La razón para la justificación del título de esta editorial lo baso en lo que puedo advertir en cuanto al fenómeno de minusvalía que los conjuntos habitacionales han venido sufriendo.
Las razones de lo anterior son variadas, sólo por mencionar algunas de ellas considero lo siguiente: las viviendas se han venido construyendo en las periferias de las ciudades en donde la tierra era más barata y esto permitía a los desarrolladores obtener ganancias adicionales. Muchas veces fue la corrupción de los presidentes municipales la que hacia que las vivienderas buscaran tierra barata; muchas otras la tierra barata se volvió muy cara teniendo que llevar hasta ella los servicios municipales, pero eso si, casi siempre muy lejos de las ciudades y todo esto ha venido atentando en contra de la productividad.
Lo que gasta en tiempo y dinero una persona para trasladarse de su casa hasta su trabajo es verdaderamente cruel, además quién puede ser productivo después de pasar entre cuatro y seis horas en traslados? Este fenómeno y el hecho de que ahora que las mujeres también trabajan, ha causado problemas de desintegración familiar y ello a su vez, problemas de drogadicción y delincuencia.
Por otra parte para conseguir el abasto familiar, y aunque exista transporte público, la gente que va al supermercado en camión, muchas veces tiene que pagar lo que se ahorró versus la tienditda de la esquina, en costo de un taxi a su regreso. La mayoría de los conjuntos habitacionales no conservaron la arquitectura original y hoy podemos ver construcciones de diferentes tamaños y estilos, eso si casi todas adornadas por el grafiti que hace verdaderamente feo a casi todo el país.
Es mucha la gente que ha tenido que abandonar su vivienda por razones de seguridad. Los secuestros y extorsiones son la constante y ante la imposibilidad de vender la vivienda traspasando su crédito, algunas personas ponen sus viviendas en renta en lo que otras las abandonan. Ahora bien si pensamos en el precio que la gente pagó por su vivienda y lo que vale ahora, podemos observar que si ese dinero hubiese estado invertido en el sector financiero a tasas incluso bajas, las familias podrían comprar esa misma casa y les sobraría dinero; es decir, no tuvieron plusvalía!
Entiendo muy bien que de otra manera no tendrían ni una vivienda ni un ahorro, por lo que sí acepto que es el ahorro de las familias, pero el que la rentabilidad ha sido negativa en casi todos los casos, eso es indiscutible.
Son muchos los desarrollos de vivienda que están abandonados, sobre todo en el norte dél país; unos por haberse podido vender, otros porque han sido tomados por la delincuencia. Las viviendas abandonadas en un país como el nuestro en donde la pobreza campea, es un verdadero crimen.
Me parece que lo que valdría la pena además de continuar con la política de vivienda que ha impulsado Peña Nieto, es integrar buenas administraciones para los conjuntos habitacionales en donde se regeneren las áreas verdes, dar mantenimiento a las áreas públicas, en los espacios vacíos integrar canchas deportivas y lugares de abasto así como por supuesto escuelas, trabajar con los vecinos para conseguir que el tejido social se construya de una manera adecuada; para esto INFONAVIT y SEGOB en la parte que deben de atender con Roberto Campa que es la prevención del delito y la participación ciudadana, tendrían que conseguir acuerdos inteligentes.
No podemos seguir construyendo guetos en los que quienes viven en ellos viven mal y menos todavía seguir atentando en contra del patrimonio de los mexicanos.
@Fschutte