Mensajes Revolucionarios

Discutí recientemente de manera virtual y animada con un colega, acerca del sentido filosófico de la revolución mexicana… Sus argumentos me inquietaron debo reconocerlo… La revolución Mexicana fue todo menos  un movimiento filosófico me espetó el referido, con autoridad de historiador.

Quiero detenerme con ustedes para espulgar (si, quitarle las pulgas) a esta querella.

Ciertamente que las razones de las revuelta de Cananea,  los levantamientos villistas y zapatistas tuvieron mucho de paradigma de revolución industrial, de rabia étnica, de búsqueda de identidad, de ganas de andar con la tropa en muégano vital … Cada quien, diría  Enrique Krauze, buscando su propia redención.

Esas cosas de valientes dorados, y Madres Coraje, de “adelitas” y tropa zapatista son filosofía y son revolución… Viene zapatista.. todo el pueblo se levanta pá- lo junta máiz, frijol.. me dijo así Don Francisco, un viejo tepozteco hace  mas de 30 años  cuando me explico que jué homre… que no pá bandido jué..

Pero en qué nivel fincamos la comprensión de los hechos? Por allá en 1936 anduvo por México el poeta Antonin Atraud, pidió las autorizaciones necesarias a Secretaría de educación, entonces bajo responsabilidad de Vasconcelos, para irse a la sierra norte, a la tarahumara y acercarse a los orígenes del teatro. Buscaba Artaud en aquellas ceremonias observar esos momentos de vida intensa que le habría recomendado Yeats. Y los encontró sin duda en la ceremonias de tutuguri jícuri ( donde peyote y el tesgüino animan la lengua y expresan los interiores de las personas) que le hicieron perderse un tiempo en las cañadas de la  sierra, en los ríos alegres y serpenteantes, en las cataratas inmensas, frente a las rocas en ocasiones animadas de espíritus. Todo eso que inspiro sus Mensajes revolucionarios que habría de publicarle Gallimard, años mas tarde gracias a la intervención Jacques Rivière.

Hay allí una  búsqueda filosófica, del saber, una intención de mirar la física, la naturaleza del mundo desde un ángulo, desde un espacio concreto, desde un tiempo específico, desde una cultura particular y con una vocación universal de interpretación.

Hay filosofía y la hay también en la manera en que aquél viejo Tepozteco, Don Francisco  refería su mundo… Tod’uera una vegetación enorme, pero ya-no-l’ues… a causa de tanta líñia quia’ntrado in Tepoztlán… y la manera en que los personajes de la novela de la revolución mexicana, contemplan su mundo con una filosofía del Ser..

Cierto, no siempre se pasa por la verbalización sofisticada de los académicos, pero, acaso restan valor al afán de interpretación del mundo las intervenciones de personas-personajes?

Estamos celebrando el 103 aniversario de la Revolución Mexicana, núcleo concentrador de eventos y sicologías como lo son todas las guerras, donde mucho del espíritu de los hombres, de su filosofía interpretativa de su weltandschauung aparece de modo traslúcido.

Pero ese campo donde cientos, miles, millones sin duda de micro-eventos, de historias personales, grupales, étnicas, sociales aparecen, no ha terminado sus relatos, de hecho se ha quedado callado mucho tiempo, quizá los años de la transición fallida, quizá, (seguramente) más..

Por eso deben fomentarse nuevas narrativas, mejores narrativas, narrativas presentes pero con pasados individuales. Narrativas de grupos, de etnias, de instituciones, asumiendo con la historia sus depuraciones y auscultando su devenir y sobre todo su porvenir…

Si hay filosofía de la Revolución mexicana, lo saben, Guerra, Nicol, Ramos, Vasconcelos, Krauze, Paz, Caso, Guzmán y muchos mas. El ateneo de la juventud, creado en 1909 no sólo es el antecedente de uno de lo movimientos intelectuales mas importantes de la historia mexicana del siglo XX sino el epítome mismo de la filosofía anti-positivista de la revolución.

Pero mas allá de del maniqueísmo positivista anti-positivista del que ya se ha hecho suficiente glosa, afirmamos que no hay movimientos sociales sin filosofía que les inspiren.

La Revolución Mexicana tiene mucho que decir, como siguen diciendo las obras literarias que discurren de los grandes fenómenos de la humanidad.. No es infraestructura que permita pensar como cosa terminada un momento de la historia.. No hemos acabado ni con la edad media, ni con el renacimiento y comenzamos a penas a entender las migraciones prehistóricas.

Este año, valga el ejemplo, el prestigioso premio literario Goncourt lo ganó precisamente el Au revoir lá-haut, del Pierre Lamaître, que trata justo temáticas de la guerra del 14, Francia olvida a sus vivos y reconoce a sus muertos pare repetir el texto… Igual que la revolución que reclama actualidades mas allá del maderismo el villismo o el zapatismo.

Porque la cultura es aquello que queda cuando hemos olvidado (casi) todo, la Revolución Mexicana, es también una revolución cultural y filosófica. Una revolución que marca el presente de la República Mexicana, también.

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