Mancera y la oportunidad histórica del PRD

Tras las desbandadas que muchos políticos han iniciado de sus partidos políticos para refugiarse en el propio de Andrés Manuel, se ponen de manifiesto tres circunstancias importantes de reflexión.

La primera de ellas es que lo han hecho por carecer de convicción política o por la falta de oportunidades dentro sus partidos. El no tener convicción política de inmediato significa que dichos políticos están en busca de una oportunidad o espacio no importando quien se los otorgue; da igual si es la izquierda, el centro o la derecha o, inclusive, por la vía independiente. Esto evidencia un pragmatismo sin mayor programa ni proyecto y mucho menos la postura legitima de una ideología determinada. Esto puede ser negativo en cuanto que el pragmático reduce lo verdadero a lo útil, siempre privilegiando el interés personal sobre el general. La falta de espacios y oportunidades para algunos políticos dentro de sus partidos de origen es una realidad, sin embargo, lo cierto es que en la mayoría de los casos lo es porque no representan lo suficiente en lo social, en lo económico o políticamente.

La segunda circunstancia es reflejo de una efervescencia actual por irse con quien creen ganará la presidencia de la república en 2018. Una especie de apartado para los lugares de los principales cargos de la administración pública y, sobre todo, por la evidente falta de perfiles para ocupar todos y cada uno de los puestos relevantes de la burocracia por parte del MORENA; lo anterior, pareciera la motivación de los hoy ex priistas, ex perredistas y hasta ex panistas para formarse en las filas del partido de AMLO.

Del mismo modo, es apartar candidaturas a los diversos puestos de elección popular que se disputarán en el futuro cercano y que, precisamente, las mismas no se las otorgarán los partidos en los que venían militando. Algunos otros, han decidido manifestar públicamente su apoyo a AMLO para resucitar del olvido político en el que se encuentran.

Respecto de estas dos circunstancias, el líder del MORENA habría de ser mesurado y reservarse el derecho de admisión ya que se han acercado a él actores políticos y sociales de dudosa reputación. El vacío que se está generando en otros partidos políticos pudiera significar un sobrecupo en el Movimiento de Regeneración Nacional y, lo que sería más grave, que dichas adopciones pueden ser de gente no valiosa y menos honorable.

AMLO debe recordar que en la historia de nuestro propio país existen ejemplos de enemigos que se acercaron simulando una tregua o alianza y que al menor descuido atacaron por la espalda a quien los recibió con los brazos abiertos. Basta recordar como en 1919 Jesús Guajardo hizo creer a Emiliano Zapata que había roto con Venustiano Carranza; incluso, como prueba de ello, se dice que fusiló a 50 soldados federales. Lo ocurrido posteriormente en la hacienda de Chinameca es historia…

Finalmente, la tercera circunstancia merece una detenida reflexión por dos aspectos principales que tienen que ver con el PRD. El primero de ellos es que tiene la oportunidad histórica para reconfigurarse y replantear sus objetivos como partido de izquierda. Ante la desbandada que está viviendo, el PRD tiene la posibilidad, siempre y cuando la sepa aprovechar, para depurarse de aquellos que no tuvieron la convicción de luchar por él y de mantenerlo como una opción democrática progresista para el país. Sin ellos, puede voltear nuevamente a ver liderazgos sociales, estudiantiles, gremiales, intelectuales, culturales, políticos y empresariales comprometidos con el desarrollo del pueblo para ubicarlos como líderes dentro del partido y que de esas estructuras legítimas que se vayan creando se deriven las diversas candidaturas.

Y el segundo aspecto, es respecto al evidente vacío de liderazgo moral. Este partido, que indudablemente tiene una connotación de principal importancia para la vida democrática de nuestro país, hoy en día carece de una cabeza moral que lo guíe. Requiere de alguien que lleve las riendas apegado siempre a los valores democráticos y progresistas de izquierda con los que nació el partido del sol azteca. Necesita de alguien que lo preserve no solamente en sus valores, sino que lo reivindique y lo convierta nuevamente en una opción real de cambio.

Esa oportunidad que hoy se le presenta al PRD pudiera ser acogida por el Jefe de Gobierno de la capital. Miguel Ángel Mancera Espinosa no sólo goza de la mejor posición en todas las encuestas realizadas en relación a la elección de 2018 (con sus entre 8 y 12 % va a decidir quién será el próximo presidente de México, puesto que quien aspire a ganar lo tiene que hacer con su alianza), sino también, tiene la opción de liderar al partido que lo llevó a la jefatura de gobierno.

Desde la renuncia con carácter de irrevocable presentada por Cuauhtémoc Cárdenas a finales de 2014, fundador y último líder moral del PRD, ese partido se quedó acéfalo.

Desde luego, de momento es algo secundario pensar en el proyecto de rehacer al PRD; sin embargo, en la expectativa y obligación moral de un político, no deja de ser importante como compromiso y convicción propia en pro de la ciudadanía.

Hacer del PRD nuevamente una verdadera opción ciudadana para cambiar las circunstancias de nuestro país desde la vía institucional partidista es un reto que exige las mayores aptitudes de un estadista. El reto está puesto, sólo falta quien lo quiera asumir y ese podría ser el hoy Jefe de Gobierno de la CDMX.

cruzvazquezmanuel@gmail.com

@marcialmanuel3

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