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Padres afectivos y efectivos

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Los padres de mayor éxito en su misión son aquellos que tienen la rara habilidad de meterse detrás de los ojos del niño y que logran ver lo que él ve, pensar lo que él piensa y sentir lo que él siente. Al final, los que saben interpretar el significado que yace detrás de su comportamiento.

Ser padres es una de las más importantes y desafiantes tareas para los adultos de hoy. Amor intenso, frustración, gozo, desconcierto y vulnerabilidad son algunos de los sentimientos que desencadena esta misión.

Tal vez, responder a estas preguntas serviría como punto de partida para reflexionar sobre nuestra postura frente al reto que implica aprender a ser un coach emocional para nuestros hijos:

¿Cómo reaccionas cuando te enfrentas con los sentimientos de tus hijos?
¿Los escuchas, los descalificas, te asustan, reaccionas igual?
Cuando las emociones en tu familia se ponen álgidas ¿sabes manejarte adecuadamente, te evades o te desbordas?
¿Intuyes la importancia del “alfabetismo emocional” pero no sabes cómo aterrizarlo en la vida diaria?

La mayoría de los consejos que se dan a los padres en la actualidad sobre la educación de sus hijos ignoran las emociones: llenos de información sobre el manejo de sus malas conductas, pero sin tomar en cuenta los sentimientos detrás de dichas conductas.

El objetivo de la educación no es simplemente tener hijos obedientes y sumisos, la mayoría de los padres esperamos más de nuestros hijos: deseamos que sean responsables, que tengan la fuerza para tomar sus propias decisiones, que desarrollen sus talentos y que gocen de la vida. Esperamos también que tengan éxito en las relaciones interpersonales para que a futuro generen buenas amistades y una relación de pareja satisfactoria.

presion hijos
Imagen: Brian Britigan.

El amor por sí mismo no es suficiente. Los padres dedicados, cálidos e involucrados tienen actitudes específicas en relación a las emociones propias y a las de sus hijos. Ser un padre emocionalmente inteligente radica en saber interactuar con los hijos cuando las emociones se ponen en juego.

El hombre de hoy se considera a sí mismo victorioso conquistador del universo. Conoce enigmas de las profundidades de los mares y ha conquistado el cielo y el espacio con su tecnología. Nunca antes, como ahora, la humanidad se había visto tan cerca de realizar sus sueños de bienestar y grandeza. El progreso científico sigue avanzando de manera espectacular. Con todo, la humanidad no ha podido apartar, ni siquiera suavizar, los males sociales que azotan la convivencia humana. Estos no disminuirán en número ni en gravedad mientras no se eduque mejor a las nuevas generaciones.

Los niños constituyen el recurso más preciado de la humanidad. Sin embargo, por el modo de proceder humano parecería que otros recursos fueran más importantes: se estudia afanosamente para construir casas, administrar negocios, interpretar leyes, hasta que un día se afronta en completa ignorancia la tarea de educar a nuestros hijos.

¿Improvisación o preparación?

La naturaleza humana es muy compleja, si las conductas de los hijos son incomprensibles, si no existen instintos educativos y el sentido común no es suficiente, es evidente que para ser padre o madre se necesita preparación. El engendrar y dar a luz no nos da los conocimientos necesarios para educar a nuestros hijos.

Hoy, de manera particular, como padres de familia enfrentamos retos que muy probablemente la generación de nuestros padres y abuelos no tuvieron que experimentar, y esto es debido al cambio acelerado del mundo en que nos ha tocado vivir.

¿Cuáles retos tendríamos que confrontar?

Las exigencias sociales y económicas.
La tensión inducida por el cambio, la competencia, la eficacia y la rapidez.
La celeridad de las comunicaciones. La influencia paterna ha disminuido debido a la entrada de los medios al interior de las casas (Internet, T.V., con la consecuente franqueza brutal que impera respecto al sexo, lo cual provoca en el niño un brusco despertar “inusitado en otros tiempos”, que lo obligan a afrontar estímulos impropios para su edad).
El cambio general operado en las relaciones humanas. Se ha pasado de una sociedad autocrática (jerárquica) a una sociedad democrática. Esto en particular se refleja en el seno de la familia (los niños intuyen que como seres humanos son iguales a sus padres en cuanto a su valor humano y su dignidad; merecen respeto, ser escuchados, aceptados…), si no la saben conscientemente, sí lo intuyen y lo manifiestan con palabras, actitudes y cuestionamientos. Por esto no se someten tan fácilmente a las técnicas tradicionales para obtener obediencia, que generalmente se refieren a la imposición, al premio y al castigo. A estas demandas de igualdad los padres de familia no hemos sabido responder: vemos los errores de nuestros padres y no queremos repetirlos en nuestros hijos, pero esto a veces se manifiesta en una situación de confusión, desorden e indisciplina.

educacion para padres
Imagen: Andrea Wan.

Ante este mundo cambiante la tarea primordial de los padres es ayudar al niño a desarrollarse plenamente, a lograr una madurez integral:

⋅ Habilidad para conocerse a sí mismo y al mundo. Conocerse y apreciarse en su justa medida, ni más ni menos. El conocimiento propio y del mundo debe llevar a la aceptación.
⋅ Capacidad de ser uno mismo en proximidad con la gente que amamos y nos interesa. Poder relacionarse afectivamente con familiares y amigos sin perder la auto dirección e individualidad: Equilibrio entre auto dirección y pertenencia.
Manejo adecuado de la afectividad. Descubrir el lenguaje de los sentimientos, capacidad de auto tranquilizarse, de no reaccionar ante lo que los demás hacen y de no reprimirse.
Hacerse responsable por uno mismo.
Tener un objetivo en la vida: un propósito.

Las investigaciones han demostrado que los niños educados por padres que valoran y guían sus emociones, pero que al mismo tiempo tienen límites claros, hacen un mejor papel en diversas áreas. Estos niños forman amistades más fuertes, se desempeñan mejor en la escuela, aprenden a lidiar más efectivamente con sus estados de ánimo (humor), tienen menos emociones negativas y se recuperan más rápidamente de eventos conflictivos, e inclusive, se enferman menos.

A todo esto, podríamos llamarle “Educar para la Vida”, y con este objetivo, destacar la importancia del “alfabetismo emocional” y de los límites.

Las emociones son como una “especie de radar” que capta lo de afuera, es decir, lo primero que impacta al cuerpo; la “continuación e intensidad” de este estado emocional, se debe a los sentimientos que genera, esto es: primero se desencadena una emoción, seguida de una acción y la generación de posibles sentimientos. Los sentimientos pasan por una elaboración cultural o de significado, es decir, que están mediados por nuestro sistema de creencias. Podríamos decir que lo que amenaza de afuera (emoción) le doy un significado (sentimiento). Sin embargo, en la realidad, las dos ocurren casi simultáneamente, “son dos momentos del mismo acto”.

padres emociones
Imagen: Emily Eldridge.

Si lo que hacemos y aprendemos está moldeado por la forma en que sentimos, si hemos aprendido de nuestra cultura, padres, educación, etc., que los sentimientos y emociones no deben manifestarse, ni expresarse, por lo tanto, nos sentimos vulnerables ante ellos y no sabemos manejarlos cuando surgen en nuestro interior o cuando se manifiestan en nuestros hijos. Este “analfabetismo emocional” y de alguna manera sentimental, se debe generalmente a heridas de la infancia, y para no ser lastimados de nuevo, intentamos defendernos y no volvernos a exponer. De esta manera, es posible que construyamos mecanismos de defensa que tienen que ver justamente con la manera de suavizar la intensidad de nuestros sentimientos, llegando muchas veces a distorsionarlos.

Las emociones tienen todo un lenguaje propio que hay que escuchar o “saber mirar”, ya que de alguna forma resume lo que hemos vivido (grato o doloroso), refleja nuestra historia, preocupaciones actuales, anhelos y temores futuros. Si aceptáramos la voluntad que se requiere para escuchar nuestro mundo emocional, quizá nuestros sentimientos se conectarían más con la idea de armonía y paz. El lenguaje emocional, es decir, el reconocer la emoción que está detrás de un comportamiento, es el medio por el que nos comunicamos con nosotros mismos; si no logramos hacer esto nos resultará difícil comunicarnos con los demás. 

Confiar únicamente en el intelecto para conocer, es una estrategia limitada y a veces inhumana, “no sentir es no estar vivo”. Los sentimientos expresan experiencias de dolor o de gozo y el pensamiento es la explicación de la herida o del gozo.

Los sentimientos y emociones no reconocidas, expresadas y aceptadas, hacen que su efecto doloroso se prolongue, produciendo síntomas que nos controlan y nos drenan energía (agresión, represión, depresión).

Los sentimientos no están sujetos a juicio moral, no son ni buenos ni malos, simplemente son.  Lo que sí producen, son energía positiva o negativa, por lo cual hay que saberlos canalizar. La calidad de nuestras vidas depende en gran parte de la manera en la que enfrentamos nuestros sentimientos y emociones. “Una buena educación –según Spinoza– es organizar nuestras emociones, cultivar las mejores, eliminar las peores”.

Todos tenemos fuertes actitudes y creencias sobre nuestros sentimientos que comienzan desde nuestra niñez. La manera en la que nos sentimos con respecto a nuestras emociones, como las valoramos y enfrentamos, ayuda a determinar nuestro estilo de ser padres y de criar a nuestros hijos. Por tanto, es esencial identificar nuestro estilo de paternidad para cuestionarlo y mejorarlo.


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Honduras y la renovación de cuadros políticos

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Honduras se apresta a celebrar este domingo 14 de marzo las elecciones primarias en donde tres instituciones políticas (partidos liberal, nacional y Libertad y Refundación, LIBRE) elegirán a lo interno de sus organizaciones las autoridades que competirán en noviembre en las elecciones generales, por lograr ubicarse en cargos ejecutivos, legislativos y municipales. Esto se hace en el contexto de la pandemia COVID-19 y para ello el Consejo Nacional Electoral (CNE) activará los mecanismos de bioseguridad pertinente a fin de contribuir a la contención de la pandemia en eventos de esta naturaleza.

Para comenzar, es interesante observar los eventos electorales desarrollados en nuestra región en el contexto de la COVID-19. Al respecto, en un artículo de septiembre 2020 escrito para el medio The New York Times por Kevin Casas, secretario general del Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral (IDEA Internacional), sugiere cuatro lecciones elementales que los países latinoamericanos debemos aprender para el desarrollo de elecciones durante esta contingencia sanitaria y que por su importancia estratégica retomo aquí:

a) La importancia del consenso político en torno a las decisiones sobre el calendario electoral y los procedimientos electorales;
b) la necesidad de ofrecer una gama diversa de mecanismos de votación;
c) la necesidad de apoyar a las autoridades locales con suficientes recursos financieros y humanos; y,
d) que al final, las elecciones exitosas dependen en última instancia del control de la pandemia.

biopolitica elecciones
Imagen: Sr. García.

No cabe duda de que la eficacia en el desarrollo de los comicios venideros en tierras “catrachas” depende de una férrea disciplina y una amplia y desplegada coordinación interagencial a escala nacional, con el propósito de la observancia irrestricta de los protocolos de bioseguridad, lo cual evidentemente requiere de la formación en la materia de todos aquellos agentes ubicados en los más de cinco mil centros de votación. Es evidente que este proceso requiere de mayores esfuerzos para posibilitar la inclusión de sectores ciudadanos más “vulnerables” a la enfermedad.

A mi parecer, los cambios políticos siempre son buenos en tanto el “desgaste” experimentado a lo largo de cuatro años como acaece en Honduras –sexenio federal en México– imposibilita en cierta manera el desarrollo de prácticas evolutivas y progresistas, debido a los diversos intereses creados en torno a los servidores públicos, y que en consecuencia crea una suerte de “statu quo”.

Ahora bien, en este escenario podemos ver operable el discurso contemporáneo de la biopolítica señalado por el pensador francés Michel Foucault, en tanto se gestiona el bienestar de la colectividad a partir de la gestión de las vidas humanas desde lo político por nuevos dirigentes que conducen y remozan las esperanzas del bienestar social y el florecimiento humano.

En definitiva, el cambio de autoridades está en consonancia con las nuevas expectativas que se renuevan naturalmente en la búsqueda de máximas humanas como la justicia social, la equidad y el comportamiento fraterno entre nuestras comunidades.

Posdata: De acuerdo a datos de la organización IDEA, en el contexto de la pandemia, al menos 18 países han celebrado en América Latina elecciones nacionales o subnacionales, lo cual denota que la vida democrática electoral avanza a pesar de los pesares.


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La conciencia basal y la carencia de yo

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Hemos venido revisando que varios filósofos y científicos actuales definen un estado mínimo o básico de conciencia, un sentir que no es conceptual, ni representacional, ni dual, porque no es acerca de algo. Es decir: al no tener un contenido determinado, esta forma de conciencia no sería dual porque no aparece alguien o algo que posea o experimente un objeto en la mente, como se tiene y se representa un dolor en el momento en que la persona se percata de sentirlo, lo valora o lo refiere.

En un artículo de 2020 los psicólogos neoyorkinos Zoran Josipovic y Vladimir Miskovic plantean y revisan que las formas de conciencia o experiencia fenoménica mínima han sido descritas en antiguas tradiciones de Asia y estos antecedentes les sirven para analizar sus características. Por ejemplo, en la tradición oriental la palabra samadhi identifica un estado de absorción completa en el cual el objeto que se presenta en la mente queda desprovisto de todo concepto y se capta directamente, es decir, sin estar acompañado de palabras que lo designan o califican, ni tampoco de imágenes o recuerdos asociados o derivados: el objeto ocupa la experiencia sin aditamentos y la mente se encuentra en silencio conceptual y embebida en su objeto. Ahora bien, en la misma tradición se distingue esta experiencia de otra denominada conciencia pura, en la cual se afirma que el sujeto está consciente pero su mente no tiene contenidos. En esta situación la conciencia está activa, pero no contiene representaciones, es un estado de autoconciencia inmediata, de autopresencia inmanente. Josipovic y Miskovic afirman que este tipo de experiencia ocurre normalmente en las transiciones del sueño a la vigilia cuando por momentos el sujeto no tiene nada en mente ni se percata de su identidad, del espacio o tiempo. Refieren también relatos de ensoñaciones sin contenido en las que el sujeto relata un sueño en blanco. Además, argumentan que suelen suceder experiencias de este tipo al salir de la anestesia, en la deprivación sensorial, la experiencia psicodélica o durante la meditación y prácticas afines.

ausencia de un yo
Imagen alusiva a la ausencia de un yo en estados de autoconciencia basal en los que se esfuma la dualidad entre un sujeto que experimenta un estado mental y los contenidos de ese estado (imagen tomada de Psiquentelequia).

Si bien los estados de conciencia mínima se describen como ausencia de contenido, la conciencia no desaparece como en las fases del sueño profundo que cursan sin ensoñaciones. Uno de los problemas para definir con mayor precisión este estado se refiere al nivel de activación fisiológica, denominado arousal en inglés y que usualmente se especifica con una metáfora de profundidad. Así como la luz disminuye con su penetración en el mar, habría niveles de alertamiento y activación funcional que van desde la oscuridad del coma o en el sueño profundo, pasan por estratos fluctuantes en la vigilia, abarcan niveles más avanzados y diferenciados en la autoconciencia o conciencia de sí y llegan a estados de hiperalerta o conciencia ampliada en el éxtasis. Pues bien, sucede que en este continuo o eje vertical de creciente brillo no es posible ubicar los estados aludidos, porque la noción misma implica que una conciencia mínima sería poco más que un estado de coma y esto dista de ser el sentido que se pretende significar con esta expresión, a diferencia del uso de la misma en la neurología y que se refiere a un nivel mínimo de conciencia, cercano al coma. Como el estado de autoconciencia mínima al que me refiero ahora no corresponde a un determinado nivel de alerta o de arousal, se impone una distinción: el nivel de vigilancia y de responsividad del organismo es una cosa y la conciencia misma es otra. A veces se usa la metáfora del espejo para expresar que la conciencia refleja sin elaborar o conceptuar, decidir o valorar independientemente del nivel de vigilancia o alerta. De esta manera, el eje de activación no es una variable útil para comprender los estados de conciencia o autoconciencia mínima y en este punto pueden dar información relevante los relatos y los análisis de estados meditativos.

Curva de activacion
Curva de activación en forma de U invertida en referencia a la ejecución de tareas. Un bajo o alto nivel de activación (grado de arousal) no se relacionan con la mejor ejecución, hay un nivel óptimo. Esta curva se relaciona con la atención, pero la capacidad de conciencia, en particular la conciencia basal o mínima, no se puede ubicar con estas variables (imagen tomada de Perros de búsqueda).

Diferentes técnicas de meditación hacen posible la producción y la experiencia consciente de estados de conciencia absorta y sin contenidos que podemos denominar conciencia basal para distinguirlos del estado semicomatoso que tiene en la neurología. En efecto, en tradiciones tanto orientales como occidentales se describen con términos paradójicos ciertos estados que resultan de las prácticas contemplativas de atención plena y sostenida. El sujeto inicia su práctica con la instrucción de permanecer consciente de sus contenidos mentales, por ejemplo, de las sensaciones de su respiración o de una frase o mantra que repite mentalmente. En esto hay un dualismo implícito entre un observador y una observación porque un yo agente y activo se mantiene atento a lo que ocurre en la mente. Con la práctica se fortalece la capacidad de observación y la autoconciencia va tomando mayor dimensión. Eventualmente y en ciertos momentos la autoconciencia queda desprovista de contenidos, un estado en el que desaparece un yo observador o poseedor de sus objetos mentales. En las tradiciones orientales de meditación se denomina sunyata (vacío, ausencia del yo, selflessness) a este estado refinado de conciencia que no se limita a un silencio interno de voces, pensamientos o imágenes, sino a una transformación del aparato mental que pasa de operar como una dualidad sujeto-objeto a una conciencia basal y no dual.

enso vacio conciencia
En la caligrafía del budismo Zen se representa el concepto de sunyata o gran vacío con el símbolo circular llamado enso. El concepto implica que las cosas del mundo y los objetos que las representan en la mente carecen de una identidad permanente porque todo está interconectado y en flujo constante. Esto incluye al yo o self (imagen tomada de New World Dencyclopedia).

En el lapso en el que el sujeto vive un estado de autoconciencia sin contenidos, se percata de que el self o el ser está vacío; es decir: advierte directamente que no existe el yo como una entidad sustancial y concreta. La característica fundamental de este estado es de una cognición reflexiva inherente, un autoconocimiento directo, un estado de conciencia básico o basal, sin nada más que la conciencia misma. Se afirma tanto en las tradiciones contemplativas como en los análisis actuales de la conciencia mínima que se ventilan desde las ciencias y filosofías cognitivas que no hay nada abstracto o mágico en esta experiencia: este darse cuenta de lo que constituye la autoconciencia en sí misma y esta no dualidad básica se revela en la propia experiencia empírica.

tallo cerebral
Las estructuras de la línea media del cerebro abarcan regiones muy primitivas del tallo cerebral (en azul) y zonas de la corteza cerebral medial (en verde) que intervienen en la conciencia basal de sí mismo en el ser humano. En la imagen aparece la cara medial del hemisferio derecho, las mismas zonas se encuentran en la cara medial del izquierdo (imagen tomada de Alcaro, Carta y Panksepp, 2017).

Una propuesta fundamental en referencia a la conciencia mínima o basal es la necesidad de un sustrato consciente para que se estructure la experiencia. A este sustrato se han referido varias teorías neurofisiológicas que desde mediados del siglo pasado subrayan el papel indispensable que juegan las estructuras del tallo cerebral y de la línea media del encéfalo para que tengan lugar los estados y contenidos de conciencia. Estas estructuras, entre las que destaca la llamada formación reticular activadora ascendente, son muy antiguas en la escala filogenética y se suponen necesarias para el estado de conciencia que probablemente compartimos con los animales sentientes del planeta (Bronfman, Ginsburg, Jablonka, 2016). Gracias al desarrollo de la neocorteza y las estructuras de reciente adquisición filogenética los seres humanos recrean objetos en su conciencia (aquellos contenidos o ítems que perciben, sienten, piensan, imaginan, recuerdan, creen, sueñan, quieren, etc.) y experimentan estos contenidos de su mente como posesiones y usufructos de un yo, de un self. Pero sucede que con ciertas prácticas y métodos atencionales el sujeto se percata que este yo o este self es un pensamiento más, una forma de conceptualizar algo que no es definido ni definible. El sujeto se da cuenta por experiencia de la insustancialidad del yo mediante la vivencia de una conciencia basal desprovista de contenidos y de referentes.

A pesar de las dificultades en el tratamiento académico de la autoconciencia mínima, el tema vuelve a elementos de la conciencia y del yo que intrigaron en el siglo XVIII a Fichte y a Maine de Biran, los filósofos pioneros del yo. En este sentido, hay que agradecer que se haya retomado este peliagudo problema de la conciencia de sí al identificar el estado basal que implica y las dificultades de su análisis.


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El mundo al revés

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Hace unos diez días la Auditoría Superior de la Federación (ASF) entregó a la Cámara de Diputados un análisis del ejercicio presupuestal 2019 realizado por diversas entidades del gobierno federal. El documento fue entregado a la Cámara el sábado 20 de febrero, fecha límite para hacerlo, y pronto tuvo una respuesta pero no del organismo al que estaba dirigido, sino del Ejecutivo federal. El lunes siguiente fue absolutamente descalificada en la conferencia mañanera del señor presidente, muy a su estilo, entre bromas y veras dijo que él tenía otros datos y que los números expresados en la auditoría entregada eran erróneos y, además, parecían tener intencionalidad política para desprestigiar su actuación al frente del gobierno federal.

Entre las anotaciones de la ASF destacan, cuando menos de eso nos enteramos, el costo de la cancelación del antiguo aeropuerto de la Ciudad de México, que la ASF establece en alrededor de 300 mil millones de pesos, en lugar de los 100 mil millones que ellos habían establecido. Menciona defectos en la gestión de la refinería de Dos Bocas y del Tren Maya, entre otras cosas también, sobresale un hecho subjetivo reportado en el informe de la Auditoría, que las autoridades de la Secretaría de la Función Pública no habían colaborado adecuadamente para la elaboración del documento.

Desprestigio de la ASF
Imagen: Darío.

México se ha distinguido por tener sistemas gubernamentales presidencialistas, desde la segunda elección de Porfirio Díaz, a finales del siglo XIX, hasta la fecha, los presidentes han sido muy poderosos, han ejercido su cargo siempre con las prerrogativas que las normas y los estilos de gobernar les confieren. Quizá existan, en este periodo, dos excepciones al respecto, la de Francisco I. Madero, que en un afán de pulcritud democrática no ejerció plenamente su poder, a pesar de la autenticidad conferida por su elección clara y haber conseguido la transición de un gobierno tiránico a un gobierno demócrata. Y Pascual Ortiz Rubio, quien después de haber sufrido un atentado y tener muchas dificultades, renunció y nunca pudo operar su cargo a plenitud; el resto ha ejercido el presidencialismo, alguno más intensamente que otro.

El presidente López Obrador no es una excepción al respecto, prueba de ello es la descalificación que ha acarreado su actitud a la ASF, decidió indicar a la Cámara de Diputados que citara a comparecer al Auditor y dar explicaciones acerca de la auditoría en referencia, (no estoy seguro si normativamente el titular del Poder Ejecutivo pueda darle esta indicación al Poder Legislativo). El Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, salió a la palestra para desvirtuar una de las partes fundamentales de la auditoría, la que corresponde al antiguo aeropuerto, aduciendo errores metodológicos; no sabemos bien quién pueda tener la razón técnica; desde luego, la Secretaría de Energía y la de Comunicaciones salieron a negar las anomalías en la construcción de la refinería y el tren, la de la Función Pública negó haber obstruido la elaboración del documento. La respuesta rápida y fuera del marco institucional a la auditoría, quizá pueda enmarcarse en el poder del presidencialismo, el hecho es que de manera súbita y dadas las manifestaciones del presidente y sus colaboradores, el prestigio no sólo del auditor, sino de la propia Auditoría, quedaron por los suelos.

desprestigio asf
Imagen: En Mural.

La forma de responder no es desde luego la institucional, un reporte de auditoría nunca es un documento definitivo, es un documento de trabajo que contiene el punto de vista teórico del auditor, que siempre es externo y alejado de la operación, la solución de las observaciones requiere el punto de vista del organismo que ejerce el presupuesto, siempre pragmático y guiado por las necesidades de la operación; cuando no existen sustracciones o malos manejos en el presupuesto, existe una conciliación aunque puedan suceder faltas administrativas mayores o menores. En la administración pública, una auditoría es una gran oportunidad de evaluación de los procesos, y su discusión y aclaración un ejercicio y reto que exige, además de una gran pulcritud en el manejo presupuestal, un amplio conocimiento de los procesos. Aquí lo que se hizo fue desvirtuar, sin analizar, con golpes de acción publicitaria que parten de los sistemas de difusión del presidente, entre ellos su conferencia matutina, la participación de disciplinados colaboradores y la falta de análisis crítico de la prensa especializada.

Se dijo que la respuesta surgió, así de manera abrupta, brusca y poco institucional, porque la auditoría tenía fines políticos que intentaban desprestigiar al gobierno de la 4T; el caso es que nos quedamos sin poder conocer los alcances de la auditoría. Pero quizá, lo más grave es que de esto resultó un gran desprestigio de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), un organismo creado en 1999, como heredero de la Contaduría Mayor de Hacienda que tiene antecedentes que llegan hasta el virreinato y que fue hasta entonces el organismo encargado de la vigilancia de la gestión del gasto público. A la ASF le había costado ganarse un lugar sólido como institución fiscalizadora y lo venía logrando, había tenido un sonado éxito en la llamada “estafa maestra”, situación que escaló a acciones de auditoría forense y cuyas consecuencias aún no culminan.

La ASF es un organismo más de vigilancia de la gestión del gobierno federal que es atacada y desprestigiada.


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Un triste cuervo azabache: Edgar Allan Poe

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Quien no comprende el fracaso está perdido.
Jean Cocteau.

Edgar Allan Poe ha sido uno de los pocos poetas en la historia que se ha dado el lujo de dejar plantado al mismísimo presidente de Estados Unidos en turno, prefiriendo quedarse en la cantina que se le atravesó camino a su cita en la Casa Blanca (¡aplausos!).

Corría el año de 1843 y entonces Poe gozaba de cierta fama como escritor y crítico de literatura en periódicos importantes, pero pasaba por uno de sus periodos, digamos, “traviesos”, de harta pachangüela que lo había dejado sin trabajo. Entonces los amigos le consiguieron en Washington, D.C., una cita personal con el entonces presidente John Tyler, que en deferencia con los conocidos ofrecía un puesto en la secretaría de aduanas, en Filadelfia, donde lo único por hacer era sentarse tras un escritorio por ocho horas al día y recibir un pago mensual a cambio, algo totalmente desconocido para el bohemiazo de Poe. Además, conocería en persona al presidente. Sin duda le contaría sus planes literarios, entre ellos la publicación de una revista de literatura nunca antes vista, su sueño dorado. Algunos dijeron que el lánguido poeta sí trató de llegar a la entrevista, pero al pasar por recepción con el abrigo y los ojos al revés, la camisa de fuera y cantando a todo pulmón La Despeinada, ja-ja ja-ja, se le regresó por donde venía.

Edgar Allan Poe es sin duda uno de los pilares fundamentales de la literatura, pero también ejemplo de una de las vidas más tristes de su época. ¿Cuál es la importancia de esta sufrida alma? Pues ser el creador de uno de los géneros más reeditables hoy en día no sólo en la literatura, sino en el cine y la televisión: la novela policíaca, la de detectives. Ninguna película o serie de misterio existiría sin Los crímenes de la calle Morgue (1841) de Poe. También fue maestro indiscutible del cuento de horror y uno de los principales contribuyentes a la ciencia ficción, además de ser el primero en convertir al cuervo, esa inteligente ave negra y solitaria (Corvux Corax), el símbolo de los decadentes y románticos que asumieron el color negro como insignia de todo lo que hoy nos gusta aducir como underground.

Me detengo tantito en este color, porque su connotación psicológica es interesante. En el antiguo Egipto el negro era símbolo de crecimiento y fertilidad; muchas tribus africanas, como los Masai, lo relacionan con la vida y la prosperidad, mientras los japoneses con la feminidad. En China era considerado el rey de los colores y en algunas épocas la gente se teñía los dientes de negro como algo cool (hacer esto aquí significaría un exceso de huitlacoche en la quesadilla).

edgar allan poe
Imagen: Beisbook.

Una de las características que más llaman la atención de este color es que crea la sensación de protección. Sin embargo, ha tenido muy mala prensa (en color y en personas), pues normalmente se le vincula con lo desconocido, aterrador, oscuro, maligno y la muerte. También con la tristeza, el sufrimiento, la soledad y ya echados a andar con la crueldad, la mentira, la manipulación, la traición y el ocultamiento. ¡Pobre negro! (en las dos acepciones). Sin embargo, psicológicamente, dice los expertos, “genera sensación de elegancia y suele sugerir seguridad y fuerza, así como distintividad. Su uso práctico suele desembocar en los demás la apreciación de una mayor confiabilidad e incluso atractivo” (leer aquí). ¿Qué pintor famoso fue el que dijo “el negro es el único color que dice: no te molesto, no me molestes”?

Pero volviendo a nuestro cuervo azabache: durante su vida Allan Poe fue el rey de los saleros, una vida marcada por la serie de leñazos que doña Fortuna no dudó en propinarle no una, sino cien veces, ¡aún después de muerto! Por ejemplo, en la década de los ochenta del siglo pasado, a más de cien años de su muerte, los admiradores neoyorkinos de Poe presionaron al alcalde de la ciudad para que levantara una placa conmemorativa en el lugar donde el afamado poeta había escrito su incomparable poema El Cuervo, en 1845 (el cual sólo le dio nueve dólares de ganancia). El alcalde no tuvo objeción, Poe había vivido en una mugrienta granja en medio del bosque en la zona donde hoy se encuentra la calle 84 y Broadway. Se nombró una corta vía en su honor y todos contentos. Días después alguien notó que en la reluciente placa el apellido del escritor estaba mal escrito: Allen, en vez de Allan. Entonces los jijosdesú, en vez de arreglar la errata, prefirieron quitar la calle (emoji encabronado).

Flaco, frágil, ojeroso, pálido verdoso, cabezón de frente amplia y siempre vestido de negro con los rulos del pelo, también negros, enmarañados, Poe fue el clásico Sísifo solitario atragantado en su perenne ya casi. La muerte se encargó de espantarle cualquier momento de alegría durante su vida: su querida madre murió de tuberculosis cuando él era un niño; su único hermano murió alcohólico y tuberculoso antes que él; su adorada esposa murió en sus brazos también de tuberculosis; sólo le sobrevivió su hermana, retrasada mental, quien terminó sus días paupérrima deambulando por las calles de Baltimore, vendiendo estampitas con la cara de su famoso hermano cabeza de melón.

No en balde nuestro etílico poeta hace del abismo el personaje principal de su escritura. De ahí su mórbida fascinación por lo sobrenatural, la locura y el asesinato, por la epilepsia, la catatonia, la inquietud de saber qué se siente ser enterrado vivo y un entusiasmo por todo lo que pusiera al hombre en trance (incluyendo drogas y alcohol).

La relación entre el alcohol y Edgar Allan Poe fue contradictoria. Realmente no le gustaba beber, sino él buscaba el efecto y la euforia. Por lo mismo, cuando tenía enfrente el trago, lo tomaba de un jalón, feroz, como si “quisiera matar algo adentro de él, un maldito gusano que no se moría con nada” (Charles Baudelaire). Julio Cortázar dio su versión: “Se ha dicho que Poe, en los períodos de depresión derivados de una evidente debilidad cardíaca, acudía al alcohol como un estimulante imprescindible. Apenas bebía, su cerebro pagaba las consecuencias”. Su tolerancia para el chupirul era cero, dos copas y comenzaba a buscar el plano horizontal. Además, era sabido lo terrible que la pasaba en las crudas con unas cefaleas de terror que lo tiraban en la cama por días. Además, sus borracheras eran intermitentes: a las rachas báquicas venían periodos de seria sequía, ya sea por semanas o meses. Cuando sobrio Edgar era un gentleman, educado, trabajador puntual, escritor prolífico y cortés hasta la exageración.

edgar allan poe
Imagen: Pinterest.

Eso sí, que quede claro: ninguna de sus historias o poesías fueron escritas bajo la influencia del alcohol. Pero cuando rompía su promesa nuestro cuervo tostado y solitario echaba vuelo en picada al tormentoso torbellino de su existencia y entonces lo despedían del trabajo en turno, agredía e insultaba a la gente que lo ayudaba, se peleaba sin sentido con seres imaginarios y terminaba cargando el doloroso costal del arrepentimiento por mucho tiempo.

Mucha gente que lo conocía decía que había salido igualito a su padre biológico, un chico bonito de familia acomodada, que mandó a freír espárragos la carrera de abogacía para dedicarse a ser actor, profesión en la que era malísimo. Para colmo padecía la némesis del histrión: pánico escénico. Por eso para darse valor bebía, y para cualquier otra cosa seguía bebiendo. De este borrachín intemperado Edgar heredó tres cosas: su flaqueza por el juego, la manía de pedir prestado a los demás y, por supuesto, la manera de beber ya sin vaso.

La madre, de ascendencia irlandesa, fue una actriz de cierto prestigio que comenzó su carrera a los cinco años y nunca paró. Era una mujer talentosa y profesional que a las tres semanas de parir ya estaba en el tablado. La familia vivía en una maleta, y cuando el padre vio nacer al tercer hijo, Edgar, prefirió convertirse en mago desapareciendo para siempre.

Elizabeth Arnold Poe tenía veinticinco años cuando soltó la primera flema sanguinolenta frente a sus hijos. Edgar la había visto tantas veces morir en el escenario que pensó se trataba de otra puesta de escena, hasta que es separado de sus hermanos y adoptado por una bondadosa pareja de Virginia, John y Frances Allan, quienes no podían tener hijos.

La madre adoptiva fue amorosa y protectora, pero cuando Edgar por fin comenzaba a saberse amado murió. El padre adoptivo, inmensamente rico, se convirtió en un cabroncete terco, macho y borracho boyante, quien lo trató con la punta del zapato toda la vida. Su relación con él fue siempre funesta. De él Edgar sólo heredó el apellido, que hasta nuestros días es una y otra vez mal escrito.

El único año ligeramente feliz en la vida de Edgar Allan Poe fue 1836, cuando por fin consiguió su primer trabajo como escritor en una revista neoyorkina y se enamoró perdidamente de su prima hermana, Virginia, de 13 años, con quien se casa. Por fin tiene una familia, un hogar donde lo quieren, respetan y de regreso de su trabajo le tienen la pantufla a buena temperatura y su ajenjo bien frío. Pero cuando las cosas comenzaban por fin a tomar su cauce la huesuda asesta nuevamente el tortazo, arrebatándole a la esposa, en 1847, detonante que llevó a Edgar a abandonar cualquier tipo de esperanza y a dejarse llevar por los delirios del artificial stimulus, como él mismo llamaba a la bebida.

edgar allan poe
Imagen: Dr. Verawat.

Jamás se repuso. Dos años más tarde de la muerte de su amada se le vio deambulando por las calles de Baltimore en estado delirante, alucinando, sucio y vestido con ropas de otro hombre. Sería el compositor Joseph W. Walker quien lo reconoció tirado en la banqueta. Murió cinco días después, a los 40 años, en una triste mañana de domingo del 7 de octubre.

Durante su vida Poe sobrevivió gracias a su crítica literaria, donde era famoso por despiadado. Le decían Tomahawk Poe, por dar certeros golpes sin miramientos a quien fuera. Sus cuentos, poemas e historias nunca lo sacaron del apuro en el que siempre estuvo sumergido. Sin embargo, un dato curioso es que hubo un libro a su nombre que logró verdadero éxito en las librerías, aunque la idea original no fuera suya. Se trata del Primer Libro de Conquiliología, texto ilustrado y dedicado a las conchas de los moluscos. La idea era de un Thomas Wyatt, autor del primer Manual de Conquiliología en el mundo, quien pidió a Poe hiciera una nueva versión con su nombre, rearmando el material para una edición más pequeña y barata, pues el original valía $8 dólares, mientras que la de Poe $1,5. La primera edición se vendió en dos meses.

Por otro lado: ¿Qué hubiera dicho cuando en el 2009 se vendió una primera edición de sus poemas (sólo imprimió 50 copias), en $662,500 dólares?

Edgar Allan Poe (Jorge Luis Borges):

Pompas del mármol, negra anatomía
que ultrajan los gusanos sepulcrales,
del triunfo de la muerte los glaciales
símbolos congregó. No los temía. 

Temía la otra sombra, la amorosa,
las comunes venturas de la gente;
no lo cegó el metal resplandeciente
ni el mármol sepulcral sino la rosa. 

Como del otro lado del espejo
se entregó solitario a su complejo
destino de inventor de pesadillas. 

Quizá, del otro lado de la muerte,
siga erigiendo solitario y fuerte
espléndidas y atroces maravillas.

La mejor antología de sus cuentos es la traducida por Julio Cortázar, que Alianza Editorial reimprimió en el 2012. Con humilde opinión, su mejor biografía es la de George Walter, Allan Poe, poeta americano, Editorial Anaya, Madrid, 1995.

Moraleja: Todo lo que vemos o parecemos es solamente un sueño dentro de un sueño (Edgar Allan Poe).


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Mujeres encarceladas

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Participé en la Comisión Especial de Reclusorios durante la VI Legislatura de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF). Fue una experiencia que me llenó de grandes incógnitas, tanto sobre nuestro sistema de justicia como sobre lo que realmente se buscaba con la reclusión de los seres que, privados de su libertad, pareciera que, en lugar de buscar una reinserción social, van cayendo cada vez más profundo.

Nos dimos a la tarea, como primer paso, de visitar todos los reclusorios de la Ciudad de México (como dato importante les comparto que actualmente existen 11 reclusorios varoniles, entre ellos, uno especializado en hombres con problemas de trastornos mentales, y dos para mujeres, ninguno especializado).

Visitar el reclusorio de Santa Martha Acatitla me llenó de asombro. No sé por qué, quizás nadie nos hacemos ese tipo de preguntas jamás, pero jamás imaginé ver tantos pequeñitos ahí dentro: niñas, niños y bebés.

Pasada la visita, busqué una cita urgente con el subsecretario del sistema penitenciario del entonces Distrito Federal para dialogar sobre el tema. El sistema penitenciario depende de la Secretaría de Gobierno de la Ciudad. Muy amable, el subsecretario me dio la cita inmediata y le platiqué mi impresión tan fuerte al ver a los menores en reclusión. Jamás imaginé que mi asombro apenas comenzaba.

reclusorios mujeres
Jeremy Leung.

“Mire Diputada –me dijo sin mediar preámbulos al tema– el problema de fondo es el abandono de las mujeres”. Pienso que no terminaba de abrir grandes los ojos cuando continuó su explicación. “Cuando un hombre comete un delito, nadie lo abandona; en cambio, cuando una mujer comete un delito, el primero en abandonarla es su pareja, seguido de la familia. Debería de ver un 10 de mayo en los reclusorios, para el mediodía hay un silencio sepulcral en Santa Martha Acatitla, no así en todos los reclusorios varoniles, donde toda la tarde hay fiesta y hasta mariachi porque sus mujeres van a festejar con sus hombres, nadie falta, incluyendo madre, esposa y amantes”.

Bajar la cabeza y tratar de imaginar aquellas escenas no era lo único que podía yo hacer. —¿Y las niñas, niños y bebés?, pregunté.

Cuando una mujer se embaraza dentro del reclusorio empieza a recibir un trato especial; para empezar, se le aleja del resto y se les localiza en un espacio diferente. Aquello es un motivo fuerte para que más de una busque embarazarse. Enseguida nace el bebé y pueden asistir a una linda guardería que se les construyó dentro del reclusorio, con educadoras y personal especializado. El problema viene cuando los menores están por cumplir sus 3 años, edad límite permitida para que convivan con sus madres en prisión. Ahí entonces inicia un gran reto para el sistema penitenciario: localizar al familiar más cercano a la presa para llevarle al menor. Primero ver si existe madre, luego padre, luego hermanas, hermanos, tías, tíos y hasta cuarto grado de consanguinidad. Luego llevar al menor a aquella dirección y dar la noticia de la existencia de la pequeña o pequeño a quien les dejarán a su cargo. “¡Viera luego las caras de sorpresa!” –continuó. “Cuando ya nos retiramos casi los escuchamos decir: Mira mocosa(o), aquí no hay para mantenerte, así es que puedes quedarte en este techo, pero aquí tienes esta cajita de chicles y sales a vender, sólo puedes regresar a dormir”.

Imaginé toda la escena que el subsecretario me describía y mi indignación se tradujo en un punto de acuerdo que subí a tribuna, aunque muchas sabemos que los puntos de acuerdo son como llamadas a misa, quien quiera escuchar qué bueno, si no, tampoco pasa nada. Y no pasó nada.

Propuse generar familias alternas por cada menor en reclusión, y así darles un entorno que les permita salir del reclusorio de vez en cuando, con la autorización de la madre y generar vínculos sobre todo para los casos en los que la madre se quedara por largo tiempo encerrada más allá de los tres años del menor. Además, para ofrecer la posibilidad de un futuro con mejores oportunidades de desarrollo en caso de que el menor pueda quedarse con esa nueva familia mientras la madre cumple su condena.

reclusorio de mujeres
Imagen: Luba Lukova.

En la pasada Legislatura, la Dra. Carla Angélica Gómez Macfarland realizó un estudio sobre los menores que viven con sus madres en centros de reclusión en México. Las cifras son crueles y retratan la discriminación que se vive como mujer también en el sistema penitenciario.

¿A qué nos referimos con el “interés superior del menor” si en muchos casos son invisibles? ¿Acaso un ser invisible es importante? ¿Y qué decir sobre las políticas de género? Niñas y niños aislados de la sociedad, niñas y niños que aprenden a caminar esquivando personas, en ocasiones tiradas en el piso, que gatean queriendo agarrar cosas que una madre no les dejará tocar por representar peligro. ¿Qué futuro para estos seres invisibles? Podemos defenderlos no sólo por los derechos humanos y garantías individuales consagrados en nuestra Carta Magna, sino también con la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, la Ley Nacional de Ejecución Penal, diversas jurisprudencias y los tratados internacionales signados por México.

En el estudio en comento de la Dra. Gómez Macfarland, encontramos que la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) halló en reclusorios de todo el país deficiencias en cuanto a condiciones materiales respecto de las áreas o espacios para actividades o servicios: sin planchas para dormir, poco mantenimiento a servicios sanitarios, condiciones de ventilación deficiente, presencia de fauna nociva como cucarachas, chinches, ratas o moscas; y también se observaron deficiencias en la alimentación, sobrepoblación y hacinamiento, entre otros. Asimismo, en el tema de legalidad y seguridad jurídica existe el autogobierno, cobros y privilegios, prostitución, inadecuada separación y clasificación, irregularidades en imposición de sanciones disciplinarias, entre otros elementos ilegales.

Triste situación para una nación con más tratados internacionales signados que cualquier otro país en el mundo, donde cada tratado es un compromiso hecho por escrito para cumplir con cánones de legalidad indiscutibles.

Hoy presto mi voz a todas estas mujeres, niñas y niños que deben saber que un mejor futuro sí es posible. Nacer pobres o en el infortunio no fue su culpa, pero a dónde llegarán es responsabilidad de toda la sociedad.

Referencia:
Gómez Macfarland, Carla Angélica (2017), “Menores que viven con sus madres en centros penitenciarios: legislación en México”, Cuaderno de Investigación, No. 34, Instituto Belisario Domínguez, Senado de la República.


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La política exterior de Joe Biden frente a México y Canadá

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La relación bilateral México-Estados Unidos vive uno de los momentos coyunturales más importantes de su historia reciente: el relanzamiento de la relación bilateral con la llegada de la administración demócrata al Ejecutivo de Estados Unidos.

Desde sus primeros días en la Casa Blanca, el presidente Biden ha mostrado que su lema “America is Back” significa que está decidido a posicionar de nuevo a Estados Unidos como uno de los grandes países líderes del mundo. En ese sentido, en las últimas semanas ha desplegado una serie de estrategias que se podrían interpretar como el primer momento de el reposicionamiento de su país. De distintas maneras, las muestras de poder americano han resurgido en todos los sentidos. La estrategia demostrada hasta ahora combina el uso del poder duro, el bombardeo en Siria sobre milicias supuestamente pro-iraníes a finales de febrero, con el poder blando en dos niveles el multilateral y el bilateral.

A nivel multilateral, el acercamiento con sus aliados europeos, en la Conferencia de Munich por ejemplo, fue contundente. El presidente Biden hizo un llamado a reforzar el multilateralismo para fortalecer la alianza transatlántica tanto en materia de defensa como en materia económica y la solución de problemas globales como la pandemia del Covid-19. 

bilateral canada
Imagen: E&E.

A nivel bilateral, es claro que su interés en la región de América del Norte es prioridad. El presidente Biden tuvo reuniones, tanto con el Primer Ministro de Canadá, Justin Trudeau, como con el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador. En ellas quedó claro, que una vez más la agenda trilateral se construirá desde lo bilateral y teniendo como centro a Estados Unidos, posicionándolo como líder en la región.

En ambos casos, la cordialidad diplomática del presidente Biden y su equipo quedaron demostradas. Las reuniones fueron por Zoom, de acuerdo a la tendencia de la época que vivimos, y a pesar de la frialdad que una reunión por este tipo de plataformas virtuales puede proyectar, quedó manifestado su interés por plantear la relación desde los temas de convergencia más que desde aquellos que son divergentes.

En el caso de Canadá, el presidente Biden inició la reunión diciendo que el país más importante para Estados Unidos es su vecino del norte y, a pesar de las tensiones provocadas por su iniciativa de cancelar el proyecto del gasoducto Keystone, los temas de convergencia prevalecieron en la búsqueda de soluciones comunes como la pandemia, el cambio climático, la recuperación económica o el reforzamiento de alianzas, como cuando se habló del futuro de NORAD (North American Aerospace Defense Command).

En el caso de México, la reunión del pasado 1 de marzo inició con un gesto de amistad al decir que “si bien la relación entre ambos países no ha sido de vecinos perfectos, si trabajan juntos serán más fuertes y seguros”. El presidente “tendió la mano” a su vecino del sur al decir que “tratará a México como igual”. Esto puede sonar un poco fuerte, e incluso hasta se puede ver como un gesto magnánimo de un país poderoso hacia una nación con menor poder. Pero, frente a la especulación que había en torno a cómo se llevaría Joe Biden con el presidente mexicano López Obrador, que a todas luces parecía tener preferencias por el antiguo inquilino de la Casa Blanca, se debe ver entonces como un gesto de acercamiento importante.

relacion bilateral mexico
Imagen: Nexos.

En términos de los temas presentados en la reunión, si bien hay temas parecidos a la agenda con Canadá: la recuperación económica, la pandemia o el cambio climático, el tema de convergencia por excelencia fue el de la migración. En ese asunto ambos mandatarios dejaron claro que las raíces del problema migratorio se tienen que abordar desde los lugares de origen y que la estrategia debe estar acompañada de acciones tanto legales como de gestión.

En ese sentido el gobierno de Biden ha hecho propuestas interesantes que parecen más de tipo doméstico, pero que buscan mejorar el esquema de migración actual hacia Estados Unidos. El ofrecimiento de buscar la forma de legalizar a inmigrantes indocumentados en dicho país beneficiaría a 5 millones de mexicanos, por ejemplo. La propuesta de México en voz de su presidente fue interesante, aunque tampoco es nueva, ya que plantea la vieja idea de un mercado laboral entre los dos países si se lograran hacer acuerdos laborales para fomentar una migración legalizada. La postura del presidente mexicano deja de lado una propuesta doméstica que ponga sobre la mesa una nueva política migratoria en el país.

La reunión no abordó muchos temas de relevancia, como fortalecer la seguridad o problemáticas más inmediatas, por ejemplo, el asunto de la nueva Ley Energética en México que de entrada afectará a los inversionistas en el sector, tanto norteamericanos como canadienses, entre otros. Pero recordemos que también en el caso de Canadá, las tensiones bilaterales se dejaron de lado para que, desde la cordialidad, avanzar los temas de convergencia.

El estilo del presidente Biden y su gabinete nos queda claro tras ambas reuniones, es totalmente diferente al estilo de Donald Trump, quien ponía los temas de divergencia, el lenguaje amenazante y avasallador como parte de su estrategia para relacionarse con los otros países. En cambio, con Joe Biden, sin ser blando, la “vuelta a la normalidad” en el trato a sus aliados, en las formas al menos, constituyen un aspecto de suma importancia para reconstruir el papel de Estados Unidos en el mundo. “America is Back, indeed”.


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Lecciones de El Cuento

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Edmundo Valadés, el genial autor de La muerte tiene permiso, sostuvo que en un cuento, la única posibilidad que el escritor tiene de ser reconocido pasa necesariamente por el estilo.

“Es la marca de fábrica, la manera personal de contar la historia, de tender a su estructura, de perfilar personajes, de manejar el idioma, de tramar un cuento que resulte inolvidable, como también lo será él mismo”, expresó el creador de la revista El Cuento, la hoy desaparecida publicación que en su día fue la referencia del género en el mundo de habla hispana.

El estilo es la personalidad. Es todo aquello que caracteriza a un ser humano y que refleja en su entorno más inmediato. En literatura el estilo es parte de la personalidad del escritor, aunque en el proceso creativo el estilo se refiere a la manera en que un autor se vale de ciertas leyes, normas y técnicas, para expresarse.

El estilo es consustancial a la literatura. Puede ser bueno, malo, excelente o regular, pero cuando está ausente, cuando del texto se deduce el parentesco con el idioma sólo por la presencia de las palabras, puede haber escritura, mas no literatura.

Hay estilos que se ensanchan y se universalizan en ciertas épocas, convirtiéndose en el sello de una generación –independientemente de las particularidades de cada uno de los integrantes de esa generación. Por ejemplo, pocos lectores acuciosos dejarían de reconocer un estilo en la cuentística francesa del siglo XIX y otro en la cuentística estadounidense de principios del pasado.

lectores asiduos
Imagen: Pinterest.

Es indudable que en los últimos años el género cuento ha repuntado en el interés de los lectores mexicanos. La cultura audiovisual en que vivimos, con su carga de mensajes digeridos, pudiera explicar cierta predilección por lo breve entre quienes siguen creyendo en los libros. Lauro Zavala cree advertir que esta “cultura del fragmento” ha llevado a los escritores más sensibles a utilizar no sólo la palabra cotidiana, sino “muy especialmente el tono periodístico y hasta testimonial propios de la crónica, de tal manera que en muchos casos es difícil distinguir entre periodismo y creación literaria, entre testimonio y ficción”.

Respecto al creciente interés en el género, el mismo estudioso supone que una de las razones pudiera ser la explosión numérica de la universidad de masas, con el consiguiente aumento del número de lectores (y, por lo mismo, de autores y editores) de narrativa breve, acompañados por la multiplicación de los premios, becas, encuentros y talleres literarios en todo el país, y la relativamente reciente costumbre de organizar presentaciones de libros.

Me gustaría proponer que otro factor que impulsa la lectura son los medios masivos, la radio y la televisión y en particular el Internet. Es una propuesta controversial, pues a los medios electrónicos se les ha señalado como responsables de los altos índices de no lectura. Sin embargo, me parece que el asunto no ha sido bien estudiado y que podríamos encontrarnos ante un cliché o un mito.

En un encuentro convocado para definir políticas culturales, el sociólogo francés Alain Touraine me dijo: “Quisiera no ser paradójico, pero francamente no veo de dónde viene este pesimismo que se escucha en el mundo entero: «Los libros nadie los lee».” Mucha gente lee libros, mucho más que antes. «Lo escrito desaparece frente a la imagen». Y atribuye esto en parte a la proliferación de los adminículos electrónicos.

Definir lo que es un cuento puede resultar una tarea tan peligrosa como intentar una definición de “belleza” que satisfaga a todo el mundo. Sin embargo, hay puntos en los que están de acuerdo la mayoría de los autores contemporáneos: extensión inferior a la de la novela, tensión constante y desenlace inesperado.

A partir de estos y otros puntos se ha intentado formular leyes, que como no atañen a fenómenos comprobables y medibles como la fuerza de gravedad o la curvatura de la luz en las proximidades de los astros, pueden dar a teóricos y críticos un placer semejante al que obtenían los padres de la Iglesia al discutir sobre el sexo de los ángeles, pero de poca utilidad al proceso creativo en sí.

proceso creativo del cuento
Imagen: Tumblr.

William Faulkner dijo en alguna entrevista que, si el escritor está interesado en la técnica, más le valdría dedicarse a la cirugía o a la colocación de ladrillos. Opinión extrema, sin duda, pero tiene lo suyo.

Edmundo Valadés, en contra, fue capaz de revisar brillantemente todos los aspectos teóricos del cuento y concluir con una sencilla confesión: “… al término de especulaciones, el cuento tiene leyes secretas, misteriosas, y lo único que sé es que sólo el cuentista es quien puede intuirlas”.

Entre aquel tajante rechazo a la técnica, y este azoro frente a los misterios de la creación literaria hay, digamos, un canal de navegación por el que es posible transitar muy provechosamente.

¿Qué es, pues, “un cuento” en literatura? Julio Cortázar dice que el cuento “parte de la noción de límite, y en primer término de límite físico, al punto que en Francia, cuando un cuento excede de las veinte cuartillas, toma ya el nombre de nouvelle, género a caballo entre el cuento y la novela propiamente dicha”.

Otras aproximaciones o intentos de definición:

Ernesto Sábato: “El cuento tiene que dar en pocas palabras una idea toral y poética”.

Robert Stanton: “El autor de un cuento debe crear y poblar su mundo, y simultáneamente zambullirse en la acción”.

Mario A. Lancelotti: “El tour de force del cuentista consiste en convertir el acontecimiento en un lenguaje; el cuento no es una forma estática”.

Silvina Bullrich: “El cuento puede darse todos los lujos menos el de ser incompleto; el cuento es un hecho consumado, una íntima parcela de vida completa en medio de los años que abarcan el pasado de un hombre sobre la tierra”.

Alberto Moravia: “El cuento debe sujetar en su silla al lector”.

mar de cuentos
Imagen: Pinterest.

H. H. Murena: “El cuento es algo así como una gota de agua vista con una lupa, y por lo tanto en ella está el universo entero”.

A mediados del siglo antepasado Edgar Allan Poe –sin duda punto de referencia para la cuentística contemporánea- publicó su famoso análisis sobre el cuento o historia corta:

Un hábil artista literario ha construido una narración. Si prudente, no ha modelado sus ideas para conciliarlas con su trama; pero habiendo concebido, cuidadosa y deliberadamente, cierto efecto único a lograr, entonces pergeña tales incidentes, y combina tales hechos como mejor le sirvan para lograr ese efecto preconcebido. Si desde la misma primera línea no se tiende al logro de ese efecto, entonces habrá fracasado en el primer paso. A lo largo de toda la extensión de la obra no incluirá una sola palabra cuya tendencia, directa o indirecta, no sea hacia la consecución de ese diseño preestablecido.

En 1925, otro par de la República de las Letras, el uruguayo Horacio Quiroga, publicó su Manual del perfecto cuentista en cuyo punto V aconseja: “No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra a dónde vas. En un cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi la misma importancia que las tres últimas”.

Cuarenta y cinco años después Cortázar diría: “Un cuento es malo cuando se lo escribe sin esa tensión que debe manifestarse desde las primeras palabras o las primeras escenas”.

Y de nuevo Edmundo Valadés: “Un cuento debe estar conformado como un círculo trazado de principio a fin, sin que sea válido salirse de él. Hay que sujetarse a la redondez que exige, a la continuidad de la historia preestablecida, que debe desenvolverse sin rodeos o divagaciones innecesarias o excluyentes, hasta alcanzar el punto que la cierre”.

Un cuento debe dejarnos la sensación de que los hechos descritos –trátese de situaciones extraordinarias en que se involucran seres ordinarios o de seres extraordinarios atrapados por asuntos ordinarios–, no sólo son posibles sino que incluso nos pudieron haber pasado a nosotros mismos.

Juego de ojos.

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