En los próximos días se dará a conocer el proyecto que requerirá un inversión de 120 mil millones de pesos en la megaobra pública que tendrá al menos tres pistas de aterrizaje.
Ciudad de México.- Antes de que concluya el actual trimestre, es decir en los próximos días de septiembre, el gobierno federal definirá dónde se ubicará el nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, informó el secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza.
El funcionario, afirmó en conferencia de prensa, que el proyecto tendría “un costo aproximado de la obra de 120 mil millones de pesos, que puede ser autofinanciable con los ingresos del actual aeropuerto”.
Tras una reunión privada, en el marco de la Reunión Plenaria de Senadores del PRI, destacó que “el gobierno federal tiene una reserva en la zona de 12 mil 500 hectáreas, en la zona contigua al actual aeropuerto, que es precisamente donde los estudios están previendo qué es lo que debe tomarse de esa tierra”.
El proyecto, que iniciaría sus funciones en 2018, contará en un principio con al menos tres pistas de aterrizaje, una más que el actual Aeropuerto Internacional Benito Juárez (AICM), que ya ha sido sobrepasado, por lo que se daría solución a los problemas de saturación que presenta.
“Estamos frente a una realidad innegable: el Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (AICM) ha llegado al tope de su capacidad y dada la densa mancha urbana que lo rodea, no hay manera de ampliarlo”, reveló el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco).
El objetivo es que hacia el final de la presente administración, operen por lo menos dos de las cinco o seis pistas que se proyectan para el nuevo aeropuerto. La escala del proyecto depende de si se consiguen una serie de terrenos que se negocian en la zona de Texcoco.
La inversión se llevará a cabo en dos partes, en la primera se estarían invirtiendo al menos 50 mil millones de pesos, que incluyen los costos de las vialidades y de la infraestructura secundaria necesaria para poder ponerlo en marcha.
En una segunda etapa, se invertirían otros 20 mil millones de pesos que serían destinados a las nuevas pistas, podrían ser cuatro más, y la terminación de la obra.
El nuevo aeropuerto está pensado para una viabilidad de hasta 40 años, con una alta demanda, y que lo mismo pueda mover pasajeros, como destino o en conexión, o carga, para la ciudad de México o para la región central del país.
Asimismo, el proyecto detonaría inversión y empleo en la zona, impactando económicamente al Distritito Federal, el Estado de México –particularmente Texcoco–, y Tlaxcala.
Tan solo en la capital de Tlaxcala, diversos empresarios ya analizan el plan de inversión para lo que denominan como el corredor Texcoco–Huamantla. Esto con el objetivo de posibilitar la creación de varias decenas de miles de empleos.
Un ejemplo de este detonante económico regional es la planta Audi en el municipio poblano de San José Chiapa. Además se prevé la modernización de la carretera Texcoco-Calpulalpan-Huamantla, es parte de un mismo proyecto que busca el desarrollo económico y social de la región.
No sólo empresarios de Tlaxcala, además inversionistas de Puebla ya planean estrategias de logística del transporte. Académicos especialistas en desastres naturales apuran trabajos para apuntalar que no habrá inundaciones. Un efecto que seguramente se reflejará en la capital del país y en el Estado de México.
De acuerdo con especialistas, el comité del jurado encargado para elegir entre los siete proyectos presentados, decidió que el diseño de del despacho Romero-Foster era el más adecuado para la construcción.
El proyecto pertenece a Fernando Romero -yerno de Carlos Slim-, fundador y director del despacho de arquitectura FR-EE, que ha construido, entre otras obras, el Museo Soumaya y Plaza Carso. Hace dupla con el arquitecto inglés, Sir Norman Foster, quien ha ganado el premio Pritzker y el Príncipe de Asturias de las Artes, y entre sus obras más famosas se encuentra el recientemente remodelado estadio de Wembley, en Londres.
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