Con una operación de tan solo el 60 por ciento de su capacidad y caída en el petróleo procesado de 9.9 por ciento, las refinerías mexicanas se encuentran en medio de una realidad que no está abierta a buenas expectativas.
Ciudad de México (elsemanario.com).- Tenemos un problema indiscutiblemente con la producción del tipo de gasolina que se requiere, para poder distribuir en las diferentes gasolineras. Esas eran las palabras del coordinador del GPPRD en San Lázaro, Miguel Alonso Raya, al advertir que en el país las refinerías se encuentran trabajando al 60 por ciento de su capacidad.
“Se tiene indiscutiblemente no la suficiente capacidad de distribución para el consumo (…) se importa una parte de la gasolina (también) el robo implica detener o tener que frenar determinada circulación en ductos para efectos de atender o cuando menos producto del tipo de aparatos que han colocado para ordeñar los ductos de donde han sacado el combustible como tal”, advirtió.
En una nota de Alejandra López para Reforma, y con base en datos de Pemex, en los últimos cinco años, el volumen de petróleo que entra a las refinerías en México cayó en 9.9 por ciento.
Tan solo de enero-noviembre se alcanzaron a procesar en refinerías mexicanas un millón 162 mil barriles diarios, mientras que en 2009 la cifra alcanzó un millón 290 mil barriles diarios.
En dicha nota se destaca que en noviembre de 2014 se llegó al volumen mínimo de barriles procesados en México, con un millón 79 mil barriles diarios, superando al mes de octubre de 2013, que se consideraba el más marginado con nueve mil unidades.
Fuentes de Pemex Refinación que fueron consultadas por la reportera, indicaron que la caída en el refinamiento se debe por una acumulación de inventarios y falta de confiabilidad en las máquinas.
En el primer caso, las plantas producen combustóleo, el cual ya no se está vendiendo en el mercado al principal consumidor, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) pues la empresa está utilizando gas natural.
De acuerdo a Arturo Carranza, analista de Solana Consultores, explicó al diario que “las refinerías están configuradas para procesar crudos ligeros. Como actualmente se les inyecta una mezcla de crudos pesados, las plantas tienen que operar, en promedio, a un 80 por ciento de su capacidad”.
“Esto sucede así porque, en la medida en que se les inyecta un mayor volumen de esta mezcla sucia, producen más combustóleo, combustible que es más contaminante y cuya venta resulta complicada”, indicó.
“Actualmente el sistema en su conjunto es objeto de un alto índice de paros no programados que afectan el proceso y la producción de petrolíferos. Los paros no programados, además de afectar la producción, elevan los costos financieros para Pemex”, agregó el especialista.