A Luz Yolanda Prida.
En mis archivos me encontré un documento de don Lorenzo Servitje Sendra (Q.E.P.D.), uno de los fundadores y desarrolladores de BIMBO, la panadería más grande del mundo, que utilizó como material de apoyo en la impartición del curso de formación social de la Unión Social de Empresarios de México (USEM), cuyo título utilizo para esta columna por su impresionante vigencia ante la coyuntura política que México enfrenta. Quizá su mensaje central se pueda sintetizar en la siguiente cita que él mismo hace de Scott Fitzgerald: La prueba para una inteligencia de primera es la capacidad de tener dos ideas opuestas en la mente y al mismo tiempo retener la capacidad de funcionar.
Don Lorenzo señala que al examinar las ideas se observa que existen conceptos que se oponen o son polos de una misma realidad y se hace necesario equilibrarlos, reconciliarlos e integrarlos. Para ello resulta indispensable confrontar dichas ideas a la luz de los intereses humanos de quienes las defienden. No se trata solamente de emplear el razonamiento, sino el compromiso de utilizar todas las capacidades humanas para construir una nueva idea que no descuide ninguno de los opuestos, sobre la base de un claro reconocimiento de que ambos opuestos son válidos.

Me parece que en el campo de la política esto es particularmente cierto. No se llega a una solución válida cuando se construye, o bien a partir del individuo, o bien a partir de la colectividad, considerados como absolutos. Es preciso construirla a partir de la persona viva, que es a la vez individual y social.
La dialéctica del pensamiento político ha luchado con la paradoja de que “vivir en comunidad” parece ser una característica universal de la naturaleza humana, mientras que al mismo tiempo estas comunidades exhiben la mayor variedad y, por lo tanto, parecen excluir la posibilidad de otras características comunes halladas dondequiera que el hombre está en política. Es allí donde se encuentra uno de los importantes retos de hoy: encontrar esas otras características que han sido útiles en otras latitudes y en otros tiempos y que nos hacen falta aquí y ahora.
La polaridad es una fecunda tensión de dos cosas opuestas que aumenta la energía; sin embargo, hay en el ser humano una tendencia al simplismo, lo que dificulta captar la realidad. Se abstrae demasiado y, en general, muchas ideas son parciales e incompletas (unidimensionalidad) y se tiende a rechazar a priori la posición contraria o aparentemente contraria. La realidad es como una esfera que para conocer su otra cara hay que girarla. Es necesario controlar la tendencia autoafirmativa e impulsar la tendencia integrativa.

Hay que ir en búsqueda de la “ambivalencia”, la posibilidad de que algo tenga dos valores distintos o pueda entenderse o interpretarse de dos maneras distintas, estando conscientes de que no se puede lograr un acuerdo en una armonía sin fallas. Pero dicha ambivalencia debe incansablemente sostener los dos extremos de las cadenas sin doblegarse a las exigencias de la verdad y de los valores.
Los dos opuestos principales, afirma don Lorenzo, son la libertad y el poder absoluto. La lucha entre medio y fines, entre lo práctico y lo ideal, entre la prudencia y la beneficencia. Resulta indispensable reconocer que las cambiantes condiciones de la vida deben inevitablemente cambiar la mezcla óptima. Nada es permanente, por lo que el mencionado compromiso de utilizar todas nuestras capacidades para construir nuevas ideas debe ser permanente.
La interdependencia permite preservar lo mejor de la independencia y de la dependencia en armonía. La grandeza requiere a un tiempo abundancia y pobreza, nada grande se hace sin cierta abundancia, nada grande se hace sino por cierta pobreza. La civilización reclama una cierta pobreza privada para crear la abundancia común. Quizá este último sea el nuevo tono que marca nuestro tiempo.

Un pueblo no debe estar demasiado unido o demasiado dividido. El exceso de unidad conduce a la tiranía y el exceso de división también conduce a la tiranía. Lo mismo sucede respecto de la libertad y la autoridad, y el individuo y la comunidad: se necesita el equilibrio de los opuestos.
Don Lorenzo concluye citando a Horacio Marchand con esta frase de una escalofriante paradoja: Tu gran cualidad es también tu gran defecto; y viceversa. Lo que te hace grande es lo que te puede hacer pequeño, lo que te hace crecer es justamente lo que te puede arrastrar hacia abajo.
Toda y cada una de estas reflexiones que utilizó Servitje hace años para impartir su curso de formación social en la USEM, brindan luz para enfrentar los retos de México hoy día y nos deben alentar a escucharnos mutuamente sin prejuicios y sin descalificaciones, y a construir soluciones en las que se integren los elementos positivos de los pensamientos opuestos. Son áreas de oportunidad, como ahora eufemísticamente se dice, para los de la llamada 4T que detentan el poder y los que nos encontramos en la oposición. Ambos grupos nos necesitamos. Son tiempos de construir puentes y no muros.
Te agradezco enormemente esta dedicatoria y opinión que sin duda comparto, sin conocer “el otro lado de la moneda” en realidad no conozco mi lado de la mejor manera, mi visión y opinión se alimentan y aclaran con los opuestos, ningún lado tiene siempre la verdad absoluta y se pueden complementar y aclarar siempre. MUCHAS GRACIAS!
Me parece, querida Luz Yolanda, que sintetizas con tus palabras, muy adecuadamente el mensaje central que quise transmitir en mi artículo. Gracias.
Si AMLO escuchara le haría muy bien leer tu magnífico artículo sobre la capacidad de conciliación de polos opuestos.
Fuerte abrazo
Gracias por leerme y por comentar, colega querido. También está en nuestro lado el reto de escuchar y tratar de comprender a los otros.
Mi Estimado Don Antonio. indiscutiblemente este escrito es verdaderamente sensacional, ya que enseña y sobre todo a mi, a racionalizar estas diferencias. Muchas Gracias.
Lamentablemente en estos momentos políticos y sociales que vivimos. (sic) “Los dos opuestos principales, afirma don Lorenzo, son la libertad y el poder absoluto”.
Vivimos con el ultimo, el cual al ser absoluto no permite que los demás tengan “libertad”, el Don más grande que Dios nos pudo dar y la garantía jurídica mas profunda y necesaria.
Son Muros los que se construyen dia a dia en la actualidad, los puentes, son derribados.
Pobre de mi patria…
Hola Antonio,
En los años desde que nos conocimos, he leído tus artículos sin falta y
te agradezco haberme incluido. Aparte de ayudarme con mi pésimo idioma
natal, he aprendido y apreciado tu punto de vista. La perspectiva de este también
se puede aplicar a la situación aquí en los EU. Gracias
Magnífico artículo de Antonio M. Prida acerca del pensamiento de un empresario ejemplar, Lorenzo Servitje, cuyo liderazgo siempre fue conciliador e inspirador de miles de personas.
Aun hoy día don Lorenzo nos sigue inspirando a muchos, querido Ney.
Magnífico tu artículo, como siempre. Gracias por enviármelo. Siempre he estado de acuerdo que no hay una verdad absoluta. Cómo dicen en inglés “there is always two sides to a story”.
Así es, querida María. Gracias por leerme y por comentar.
Magnifico artículo, excelente como todos los que escribes
En poco menos de dos meses has mencionado a dos grandes personajes que son y serán historia de México
Don Lorenzo Servitje y Don Max Shein
Personajes que se caracterizaron por su amor a las personas en general y que se dedicaron a trabajar por ellas y procurar su progreso y su bien de manera desinteresada y sin recibir nada a cambio. Gracias por recordarnos a estos grandes filántropos
En efecto, estimado Enrique, Don Lorenzo Servitje y Don Max Shein han sido dos de los mejores seres humanos que tenido la oportunidad de conocer. Ambos exitosos empresarios con una sólida conciencia social que materializaron en proyectos que han logrado cambiar estructuras sociales que han beneficiado y continuarán beneficiado a muchas generaciones, en ámbitos tan importantes como la educación y el campo mexicano, entre muchos otros. Aunque de religión distinta, ambos hombres de fe.