Poco a poco, con asistencia limitada se empiezan a celebrar festejos en varias partes del mundo y se anuncian corridas –dependiendo de las condiciones futuras– hacia abril y mayo con carteles de tronío, como es el caso de Sevilla.
En México, en Huamantla, Tlaxcala, se ungieron triunfadores Jorge Sotelo y Calita con toros de Coyotepec y de Zacatepec, respectivamente, el fin de la semana pasada. El lunes 1 de marzo en Apizaco, un muy buen encierro de José Arturo Huerta propició el triunfo de Sergio Flores, Luis David y Diego Silveti. Los dos primeros ungidos en hombros en función de los trofeos conseguidos en el festejo.
Así se mueve el cotarro y eso es positivo, aunque el impacto de la pandemia en el mundo taurino, además lo que venimos arrastrando antes de ella, lo veremos en los próximos años.
Mientras tanto, los recuerdos nos nutren, y curiosamente el 16 de febrero de este año pasé por una cirugía y recordé en mi camino al quirófano que, en esa misma fecha en 1946, Silverio Pérez en mano a mano con Manolete, obtuvo por una gran faena a Barba Azul de Torrecilla, el primer rabo que se otorgó en La México.
No había nacido cuando aquel día –pero sí el mismo día el 16 de febrero de 1975–, fecha en que el toro Bermejo de Xajay le propinó una cornada pavorosa al valiente diestro Antonio Lomelín, cuando en los medios del ruedo citó al astado para ejecutar un par al quiebro.
La plaza quedó estupefacta al ver al torero tomarse los intestinos y encaminarse a la enfermería de La México, donde lo atendió el doctor Campos Licastro y su equipo. Posteriormente, el doctor Hernán Cristerna, famoso gastroenterólogo, lo atendió para que reapareciera alrededor de dos meses más tarde, el 20 de abril, en Durango.
Toño era un torero muy arriesgado, ya había pasado por una cornada semejante en Tijuana en el segundo tercio, pero siguió en la brega por dar una gran tarde de muestra. En los ochenta en mano a mano con Manolo Martínez recibió los máximos trofeos de Luna Roja de Xajay, ganadería que, por cierto, es la que mayor número de toros ha lidiado en La México en sus 75 años de historia.
El español Antonio José Galán el 16 de febrero de 1975, tuvo que matar cinco toros. El primero de Lomelín y en el primero de su lote cumplió. En su segundo recibió aplausos. En el tercero, pitos. En el cuarto fue ovacionado con el capote, faena por naturales y derechazos, rematados por el de pecho y el de la firma. Media estocada. Una oreja y vuelta con el ganadero. En el último salió del paso, en lugar de Rafaelillo, quien sufrió una cornada. Rafaelillo en el tercero fue ovacionado con el capote, llevando a cabo una magnífica faena de muleta y, entre ovaciones, media estocada. Una oreja.
El traje de aquella infausta tarde quedó en manos de quien recientemente se fue a la Gloria y gran amigo de Toño, Gonzalo Martínez.
Toño siguió su trayectoria hasta 1996. Ese año, el 18 de febrero, se despidió triunfalmente con Segador de Rancho Seco en La México. Su apoderado por mucho tiempo fue el gran torero Rovira, quien lo acompañó en sus tardes aciagas y de triunfo. Fue un ejemplo de pundonor.
Espero como Toño recuperarme bien, y deseo que el movimiento y la vacunación nos lleve pronto a que nuestra querida fiesta siga adelante. ¡Un abrazo y muchos recuerdos!
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