muchas veces de la razón.
Un denominador común en ambos Estados es la falta de un Imaginario, una propuesta de país que implique la oferta de una certidumbre, de un riesgo también sin duda. Un imaginario es la visión de un porvenir…aquél : Yo veo un México que no puedo dejar de recordar al haber sido yo quien recomendara esa frase a LDC como lo podrían corroborar LS y EZPL. Es el I had a dream de Luther King y el Français je vous ait compris de de Gaulle.
Un imaginario es el ver lo que se es capaz de comprometer. Es tiempo de procurarlo en ambos lados del Atlántico. Y si bien el Presidente Holland tiene aparentemente menos flotadores políticos, los recursos suyos están en el país que preside, en la Intelligenzia, en la innovación de sus empresas, en la formación de sus profesionales, sus Grandes Escuelas… En México, son las oportunidades que lo animan, pero ya no aquellas que se toman predatoria y salvajemente sino las que se construyen en solidaridad, con vocación de hibridaciones, con instituciones, programas, trabajo, disciplina, civismo, honestidad (que sobre su mención) y un weltandschauung.
Empresarios menos rancheros, y rancheros mas empresarios, políticos mejor formados y mejores formaciones políticas. Ambos países requieren mejorar su meritocracia para que les gobierne la razón y no el populismo. Es tiempo de asentar las bases.
Francia y México tienen mucho que decirse, que intercambiar que aprender juntos. La embajadora francesa en México, Elisabeth Beton Delegue, reclamo en esa reunión de la MAL a México, el mejorar su federalismo. No estaría mal tampoco que el centralismo francés hiciera también una introspección, hay áreas de oportunidad en ambas democracias.
Del lado Mexicano una tarea es obligada, el apalancamiento necesario para fomentar la igualdad de posiciones. Necesitamos acercar mecanismos de empoderamiento para facilitar las expresiones de esos mexicanos que forman parte de lo que en la misma reunión del Boulevard de Saint German, el filosofo francés de la mediación, Regis Debray señaló como el reto del 45% de la población que no está por encima del umbral de la apenas y lograda, de la frágil clase media.
Coincido con Jorge Castañeda en su percepción de la psicología de la mexicanidad desde la clase media arrivista, pero sin duda esa sicología debe ser revisada con el reforzamiento de las posiciones de la mitad de la población que tiene también derecho a la existencia simbólica facilitada por las nuevas tecnologías y los medios mas tradicionales. Sólo así podremos cambiar las percepciones luego las conductas y tener país
Coincido también con Rouquier, y como no hacerlo cuando se trata sólo de reconocer que México es el único país de América latina que forma parte de la historia de Francia y viceversa. La vinculación está allí hay quizá sólo que des-cubrirla, mucho se ha hecho para empolvarla. Una relación de intercambios frecuentes, en lo cultural desde luego y en lo comercial también, en lo académico sobre todo.
Para cada uno y para ambos un imaginario Francia y México, cantemos con Louis Mariano les aventures mexicaines…
Deja una respuesta