“Cartilla moral” y la búsqueda de los tesoros perdidos en México ¿Idealismo o realidad?

El presidente López Obrador ha sido fuertemente cuestionado por su insistencia en restaurar al país desde la raíz moral a través de una serie de principios y valores perdidos en la sociedad. Pero, ¿qué tanta razón tiene?

 

Me gustaría iniciar echando un vistazo a la situación actual de México.

Partiendo del más reciente Índice de Percepción de la Corrupción elaborado por Transparencia Internacional, México se ubica en lugar 138 de 180 países evaluados en 2018, sólo cuatro peldaños por arriba de Venezuela en la revisión regional.

De acuerdo a la definición de la Real Academia Española, “corrupción” atañe a la utilización de funciones y medios de las autoridades y organizaciones en provecho propio, económico o de otra índole.

México cayó tres lugares en corrupción respecto al 2017 -siete desde 2013– y se sumerge en un ambiente que socava la democracia y genera un círculo vicioso que provoca el deterioro de las instituciones y el Estado de Derecho, situación que según Transparencia Internacional, hasta ahora ningún gobierno ha logrado desmantelar y  “un número limitado de las acciones anticorrupción en México conducen a la sanción, la recuperación de activos robados o la reparación del daño a las víctimas”.

Pero este mal incluye no sólo al gobierno. Según el resultado de la “Encuesta Tendencias de Honestidad Latinoamérica,” realizada por AMITAI en colaboración con Human Quality Research, el “fraude ocupacional” (actividad que el trabajador realiza en su propio beneficio durante horas de trabajo y que implica un costo financiero o en activos a la empresa) es uno de los principales males que aquejan a las empresas. El 27% de los mexicanos están conscientes de que los empleados realizan algún tipo de robo y es muy probable que ese robo sea justificado y considerado como un acto común.

En cuanto a los sobornos, el 15.66% de los mexicanos considera que existen circunstancias en las que son justificables, mientras que el 12.43% lo justifica plenamente.

Sobre temas de lealtadel 31.68% de los mexicanos presentan actitudes menos leales hacia sus empresas, lo que aumenta el riesgo de deserción.

Si bien México se colocó como el país de América Latina que percibe como conducta normal de la vida cotidiana el respeto a las leyes, el 32.36% de los mexicanos tiene actitudes más irrespetuosas hacia leyes y reglamentos y la gente muestra mayor necesidad de que el orden legal se aplique. Esto significa que si en México hubiera menos impunidad, la gente respetaría más el orden jurídico que en otros países latinoamericanos.

En temas de violencia, el país de América Latina que presenta niveles más altos en tendencias de conducta violenta fue México y  33.80% lo percibe como una conducta normal de la vida cotidiana

Bajo este panorama, se podría decir que el fenómeno de la corrupción fluctúa desde un acto ilícito “simple e insignificante”, hasta el funcionamiento del sistema político, lo que hace de la corrupción no sólo un problema estructural sino también moral, cultural e individual.

”Cartilla moral” ¿Idealismo o realidad?

La ”cartilla moral,” originalmente escrita por Alfonso Reyes y reeditada por el gobierno de López Obrador, es una guía de valores que, según, ayudará a los mexicanos a ser mejores personas y pensar en el prójimo, exponiendo ideas de obligaciones morales y conceptos de bien y felicidad.

El documento fomenta el respeto a la persona, en cuerpo y alma; a la familia; a la sociedad humana en general y a la sociedad en la que toca vivir; a la patria; a la especie humana y a la naturaleza.

El juicio imperfecto

La polarización que se vivió en redes sociales en reacción a la explosión en Tlahuelilpan, Hidalgo, en la que al menos 115 personas han perdido la vida y decenas más siguen en riesgo de muerte, da muestra de la pérdida de humanismo en la sociedad mexicana. Para algunos, las víctimas de la tragedia recibieron “su merecido” por ser partícipes de un acto lícito, otros culparon al gobierno por fallas en la estrategia de lucha contra el huachicol y la escasa intervención de las fuerzas armadas para persuadir a los pobladores de alejarse del lugar, haciendo de un hecho lamentable un escenario de juicio imperfecto.

Pero ejemplos más de la pérdida de humanismo en la sociedad también lo da la falta de sensibilidad ante los índices de desapariciones forzadas; los feminicidios; la pobreza; la desigualdad; y demás factores alimentados por la corrupción y falta de moral.

Si bien es justificable que la iniciativa del López Obrador sea señalada como un acto de violación a la laicidad del Estado, también es cierto que la sociedad mexicana está ávida de una restauración moral y ética y una reintegración de valores.

El cuadernillo de 30 páginas producido por la Secretaría de Educación Pública, ha sido visto por ciudadanos y figuras públicas como un intento de adoctrinar a la población bajo principios religioso. En su defensa, el primer mandatario ha señalado que “es un documento, sobre los valores, los preceptos fundamentales: el amor a la familia, el amor a la naturaleza, el amor a la patria, el amor al prójimo” que si bien muchas veces se piensa que tiene que ver con lo religioso, son conceptos vigentes desde antes del cristianismo.

Tal vez la iniciativa de López Obrador sea idealista y la escena en el que los ancianos de la casa lideran un círculo de estudio familiar sobre el contenido de la “cartilla moral” quede en un simple cuadro añorado o sea una falacia del mandatario, ¿quién sabe? Lo que sí se sabe es que México necesita restauración integral de su ética; sus valores; sus emociones; su economía; su política; su estructura, y son sólo los mismos mexicanos los encargados de lograrlo.

 

 

 

 

 

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