Estados Unidos

¿Cuánto estamos pagando por el muro?

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La promesa del presidente de Estados Unidos de construir un muro en su frontera sur que sería pagado por México, va cobrando sentido y paulatinamente se convierte en realidad patente. Las recientes declaraciones del mandatario ante miembros del partido republicano en Nueva Jersey señalando que nuestro país ya está pagando el muro, van más allá de un simple alarde de campaña ante sus correligionarios, constituye, de hecho, una demostración de fuerza y un recurso para influir en el derrotero del juicio que se ha iniciado en el congreso en su contra.

La justificación de tal determinación a establecer un obstáculo físico en una de las fronteras más extensas y dinámicas del mundo fue planteada desde su origen en términos de la amenaza que representaba para la sociedad vecina la inmigración indocumentada proveniente del sur y la facilidad que la porosidad de ese territorio ofrecía al crimen organizado para el trasiego de drogas con las que se envenenaba a sus ciudadanos. Los “bad hombres” debían ser frenados. La política migratoria norteamericana se tornó más estricta, se incentivó la detención y expulsión de indocumentados.

 Las caravanas migrantes que se organizaron desde Honduras a partir de 2018, ofrecieron un buen pretexto para endurecer la presión sobre el gobierno mexicano y trasladar a éste la responsabilidad de impedir la llegada de los contingentes a la frontera norte. Ante la amenaza estadounidense de tomar medidas arancelarias contra nuestro país, de no acatar sus condiciones en materia migratoria, México ha implementado una severa estrategia de contención en el sureste del territorio, cuyos resultados han sido aplaudidos por Donald Trump, pero han sido severamente cuestionados en diversos espacios por el dramático giro de la política doméstica respecto del fenómeno migratorio.

muro y migracion
Ilustración: Hing Rodríguez.

México se convirtió de facto en el tan anhelado muro del presidente norteamericano, casi con certeza, a ello se ha referido cuando asegura que ya estamos pagando por él. Si lo analizamos en su justa dimensión, su expresión es cierta, tanto en términos económicos, como en costo de oportunidad e imagen pública, que también impacta en prestigio nacional.

Desde luego, el despliegue de los efectivos de la Guardia Nacional tiene un costo financiero, con una logística compleja: traslado, alojamiento, alimentación, servicios, materiales, combustibles, vehículos, salarios. A ello se deben sumar las transferencias económicas que se han realizado como apoyo a otros gobiernos para actividades productivas que permitan generar condiciones laborales locales y desincentivar el desplazamiento de sus connacionales.

 El costo de oportunidad es otro factor, los recursos humanos, materiales y financieros de las fuerzas destinadas a la tarea de contención de las caravanas migrantes en la frontera sur, dejan de cumplir otras misiones relevantes que fueron, precisamente, la justificación de su creación, como una manera de transformar la fallida estrategia de combate al crimen organizado.

Finalmente, México debe pagar también un precio en imagen y prestigio, en principio, ante los países de la región de donde proviene la migración, donde, en otro tiempo, nuestro país ejerció un liderazgo destacado, entre otros aspectos, por su política de neutralidad y puertas abiertas.

mexico paga muro
Ilustración: The Daily Beast.

De alta complejidad y vulnerabilidad puede calificarse la incómoda posición de México, con dos presiones sensibles en el entorno regional de las que difícilmente podrá sustraerse en el mediano plazo. No se observa en el panorama una reducción en los flujos migratorios procedentes de Centroamérica, donde la expulsión es fomentada principalmente por las precarias condiciones económicas y de seguridad. Tampoco se perciben posibilidades de que la política del poderoso vecino vaya a suavizarse sobre el tema. Más bien, es predecible que la línea discursiva sobre México sea recurrente, si así conviene a la popularidad del mandatario norteamericano, a su imagen o a cualquier circunstancia adversa de la que deba echar mano de algún distractor.

El gobierno mexicano fue categórico y enfático en señalar, ante las primeras insinuaciones, que nunca pagaríamos por el famoso muro, las evidencias, parecen demostrar que sí lo hacemos ya.


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Otra de las mentiras de Trump en Davos

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El talón de Aquiles de la economía mexicana es el comercio exterior de bienes y servicios, porque somos estructuralmente deficitarios: el valor de nuestras exportaciones es muy inferior al de lo que importamos, a excepción del comercio con Estados Unidos.

Mucho de lo que será el 2020 en materia económica, dependerá de las perspectivas globales y, sobre todo, del desempeño del vecino; Trump dijo en el Foro Económico de Davos que “Estados Unidos está en pleno boom económico, como no se ha visto nunca antes en el mundo”. Una más de sus grandes mentiras.

En una réplica inmediata al discurso de Trump, el Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, criticó su versión “totalmente errónea” y que evadiera el tema toral del cambio climático.

En lo que Trump tiene razón es en que las ganancias bursátiles están al alza; el grave problema estadounidense es que las utilidades que generan las actividades productivas van a la baja.

Donald Trump con Klaus Martin Schwab
Donald Trump con Klaus Martin Schwab, presidente ejecutivo y fundador del Foro Económico Mundial (Fotografía: CNN).

Para Goldman Sachs o BlackRock –corporaciones financieras– la perspectiva económica es optimista, mientras que los presidentes de las grandes empresas productivas de Estados Unidos, según encuestas, este 2020 tienen como su principal preocupación las señales de una recesión, tema que en 2019 les preocupaba en tercer lugar. 

Y es que, a pesar de los estímulos fiscales y de una mayor desregulación económica, meollo de la política económica de Trump, y de las tasas de interés muy bajas, el PIB estadounidense va a la baja; apenas creció 2.1% el último trimestre, contra el 2.4% anual promedio del segundo periodo de Barack Obama.

Duraron muy poco los estímulos fiscales a las inversiones productivas, porque lo que hicieron las corporaciones beneficiadas con la disminución de sus impuestos fue recomprar acciones por 800 mil millones de dólares en 2018. No por casualidad, esa millonada de dólares es casi igual al déficit fiscal de un billón de dólares del 2019, monto récord en tiempos de paz.

Trump tampoco ha controlado el endeudamiento externo, el cual ha crecido a razón de 500 mil millones de dólares cada uno de los dos primeros años de su administración, ni ha reducido el déficit comercial externo de Estados Unidos, a pesar de sus guerras y violaciones comerciales con otros países.

Joseph Stiglitz, Davos 2020
Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía 2001 (Fotografía: La Opinión).

El gobierno de Trump ha sido bueno para el 1% más rico y especialmente para el 0.1% de los estadounidenses, pero para nadie más. En un excelente artículo, dice Stiglitz que la marca de la administración es la incertidumbre, la volatilidad y la prevaricación, en vez de la confianza, la estabilidad y la equidad, tema este último sobre el que aporta datos alarmantes.

Por ejemplo, dice Stiglitz que la esperanza de vida al nacer en Estados Unidos se viene reduciendo, en parte porque Trump hizo que millones de estadounidenses perdieran la protección social o seguros médicos, y en parte por lo que el Premio Nobel de Economía, Angus Deaton, llama “muertes de desesperación”, causadas por alcoholismo, sobredosis de drogas y suicidios.

Si así va Estados Unidos en su política, en su sociedad y su economía, hagamos lo posible en México por sufrir menores consecuencias, construyendo un entendimiento político, mejorando el bienestar social y desarrollando capacidades productivas públicas y empresariales.

EU-China: entre treguas comerciales y la profundización de la desvinculación

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Apenas este 15 de enero Estados Unidos y China acordaron una “tregua comercial” al menos hasta 2021: después de múltiples fricciones durante 2018-2019 ambos países acordaron un aparente “cese al fuego” en un documento de 94 cuartillas y con 8 capítulos sobre propiedad intelectual, transferencia de tecnología, comercio de alimentos y productos agrícolas, servicios financieros, políticas macroeconómicas y temas sobre el tipo de cambio y transparencia, incremento del comercio, evaluación bilateral y resolución de disputas y disposiciones.

Los compromisos por parte de China en el corto plazo serán significativos y particularmente en materia de incremento de sus importaciones de Estados Unidos, de 77,000 de dólares y de 123,300 millones de dólares para 2020 y 2021, respectivamente, y con objetivos anuales en productos agrícolas, manufacturados y servicios. Más allá de lo inverosímil de estos objetivos, el documento parte de los incrementos comerciales del año 2017 –año de las mayores exportaciones estadounidenses a China, siendo que desde entonces se desplomaron en casi un 20%, con lo que las exportaciones en productos agrícolas de 2019, por ejemplo, debiera aumentar en casi 400% hasta 2021–, la “tregua” no incluye explícitamente un grupo de temas que seguirán siendo de enorme relevancia bilateral inmediatamente y hasta 2021.

estados unidos y china
Imagen: Sintesity.

El documento no incluye el contexto general de la “competencia entre grandes potencias”: el proyecto de “globalización con características chinas” propuesto por el presidente Xi Jinping desde 2013 y bajo la Iniciativa de la Franja y la Ruta, en contraposición al proyecto estadounidense y occidental desde mediados del siglo XX.

Más allá del tema anterior y de largo plazo, Estados Unidos se seguirá reservando el derecho de tomar medidas unilaterales en al menos dos ámbitos, incluso en el corto plazo, además de hacerlo en caso de que China no cumpla con lo pactado anualmente en el acuerdo.

Por un lado, medidas en contra de empresas chinas con liderazgo tecnológico –varias docenas de empresas en un listado de monitoreo permanente (entity list) y con las que las empresas estadounidenses tienen serias restricciones y/o prohibición de proveeduría, destacando el caso de Huawei– y en múltiples sectores bajo el argumento de la seguridad nacional. La Administración Trump no sólo ha incrementado la presión sobre socios –por ejemplo en Noruega y Alemania– en contra de Huawei, sino que también ha iniciado medidas muy específicas por parte del Departamento de Defensa en el ámbito de las tierras raras y pequeños drones.

Las tierras raras –las cuales integran más de 35 minerales requeridos para la producción de productos electrónicos tan variados como las telecomunicaciones y aviones– son fabricados actualmente en más de un 70% por empresas chinas, seguidas de Australia y Estados Unidos e incluyen a minerales como el litio que son fundamentales para la fabricación de baterías de autos eléctricos, tecnología controlada de nueva cuenta por empresas China. En el caso de los drones pequeños –en Estados Unidos el mercado es controlado en casi un 80% por la empresa china DJI–, el propio Departamento de Defensa ha iniciado con varios programas para promover a los fabricantes estadounidenses y reducir la dependencia china.

potencias mundiales
Imagen: Shutterstock.

En segunda instancia, la Administración Trump está seriamente considerando reducir el nivel del valor agregado de los productos sujetos a los controles de exportación según la legislación estadounidense: por el momento es de 25% y pudiera bajar al 10% o incluso menos, con el objeto de afectar directamente a los sectores que considera como sensibles a la apropiación tecnológica china y/o de seguridad nacional, puntualmente con el objetivo de afectar la cadena de proveeduría de Huawei vía terceros países (por ejemplo de empresas de Taiwán como TSMC).

Tanto Estados Unidos como China han iniciado con respectivos procesos de sustitución de importaciones de sus respectivas contrapartes: en el caso de China con la fabricación de productos sensibles importados desde Estados Unidos y otros países –por ejemplo de semiconductores que todavía no produce para la electrónica y telecomunicaciones, puntualmente para el caso de Huawei– y Estados Unidos de tierras raras y drones pequeños, entre otros.

Desde esta perspectiva no queda claro si la “tregua” es tal, o más bien se trata de la posibilidad de que ambos países tomen medidas para profundizar su respectiva independencia o desintegración (decoupling), aunque con certeza estamos viviendo una etapa del “comercio administrado” y muy lejano al libre comercio internacional de las últimas décadas.

Irán tema central de último debate demócrata

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El último debate demócrata, antes del inicio de proceso de selección, tuvo como tema central la política exterior estadounidense.

El conflicto en Medio Oriente y las propuestas para evitar un conflicto armado con Irán fueron las preguntas más recurrentes durante el más reciente debate de candidatos demócratas  a la Presidencia de Estados Unidos.

Debido a que dentro de tres semanas comenzará el proceso de selección partidario los postulantes debieron de tomar una postura acerca de retirar o mantener las tropas americanas en Medio Oriente.

Los senadores progresistas Bernie Sanders y Elizabeth Warren, prometieron que si llegan a la Casa Blanca traerán “a casa” a las tropas; mientras que el exvicepresidente Joe Biden y la senadora Amy Klobuchar, más moderados, dijeron que las mantendrían en algunos lugares.

“Creo que necesitamos sacar a nuestras tropas de combate”, sostuvo Warren, tercera en las encuestas. Deberíamos acabar con esa mentalidad de que todo se puede resolver con tropas de combate.

Por su parte, Biden prometió que si llega a la Casa Blanca dejará algunas tropas en Medio Oriente para que “patrullen” el Golfo Pérsico y para que continúen con la lucha contra el grupo terrorista Estado Islámico (EI), que llegó a dominar amplias zonas de Siria e Irak.

En tanto, Klobuchar señaló que dejaría algunas tropas, pero no en el mismo nivel al que nos está llevando el presidente Donald Trump. Por lo que de llegar a la Presidencia, explicó que retiraría a los soldados estadounidenses de Afganistán, pero mantendría cierta presencia en la frontera entre Siria y Turquía.

Por su parte, el alcalde de South Bend (Indiana), Pete Buttigieg, el único con experiencia militar, dijo que si como presidente, tiene que autorizar una intervención militar en el extranjero, pediría al Congreso que aprobara esa acción, cuyos resultados serian evaluados cada tres años.

El debate, que fue televisado por la cadena CNN, se realizó en el estado de Iowa en donde el próximo 3 de febrero se realizará la primera votación demócrata hasta el momento Biden lidera las encuestas con un 20.7 por ciento de la intención de voto, pero solo 0.4 puntos por encima de Sanders.

Con información de Notimex.

Regresar a casa

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#RegresarACasa

Cuando uno ve lo que está pasando en Irán en estos días, así como el movimiento de tropas estadounidenses a esa región del mundo, se puede imaginar la vida del soldado. De ese joven que tiene que estar ahí por instrucciones de sus superiores, sirviendo a la patria. Se le puede imaginar no sólo en este momento histórico, sino en cualquiera donde haya existido una guerra, un conato de guerra o simplemente una ocupación temporal postguerra, como ha sido el caso de Irak o Afganistán. Cuando además, conocemos la vida de un mexicano-norteamericano que defiende, en este caso, los colores de Estados Unidos, el tema se puede volver desgarrador.

Hoy contaré la historia de Miguel (advierto que cambié el nombre y omitiré más información personal sobre él para mantenerlo en el anonimato), un joven soldado de 21 años que en este momento se encuentra trasladado de la base militar de Fort Bragg, en Carolina del Norte, a las costas de Kuwait para estar, como muchos otros soldados, en calidad de “reserva” por si hay una guerra con Irán. Ese grupo de tropas desplegadas por el gobierno de Estados Unidos, y que oímos en las noticias, a veces sin prestar mayor atención, no son más que jóvenes soldados quienes, uno a uno, traen su historia personal cargando y sus propias motivaciones de por qué ingresaron al Ejército o la Marina de su país. Lo que generalmente no tienen claro, es para qué sirven a su país o cuál es el motivo de su traslado, o qué problemas se tienen con la nación con la que se está en conflicto. Ellos sólo siguen órdenes. En el caso de Miguel, su causa personal para ingresar al Ejército fue su situación económica.

Nacido en la Ciudad de México y siendo hijo de padres mexicanos, Miguel emigró a California siendo un niño. Antes de que Miguel cumpliera los ocho años, sus padres decidieron irse para allá a probar fortuna. 2005 fue el año que marcó la vida de ese niño, quien dejaba su país para convertirse en ciudadano de otro, al que hoy defiende en las costas de Kuwait. Creció sano y amado por sus padres, pero con tropezones económicos que le quitaban cierta estabilidad. Así, un buen día y a los dieciocho años, decidió incorporase a la armada estadounidense. No estaba convencido de que era su vocación, pero sí de que estar ahí le daba posibilidades de desarrollo estable y sin los altibajos económicos como los que había vivido. No pasaron ni cuatro meses y se dio cuenta que esa estabilidad aparente, sólo era en lo económico. Muy pronto comprendió que se separaba de todo y de todos. Entendió que estaba a merced de sus superiores y no le gustó esa forma de vida. El problema es que cuando se quiso salir, simplemente no lo dejaron. Tenía un compromiso que cumplir y si dejaba la armada se consideraba traición a la patria. Tendría que cubrir sus años de servicio a la armada a la que él mismo, de manera libre, había decidido ingresar.

Cuando una madre tiene a un hijo en el Ejército, siempre está angustiada por él. En el caso de Miguel era incluso peor, porque la madre ya sabía que él no quería estar en el Ejército y, sin embargo, tenía que estar allá. La separación de la familia fue dura para todas las partes. Para Miguel, porque dejaba ese calor de hogar que siempre tuvo y porque, además, por ser mexicano, tenía más arraigo y cercanía con su familia. No era el típico joven norteamericano que a los 18 años se separa de su familia para irse a educar a otra parte o simplemente se alista al Ejército porque no tiene los medios para estudiar, trabajar y dejar su casa.

Miguel era hogareño. Para sus padres era durísimo porque, una vez asignado a su base, su contacto era mucho menor; y ahora que estaba del otro lado del mundo no tenían comunicación alguna con él. Al no saber nada de su hijo amado, la madre entró en una angustia brutal. Además, para toda su familia, Miguel era un mexicano que ni siquiera estaba defendiendo a su país, sino a otro del que no se sentía parte. Había vivido en él, pero siempre se había sentido un extranjero en ese país. Siempre era “the mexican” por más que sus papeles ya estuvieran arreglados y fuera un ciudadano de Estados Unidos. Para los norteamericanos no importan tus documentos o tu estatus migratorio, siempre serás mexicano, y por lo mismo, un extranjero en su tierra.

Ahora trato de imaginar a Miguel en esa base militar de Estados Unidos en Kuwait, rodeado de jóvenes como él, que visten un uniforme militar y que en sus caras reflejan absoluta incertidumbre sobre lo que va a suceder. Por ahí han pasado las tropas que han entrado a Irak y a Siria a combatir a Isis, los que fueron trasladados a Afganistán durante y después de la guerra contra los talibanes. Una base militar sin mucho que ofrecer, lejos de casa y lleno de caras asustadas de chavos veinteañeros que realmente no saben bien lo que hacen ahí. Que tienen que estar dispuestos a matar y a morir por una causa que no entienden y que, en muchos casos, ni siquiera conocen. Me imagino también cómo debe estar recordando a la gente que dejó en Estados Unidos; probablemente una novia a la que quería, sin duda a unos padres angustiados y a muchos amigos quienes, en libertad, se reúnen en algún bar para contar las anécdotas de sus empleos o negocios y cómo uno de ellos renunció feliz al yugo de un jefe insoportable. Él no podía hacerlo. Su obligación era obedecer y cumplir con sus años de servicio. Era equivalente a estar en una cárcel en donde, además, no sabías qué te deparaba el destino.

Probablemente Miguel esté pensando lo mismo que muchos de nosotros; que no hay nada más contrario y opuesto a la razón que una guerra, que matarse entre seres humanos es un hecho irracional. Que frente a ellos seguramente habrá jóvenes soldados iraníes que también vienen de alguna familia, que probablemente esos soldados se enlistaron en el Ejército por las mismas razones que él y que tampoco sabrían bien a bien por qué se encontraban peleando una guerra. Hace poco leí una frase que decía, palabras más, palabras menos, que en la guerra peleaban y morían jóvenes soldados que ni se conocían ni se odiaban, por instrucciones de viejos que se conocen y se odian, pero (estos últimos) no pelean, ni mueren.

Ojalá Miguel no tenga que pelear y morir. Ojalá ninguno lo haga, y rezo para que haya cordura en todas las partes. Se nos olvida que son jóvenes quienes pelean las guerras, jóvenes que apenas están iniciando su vida, que están confundidos en esas disputas, que están en países que ni conocen y que probablemente no ubiquen en un mapa, cada uno recordando su vida antes de ser soldados, cada quien en su variado origen, coincidiendo en una zona geográfica del planeta para actuar en cuanto se les ordene. Me imagino entonces a Miguel y a todos los soldados que se encuentran allá, así como a los iraníes que están concentrados en sus bases militares, y en general, a todos los soldados que están desplegados por todo el mundo, teniendo el mismo anhelo. Uno muy simple y poderoso: regresar a casa.

China eliminada de lista negra de EUA

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A escasa horas de que China y Estados Unidos firmen la fase 1 de un acuerdo comercial, la nación asiática dejará de ser sancionada.

La guerra arancelaria comenzada por Donald Trump en contra de China se acerca a una fase de acercamiento entre ambas naciones después de meses de dimes y diretes entre los encargados de las negociaciones, pero se espera que este 15 de enero las comisiones comerciales firmen la primera fase de un acuerdo.

Horas, antes de que se concrete este cese de hostilidades, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos revocó una decisión de agosto de 2019 que acusaba a China de manipulación cambiaria para obtener ventajas competitivas en el mercado internacional.

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En ese entonces se afirmó que la nación comunista estaba devaluando su moneda para contrarrestar el aumento de aranceles impuestos por Estados Unidos a las exportaciones provenientes de China, situación que fue desmentida por funcionarios chinos pero eso no impidió que la nación asiática fuera sancionada.

China se ha comprometido con abstenerse de devaluar su moneda con fines competitivos, además de promover la transparencia y la rendición de cuentas, señaló la dependencia este lunes.

“El Departamento del Tesoro continúa trabajando activamente para desmantelar barreras injustas al comercio y para alcanzar un más libre y más recíproco intercambio con los principales socios comerciales de Estados Unidos”, añadió en un comunicado.

El anuncio de agosto de 2019 del secretario del Tesoro de EU, Steven Mnuchin, obligó a las autoridades de Beijing a aumentar la transparencia sobre la forma en que manejaban el yuan.

Algunos de los datos aportados por Beijing respaldaron la opinión del Departamento Tesoro de que el Banco Popular de China participa en devaluaciones competitivas de su moneda, dijeron fuentes consultadas por Bloomberg.

Pero los economistas criticaron la decisión de Estados Unidos de acusar a China de manipulación cambiaria. El Fondo Monetario Internacional (FMI) dijo en septiembre que el yuan está bastante valorado y que no hay evidencia de manipulación. El debilitamiento de la moneda china también podría atribuirse a una desaceleración en el crecimiento.

Mnuchin anunció la designación después de que el yuan rompiera el nivel de 7 por dólar por primera vez desde 2008, lo que provocó la ira de Trump. 

Con información de Notimex.

EUA y China afinan detalles de acuerdo comercial

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Reportes señalan que el viceprimer ministro chino, Liu He, firmará la fase uno del acuerdo comercial con EUA.

Las tensiones entre el gobierno chino y la administración de Donald Trump comenzaron a relajarse desde mediados del pasado mes de diciembre cuando se anunció que las delegaciones negociadoras de ambas naciones concretaron un acuerdo comercial para poner detener momentáneamente la guerra de aranceles.

La tregua pactada incluye que en los próximos dos años China llegue a casi duplicar sus compras de exportaciones estadounidenses, incluidos 80 mil millones de dólares adicionales en productos agrícolas.

De igual forma el gigante asiático se compromete a mejorar la protección de la propiedad intelectual del país americano y dejar de obligar a las compañías de ese mismo país a transferir tecnología.

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Estados Unidos, por su parte, detuvo las tarifas sobre 156 mil millones de bienes chinos importados y redujo de 15 a 7.5 por ciento las tarifas sobre 120 mil millones de productos de Beijing aplicadas desde septiembre pasado.

Permanecen sin cambios las tarifas del 25 por ciento que se aplican desde marzo de 2018 a bienes chinos, hasta por 250 mil millones de dólares. Todo esto no ha sido confirmado por los enviados comerciales ya que aún no se ha hecho pública ninguna versión del texto, y los representantes chinos todavía no se han comprometido públicamente con puntos clave como el aumento de las importaciones de bienes y servicios estadounidenses en 200.000 millones de dólares en dos años.

Viceprimer ministro chino en la Casa Blanca

El ministerio de comercio de China confirmó que Liu He, jefe del equipo de negociación del país en las conversaciones comerciales con Estados Unidos y viceprimer ministro del país comunista, firmará el acuerdo de “Fase Uno” en Washington.

He estará en Washington del 13 al 15 de enero, dijo Gao Feng, portavoz del Ministerio de Comercio.

La guerra comercial entre las dos mayores potencias del mundo inició en 2017 cuando el presidente Trump le dio la orden al Representante Comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, para que comenzara con la investigación sobre las prácticas comerciales “desleales” de China.

Con información de Notimex y Reuters.

La amenaza de la tercera guerra y la vengancita de Irán

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La crisis generada por el asesinato del general Soleimani abrió la puerta a una nueva escalada de confrontaciones militares impredecibles entre Irán y Estados Unidos, con extensión a sus respectivos satélites y potencialmente a otros actores relevantes en el plano internacional. Las primeras reacciones políticas se mantuvieron en el plano declarativo con narrativas mutuamente amenazantes. Los efectos inmediatos se registraron en la inestabilidad del sistema financiero y en el alza de los precios del crudo, dada la natural incertidumbre y temor producidos por el evento.

La especulación sobre los escenarios futuros, corrieron desde lo temporal e intrascendente con la percepción de que, como en otros casos, el asunto podría atenderse en el ámbito diplomático, hasta lo catastrófico, que obligaba a ubicarse en el terreno bélico en virtud de la relevancia del hecho y del personaje abatido, un alto funcionario del Estado de Irán, importante figura política y militar, lo que fue interpretado como un abierto acto de guerra por parte de Washington.

La declaración de la máxima autoridad iraní dejó en claro que tendría una respuesta drástica al ataque norteamericano, reservándose el derecho a decidir cuándo, dónde, de qué manera y en qué fuerza ejercería su terrible venganza. Por su parte, el mandatario norteamericano, reiterando su actitud, fue explícito al señalar que, si se materializaba esa respuesta, actuaría con su poderoso ejército contra 52 blancos ya seleccionados de gran importancia para Irán, que podrían incluir sitios culturales.

Soleimani
Fotografía: Radio Karibeña.

Tanto el impacto político, la reacción de indignación social que la eliminación del líder persa tuvo en la región, así como la abierta postura hostil del presidente norteamericano, generaron una dialéctica incendiaria que alejaba a cada momento la posibilidad de una solución diplomática.

El escenario más peligroso, pero más posible, dadas las circunstancias era, desde luego, que habría una represalia iraní, pues difícilmente Teherán se resignaría a pasar por alto la agresión recibida, pero considerando la asimetría del poder militar y las capacidades bélicas entre los virtuales contendientes, resultaba poco probable que Irán eligiera la vía armada convencional, lo que le dejaría como opción la vía de la acción irregular, contra objetivos redituables en cualquier parte donde pudieran afectarse los intereses del enemigo.

Una situación de este tipo, supondría, naturalmente, la reactivación de acciones violentas, selectivas, contra objetivos diversificados, de manera sorpresiva, en espacios geográficos imprevistos y con intensidad diversa, que podrían ser perpetrados por cualquier tipo de fuerza, actores difusos, estatales o no estatales, reales o ficticios, con intencionalidades múltiples, que podrían revestir características de y ser calificados como actos terroristas, cuya autoría podría atribuirse a la venganza anunciada, lo que eventualmente ofrecería no sólo a los Estados Unidos, sino a otros estados aliados, la justificación necesaria para emprender nuevas represalias, lo que llevaría, como se ha vivido en otros casos de confrontación, de manera circular, a un escalamiento del conflicto de intensidad, expansión y duración impredecibles.

Guerra entre Estados Unidos e Irán
Imagen: UFO Community.

La tensión y zozobra producida a nivel global llegó a su clímax con dos tímidos ataques de cohetes perpetrados a dos bases militares estadounidenses por parte de Irán, atrayendo la atención mundial e incrementando momentáneamente el temor de la guerra. Pero rápidamente todo dio un vuelco. El canciller iraní comunicó, tras su débil respuesta armada, vía redes sociales, que con esa acción se daba por servido, lo que se interpretó más como un mensaje al interior de su nación, a manera de catarsis, que como una real represalia hacia su enemigo. El mandatario norteamericano, por su parte, aceptó triunfal la tácita “disculpa”, no sin advertencias y condicionamientos, dejando en claro que la espada de Damocles seguirá pendiendo sobre Persia si no se porta bien.

El fantasma de la guerra, venturosamente, parece haber sido conjurado, al menos en el plano convencional, pero no debe pasarse por alto, que aún queda en el ánimo de la sociedad iraní, en grupos y sectores radicales de toda la región con estrechos vínculos con el país islámico, un duelo y ánimo de revancha de reservado pronóstico.

Sólo como curiosidad: ¿Tendría algo que ver en el desenlace la coincidente y sorpresiva visita de Vladimir Putin a Damasco el martes pasado?