Ciudad de México.- El poder es del dinero. Los ricos son los que mandan en la lista de los 100 más poderosos del mundo de la revista Art Review del 2014. En este obvio trabajo de relaciones públicas destacan solamente a “artistas” tipo Tino Sehgal, que dicen “nunca ha hecho una cosa” y un solo pintor, Gerhard Richter, y lo incluyen porque es el artista vivo que rompió su propio record de venta en subasta con una pintura de 37 millones de dólares. El resto de los enlistados son millonarios que rompen los techos de las cotizaciones, galeristas y curadores. Es muy impresionante ver que un artista no sea mencionado porque revolucionó con su obra, o porque sus aportaciones están cambiando el rumbo del arte, para nada; por ejemplo, Jeff Koons, que tiene una obra complaciente, facilona y vulgar, está porque alcanza unos precios muy altos. La lista está planeada para cumplir intereses, los artistas incluidos como poderosos son acompañados por sus galerías, por ejemplo, Jeff Koons o Cindy Sherman, y más abajo su galerista Larry Gagosian; sucede lo mismo con Yayoi Kusama y la acompaña su galerista David Zwirmer. Esta colección de nombres que se supone que está hecha para informarnos el who is who in the art world, dice que el arte no se ve trastornado por las aportaciones creativas, el motor es el dinero que hay detrás de las obras, los nombres que manejan las bienales, los artistas que crecen a la sombra del capricho de un galerista o un coleccionista. Los mexicanos que están incluidos son Eugenio López y el dúo Kurimanzuto, en eso coinciden con las aspiraciones de la masa del estilo contemporáneo VIP, que los han convertido en su meta de realización personal. Para esta lista no existe el arte mexicano, ni siquiera el estilo contemporáneo VIP, al que el gobierno le da dinero y museos. Aquí se derrumba el mito de la gran efervescencia artística que se supone que se vive en la comunidad del estilo VIP, porque para el estatus actual del arte son invisibles. Este ranking, tipo lista de revista de sociales, es una denuncia, si para la creación artística lo importante es el dinero, el tráfico de influencias curatoriales y los artistas que citan, entonces el arte desde hace mucho dejó de ser una actividad humanista y es únicamente negocio, es un producto financiero de moda, como lo fueron las hipotecas basura. El mercado es muy importante para el arte, pero no lo es todo; lo fundamental deberían seguir siendo los artistas. Esto sucede también con el precio de las obras, que una pintura, así sean de los geniales Freud, Richter o Degas, alcancen precios inverosímiles, no los hace mejores pintores, ni modifica su apreciación en la historia del arte. Además distorsiona su valor, porque el público en vez de ver una gran pintura, ven millones de dólares colgados de una pared. Ya no digamos con las obras infra inteligentes de Sherman, Koons o Kusama, que el significado y sentido artístico se escribe en dólares. Estas listas son un escaparate capitalista para lo único mesurable: el dinero.
Los 100 más poderosos
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