Ellos se ríen de mi porque soy diferente.
Yo me río de ellos porque todos son igualitos.
Anónimo.
El libre comercio ha probado ser un elemento positivo y fundamental para el desarrollo económico y el bienestar de algunos países, como es el caso de Singapur, un país que hace 53 años se encontraba en una situación más deplorable que la nuestra actual en materia de desarrollo, bienestar y corrupción. Los enormes retrocesos que ha registrado la economía mexicana y nuestro comercio exterior nos dicen que, en México, mucho no funciona por la aplicación dogmática del neoliberalismo por los teóricos del comercio exterior mexicano después de la entrada en vigor del TLCAN, ya que no hubo complemento alguno que permitiera aprovechar las supuestas ventajas negociadas en este TLC, que era el proyecto más importante para el desarrollo de México.
Pareciera que los altos funcionarios mexicanos desconocen el nivel de competitividad de la economía mexicana, la estructura de su planta productiva y de la oferta exportable, la operación real del comercio internacional y, lo que es más preocupante, del comercio exterior mexicano. Dicha situación empeoró a partir del año 2001, en que han estado en vigor los TLCs firmados compulsivamente con otros 46 países y los 33 APPRIS que, de acuerdo con los teóricos del comercio exterior iban a generar enorme desarrollo y bienestar en México, pero que, en realidad, atomizaron las reducidas fortalezas de la economía mexicana, generando enormes retrocesos económicos en todas las variables económicas. Sin duda alguna, esta situación va a empeorar con la entrada en vigor el TPP-11.
El elemento base de estos retrocesos es:
- La aplicación del axioma de la mejor política industrial es la que no existe, aderezada ricamente con otros factores como:
- Búsqueda de mayor participación en las cadenas mundiales de valor y promoción del valor agregado regional, lo que en la realidad ha acarreado una decreciente generación de valor agregado nacional en el proceso de exportación mismo, que cayó de 59% a 39% en el periodo 1993/2017, dado que se adoptó un esquema muy simplista e irresponsable de importar para reexportar, con reducido y decreciente valor agregado, supuestamente, para ser más competitivos procediendo, adicionalmente, a realizar una desgravación unilateral totalmente incoherente.
- Esta situación también se ha presentado para abastecer al mercado interno, tanto en relación con insumos como en bienes de consumo final.
- Por esta circunstancia, en el mismo periodo, la participación de México en la exportación mundial con valor agregado pasó de 0.67%, en 1994, a 1.15% en 2001, y a sólo 0.83%, en el año 2015. Por esta misma razón, la generación de riqueza en el país es decreciente, como también lo es nuestra posición como economía mundial y destino de la IED, particularmente a partir del año 2001.

Lograr piso parejo para el acceso de productos mexicanos en los mercados asiáticos a través de la firma y ratificación del TPP, frase totalmente ilógica, aberrante y quimérica si tomamos en cuenta que nuestra competitividad en relación con esos países es deplorable y decreciente y eso nos dice que, aunque haya un marco preferencial para los intercambios con esos países, no hay piso parejo para la planta productiva nacional que tiene que competir con productos, tanto en el mercado interno como en el exterior, procedentes de países mucho más competitivos que México porque crearon un marco sistémico adecuado mediante políticas públicas realistas.
El próximo gobierno enfrentará una situación muy difícil que tendrá que mejorar, evitando el dogmatismo que ha caracterizado a la administración pública mexicana en los 24 años más recientes, mismos en que la destrucción de la estructura de la promoción del comercio exterior y la inversión extranjera también fue originada por veleidades de los altísimos funcionarios y de sus “cuates”, lo que podríamos calificar eufemísticamente como terrible irresponsabilidad.
Anexo se presenta un cuadro comparativo con datos precisos sobre esta situación tan deplorable y en la que figuran, como elementos fundamentales del problema, la pésima calidad de las instituciones públicas y la de sus funcionarios o “cacahuates”, como Don Raymundo Riva Palacio califica a los funcionarios públicos de baja calidad.
Anexo: