Si bien los problemas son muchos en nuestro país, para salir de ellos necesitamos avanzar en el camino trazado por el conjunto de las reformas constitucionales aprobadas en esta administración, que son básicamente un gran adendum al contrato social que rige a nuestra nación y que de facto se constituyen en la hoja de ruta que hemos definido hacia adelante.
Particularmente, en lo que se refiere a la reforma de telecomunicaciones, es un error reducirla meramente a la disminución inmediata de precios de telefonía o a temas técnicos nada mas. El sector de las telecomunicaciones representa el boleto necesario para que los mexicanos podamos entrar a la modernidad y a los nuevos paradigmas de desarrollo del mundo post industrial. El conocimiento y la información requieren de una solida infraestructura de tecnologías de información y telecomunicaciones (TICs) y para ello se necesita contar con un ámbito regulatorio que de certidumbre a las inversiones cuantiosas que se tienen que hacer.
Si uno revisa la estructura de un estado de resultados de un operador de telecomunicaciones, los presupuestos asignados a inversiones de capital (CAPEX) resultan enormes. De acuerdo a un estudio reportado por Jay Way en Investopedia en junio del 2016, los dos sectores que más gastos de capital (Capex) llevaron a cabo en 2015 fueron telecomunicaciones y energía, estos muy por arriba del resto de la economía (energía cayo -41.6% año a año en el ultimo cuarto del 2015).
La citada publicación ubica a ATT y Verizon con un gasto agregado de Capex de $46.9 mil millones de dólares en 2015. Para tener un orden de magnitud de lo que representa esta cifra, a septiembre de este año, Grupo Televisa registro un valor de mercado ligeramente por arriba de los $63 mil millones de dólares.
Los datos anteriores revelan el intensivo uso de capital por parte de los operadores de telecomunicaciones, por lo que es entendible que estas inversiones no se pueden dar en un entorno de regulación débil, sin certidumbre de un entorno regulatorio y de negocios competitivo.
El IFETEL, se constituyo apenas hace unos años, su refundación obedece al reconocimiento de facto de que la antigua COFETEL no tenia los dientes jurídicos necesarios para contener a América Móvil, lo que se traducía en precios caros en telefonía y datos, además de otras variables como baja penetración de telefonía celular e Internet fijo y móvil, y fundamentalmente en un rezago histórico de inversión en infraestructura.
De aquí a final de año, el IFETEL tendrá que valorar si las medidas que ha impuesto a América Móvil han tenido los resultados deseados, si estos resultados ya tienen el efecto duradero que se requiere para elevar la competencia en el sector, y si finalmente ya concluyo que la competencia es el mejor vehículo para atraer inversión al sector y no los llamados del incumbente a “liberarlo”.