La (tímida) irrupción de la Banca Digital en México

El Foro “No Money”, organizado por el periódico El País en la Torre BBVA de la Ciudad de México el 23 de octubre, ha puesto en la palestra un tema que está en la frontera de la discusión actual. En México, el 90% de las transacciones se hacen en efectivo, más de la mitad de la población carece de una cuenta bancaria y sólo algo más de un tercio tiene una tarjeta de crédito. En Canadá, el país que menos efectivo usa en el mundo, el 57% de los pagos se hacen sin dinero físico y los ciudadanos tienen más de dos tarjetas de crédito per cápita. Las ventajas de manejar dinero en forma virtual son evidentes pues agiliza los intercambios, reduce los costos y los riesgos de transportar o cargar efectivo (aunque el dinero virtual también tiene riesgos de otros tipos).

La carrera por desarrollar el mercado de transacciones financieras virtuales en México ya se nota. Se estima que había alrededor de 400 Instituciones Tecnológicas Financieras (ITF) antes de que se promulgara la Ley Fintech (marzo 2018), cuyo propósito es justamente empezar a normar los mercados financieros virtuales. Un signo de que esta Ley es sólo un comienzo, es que únicamente 200 de las 400 empresas mencionadas calzaban en el marco regulatorio de esa nueva ley, pues ésta reglamenta principalmente instituciones de fondos de pago electrónico (monederos), instituciones de financiamiento colectivo (crowdsourcing) y muy parcialmente las criptomonedas, pero el mercado financiero virtual es mucho más variado que el considerado en la ley. De las 200 empresas idóneas, sólo 85 solicitaron permiso a la CNBV para poder operar legalmente (las demás tendrán que dejar de funcionar en este mercado hasta que obtengan el correspondiente permiso). La mayor parte de estas empresas (60) pidieron autorización para operar como instituciones de fondos de pago electrónico y las restantes (25) como instituciones de financiamiento colectivo (CNBV). Las operaciones que se realizan a través de las ITC registradas ante CNBV, pueden ejecutarse a través de aplicaciones en teléfonos celulares o computadoras personales y tienen facultades y garantías similares a aquellas con que cuenta la banca tradicional.

Pago electrónico.
Imagen: Sopitas.

Dentro de este proceso de ordenamiento del mercado financiero digital, el Banco de México lanzó una plataforma para Cobros Digitales (CoDi) el 30 de septiembre, que opera a través del Sistema de Pagos Electrónicos Interbancarios (SPEI). Este es un mecanismo que ayuda a hacer pagos en forma inmediata vía Internet o banca móvil (con el uso de códigos QR, quick response y NFC, Near Field Communication), permitiendo reemplazar el dinero en efectivo. Sin embargo, su campo de operación aún es limitado si se compara con lo que efectúan plataformas similares en otros países.

Las condiciones de infraestructura para realizar pagos en línea están en gran parte disponibles en México. En 2018, 70% de la población mexicana contaba con banda ancha móvil, el 66% de los individuos usaban Internet y se estima que para 2024, el 92.2% de la población del país tendrá acceso a la red digital . Sin embargo, la utilización de estos medios de telecomunicaciones para operaciones financieras ha sido limitada, como se ha señalado.

Para ser competitivos, los bancos necesitan “modernizarse” y facilitar las transacciones digitales que agilizan y abaratan los intercambios en el mercado. CoDi es un paso adelante, ya que permite el pago casi inmediato de un servicio o producto: el vendedor realiza un cobro virtual al comprador, éste debe aceptarlo por esa vía y con ello queda saldada la operación. Nótese que el monto de la transacción no puede exceder el modesto monto de 8 mil pesos. El uso de este nuevo instrumento digital para transacciones requiere tener una cuenta bancaria, lo que limita su radio de acción, pero varios bancos que participan en la plataforma CoDi ofrecen crear una cuenta bancaria de forma remota para el cliente, lo que quizás lleve a una mayor bancarización de la población.

Los bancos en México necesitan avanzar más rápidamente en esta era digital, pues la competencia de los neobancos plantea un reto enorme. Estas no tienen sucursales que mantener y prácticamente no usan efectivo, lo que también hace prescindibles los cajeros automáticos propios (aunque los clientes pueden hacer uso de aquellos de bancos tradicionales), ahorrándose buena parte de los costos relacionados y pudiendo ofrecer servicios financieros mucho más baratos que los bancos establecidos (prácticamente no se cobran comisiones a los clientes). En México ya empieza esa competencia. Por ejemplo, Weex Wallet provee una tarjeta de prepago MasterCard Digital, que almacena el dinero del cliente y que éste puede usar en línea o en comercios físicos en forma muy ágil. También se puede obtener un préstamo en línea, con lo cual la tarjeta puede funcionar en forma muy similar a una tarjeta de crédito. Asimismo, operan en México Albo, Klar y próximamente Nubank (de Brasil), cuyos servicios son similares a los descritos. Todos con respaldo de MasterCard.

Nubank.
Imagen: Labs EBANX.

En países emergentes, como China, la mitad de la población paga normalmente con Apps móviles como AliPay y WeChatPay, y en Kenia casi todos usan M-Pesa para pagos móviles. Este cambio es muy rápido en países desarrollados. En Gran Bretaña, donde se ha reglamentado mejor que en nuestros países estas nuevas instituciones y mercados financieros, se han pedido al menos 15 licencias para este tipo de bancos digitales desde 2005, los cuales están encausando la tercera parte del incremento anual de los ingresos en ese país. Se estima que 9% de los británicos adultos y alrededor de 15% de jóvenes entre 18 y 23 tienen una cuenta en un neobanco (The Economist).

Un tema que sólo es tocado marginalmente en la Ley Fintech son las criptomonedas.  De hecho, al emitir reglamentos secundarios a la Ley, el Banco de México (Banxico) dejó al margen la regulación de empresas de Exchange de criptomonedas (o plataformas que permiten cambiar unas criptomonedas por otras o bien por dinero tradicional) y además prohíbe a las ITF ofrecer operaciones con criptomonedas a sus usuarios.

“El Banco de México estima conveniente mantener una sana distancia entre tales activos y el sistema financiero, dados los riesgos que la operación con estos pudiera conllevar para los usuarios, para las instituciones que operen con ellos y para el sistema financiero en general”. (Banxico).

Criptomonedas.
Imagen: Freepik.

Sin embargo, no prohibe a las ITC y a instituciones de crédito realizar las operaciones con criptomonedas, habiendo previamente obtenido la autorización para ello, pero estarán limitadas a las “operaciones internas que dichas instituciones realicen para el procesamiento de los servicios que ofrezcan a sus clientes”.

En suma, dos características de las FinTech destacan entre las más relevantes: un esfuerzo por modernizar y hacer más incluyente el sistema financiero mexicano, del que ha estado marginada gran parte de la población y, por otra parte, hacerlo más seguro, especialmente dificultando el lavado de dinero mediante las nuevas reglas (se cambiaron también algunas disposiciones de la Ley-Antilavado con este fin).

Entre los desafíos que tiene México por delante, como muchos otros países, es que las disposiciones que ha introducido, especialmente para las criptomonedas, son aplicables dentro de su territorio pero las operaciones con estas monedas virtuales son cada vez más importantes a nivel internacional. La ex-directora del FMI, Christine Lagarde, hace muy poco hizo declaraciones advirtiendo sobre el potencial uso de las criptomonedas como vehículo de lavado de dinero y financiamiento del terrorismo a nivel internacional. Mientras tanto, Facebook, el gigante tecnológico ha anunciado el lanzamiento de su propia criptomoneda “Libra” que podría llegar a miles de millones de personas en el mundo, pero que pocos países podrán regular y controlar a nivel nacional.

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